Arqueología bajo el suelo de Envigado
En las obras del Metroplús continúan encontrando piezas de hasta 2.500 años de antigüedad.
Ya van más de 6.000 piezas antiguas halladas en las obras del tramo 2A de metroplús, en este municipio. Conozca la importancia de los objetos.
No serán de oro, ni resultarán tan vistosas a los ojos de la gente, pero ya van más de 6.000 piezas arqueológicas halladas bajo el suelo de Envigado que han sido desenterradas por las obras del Metroplús. Con ellas, los expertos han podido determinar que un asentamiento indígena tuvo su morada allí antes que se levantara la Ciudad Señorial.
Se trata de vasija, trozos de cerámica, herramientas de piedra y restos óseos. Aún pendientes del resultado de la prueba de carbono 14, que permitirá determinar su antigüedad, se estima que podrían tener hasta 2.500 años. “Hay evidencias contundentes de que se localizó un poblado indígena, en algún momento hace más de dos milenios. Esta semana encontramos el séptimo enterramiento de vasijas, y también hemos hallado fragmentos de huesos, dientes y molares humanos”, detalló Juan Pablo Díez, director del plan de manejo arqueológico del tramo 2A de Metroplús.
Pero no todo lo que se ha encontrado es de un periodo anterior a la llegada de los españoles a América, porque aunque hay alrededor de 5.000 elementos prehispánicos y más de 1.000 son de las épocas colonial y republicana.
Que había allí un asentamiento se ha podido corroborar por el tipo de hallazgos. A lo largo del corredor de la avenida El Poblado, entre las calles 35 Sur y 39 Sur, Díez reveló que se toparon con 50 postes de vivienda, botaderos de material y rasgos de lo que podrían haber sido fogones.
Una vasija de medio metro, con 35 centímetros de diámetro en la punta y 4 centímetros en la parte inferior, es el centro de atracción. Con sus características se asemeja a un embudo y los arqueólogos creen que podría haber sido usada como contenedor de alimentos. “Es la primera de su tipo, nunca había sido reportada en la arqueología del Valle de Aburrá”, celebró Díez.
Los enterramientos donde se encontraron los restos humanos tienen profundidades hasta de dos metros, pero para la época en la cual fueron excavados apenas habrían llegado al metro y medio.
Para entender la historia
“Debajo de nosotros puede haber otra ciudad”, expresó Juan Camilo Vásquez, antropólogo y docente de la Universidad de Medellín. Los elemen- tos hallados, subrayó, serán vitales para saber quiénes somos y de dónde venimos.
Para Vásquez este, y todos los elementos arqueológicos que se encuentren, son motivo de celebración.
Díez también destacó que este corredor es diferente a otras zonas donde se han hecho hallazgos, solo comparable con el proyecto Centro Parrilla de EPM y los trabajos para el tranvía de Ayacucho.
“Es la primera vez que en un proyecto de infraestructura urbana se encuentran ele- mentos en tanta cantidad, diversidad y buen estado de conservación”, señaló.
León Restrepo, docente de la Universidad Nacional, se refirió a la importancia histórica y el aporte para el conocimiento que se logrará gracias a los más de 6.000 elementos.
“El Valle de Aburrá tuvo intensa ocupación anterior a la llegada de los españoles, desarrollaron comunidades que no tenían grandes construcciones y quizás eso hizo que se perdieran en el tiempo. La arqueología nos ayudará a entender cómo estos pueblos en se relacionaban con la naturaleza, y así comprender que nuestro proceso humano no comenzó con la colonización”, explicó Restrepo.
De esta manera se logrará hacer un mapa, junto con los otros hallazgos en el Valle de Aburrá, para dibujar la organización social indígena, añadió Mónica Marín, arqueóloga del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh).
“No todo el mundo agarra un libro para leer historia, ojalá que toda esta información, que quedará en el atlas que tiene el Icanh con todos los hallazgos, llegue a mucha gente y se interesen en el pasado de su territorio”, manifestó