El Colombiano

SOBRE LOS AMIGOS MUERTOS

- Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL memoanjel5@gmail.com

Estación Tiempo, que en el mito griego es Cronos y devora a sus hijos y, en la física moderna, es Entropía y tiene como objeto que todo lo que tiene forma y movimiento llegue a su fin, lo que incluye aún a las palabras. Y a esta estación llegamos todos, los flacos y los gordos, los que hicieron y los que pasaron vacíos, los poderosos y los débiles, los instruidos y los ignorantes, los famosos y los incógnitos. Todos nacemos y morimos y, en este lapso, damos cuenta de nosotros. Los humanos somos los únicos que contamos el episodio entre aparecer y desaparece­r: la historia. Y esta, en el caso de los amigos, trasciende fechas y lugares, no se somete a la política ni a la economía, no da cuenta de intereses mezquinos ni se aferra a rencores. Con los amigos pasa que se mueren y, en esta desaparici­ón, hay que comenzar a vivir por ellos situándolo­s en la memoria, para que no se mueran.

Decía Thomas Bernhardt, en su libro el sobrino de Wittgneste­in, que uno no entierra a los amigos, que no va a su funeral, que solo se hace a la idea de que han salido de viaje y en alguna parte, una calle, la puerta de un bar, una música, un libro, nos volveremos a encontrar con ellos, así sea viéndolos de lejos, como alguien que entra en un bus y parte o voltea una esquina y desaparece. El caso es que los amigos no se mueren y, en el asunto de la entropía, se convierten en otra cosa que no importa lo que sea, pues la amistad no es un asunto de formas y lugares sino de palabras en las que se confía y con las que se construye. Los amigos muertos, que son imágenes que nos llegan a la mente, se introducen en lo que hacemos, en la percepción del otro, en lo que ya estamos viviendo teniéndolo­s presentes.

Los amigos nos hacen buena sombra. Y cuando mueren, la entropía no da cuenta de la amistad que se tejió con ellos. Esta es la única que no se destruye, pues en esto de ser ami- gos ha mediado el conocimien­to (lo único que no se acaba), la confianza que hace el camino, la alegría compartida, lo que pasó aquí y más allá del mar, la seguridad de haber tocado a alguien cierto, el haberlo sentido triste y darle acogida. Y si muere, Yehi Zijron Baruj, expresión en hebreo que significa descanse en paz y sea bendito.

Acotación: por estos días murió León Manevich, un amigo. Con ese amigo brindé por la vida (L’jaim), compartí alegrías, asistí a sus tristezas y ampliamos cada vez la amistad porque el uno no dudaba del otro. Y ese amigo se ha ido de viaje. Esto es todo lo que ha pasado

Los amigos nos hacen buena sombra. Y cuando mueren, la entropía no da cuenta de la amistad que se tejió con ellos. Esta es la única que no se destruye, pues en esto de ser amigo ha mediado el conocimien­to.

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