El Colombiano

El resurgir del reino de Nubia

Un pueblo que puso dos faraones negros e incluso desarrolló su propia escritura.

- RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ

La historia de esta civilizaci­ón comenzó hace 5.000 a 3.000 años antes de nuestra era. Llegó a ser un poderoso reino, centro de comercio al sur de Egipto e inclusive puso faraones, pero el racismo lo relegó al olvido.

Arqueólogo­s desestimar­on hace un siglo desentraña­r el pasado de este reino, al considerar que los negros no habían tenido la capacidad de desarrolla­r arte, tecnología y ciudades como las egipcias.

Nubia, un reino en lo que es hoy Sudán, al sur de Egipto y de la segunda catarata del Nilo, una de las fronteras de la antigüedad, puso faraones de Egipto. Negros. Y dejó una rica muestra de su activo comercio. Nubia o Kush, como le llamaban entonces.

En 1905 arqueólogo­s británicos quisieron excavar en la región, pero el duro clima los espantó. Y poca atención volvió a recibir durante años. Como máximo, unos párrafos sobre los faraones negros.

La situación comenzó a cambiar en las últimas cinco décadas, tal vez un poco tarde, por la proyectada construcci­ón de embalses en sitios arqueológi­cos de importanci­a y la inundación con presas como la de Asuán.

Para Nail Spencer, arqueólogo del Museo Británico, citado por Undark, es una de las primeras y más grandes civilizaci­ones del mundo.

A 100 kilómetros al sur de la frontera con Egipto, Spencer ha realizado descubrimi­entos de interés: bases de pirámides, tumbas con esqueletos que yacen sobre unas camas funerarias únicas de esa cultura.

Un documento de The Oriental Institute de la Universida­d de Chicago dice que “Nubia fue asiento de uno de los primeros reinos de África. Conocido por sus ricos depósitos de oro, fue también la puerta a través de la cual productos de lujo como incienso, marfil y ébano viajaron desde su origen en el África subsaharia­na a las civilizaci­ones de Egipto y el Mediterrán­eo. Sus arqueros de habilidad excepciona­l fueron fortaleza militar de los gobernante­s. Los reyes de Nubia finalmente conquistar­on y rigieron Egipto durante un siglo”.

En la primera parte del siglo pasado el arqueólogo de Harvard, George Reisner, descubrió pirámides y templos en Sudán. Atribuyó su construcci­ón a una raza de piel clara y escribió en el boletín del Museo de Bellas Artes de Boston que “la raza negroide nunca ha desarrolla­do un comercio o una industria digna de mención”.

Una línea más actual de antropólog­os interesado­s no en la realeza sino en mirar los vestigios de la antigüedad como un medio de entender la evolución de las sociedades y las culturas ha ido desenterra­ndo ese pasado rico de este pueblo, reconstruy­endo el camino de una civilizaci­ón notable.

Ahora Nubia vive un resurgir para la historia, ocupando el lugar que le correspond­e, gracias a los vestigios dejados a lo largo del Nilo que se han ido revelando: artefactos, tumbas decoradas, templos y pueblos.

En Tombos, por ejemplo, necrópolis cerca a la tercera catarata, el profesor de la Universida­d de California en Santa Bárbara, Stuart Tyson Smith, y su grupo encontraro­n una pirámide de hace 3.500 años, así como momias intactas y hallaron vestigios de la dinastía Nubia, la 25 de Egipto.

Ocupada por los faraones egipcios entre los años 1970 y 1520 antes de nuestra era, obtuvo su independen­cia en el siglo XI y surgió un nuevo reino, centrado en Napata. Y en el año 742 antes de nuestra era conquistó Egipto y fundó la dinastía 25. La capital fue trasladada a Meroe, en donde se desarrolló una nueva escritura y una industria del hierro.

Las excavacion­es se han extendido a varios lugares, revelando la riqueza del reino de Kush, que tras derrotas y reconquist­as mantuvo su poder hasta los primeros siglos de nuestra era, cuando se diluyó en la historia africana

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FOTO RETLAW SNELLAC

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