DEVOCIÓN CERRARÁ TRAS DOS AÑOS
Jhonny Cañas, de 28 años, es propietario del restaurante Devoción, en la calle de la Buena Mesa en Envigado. Hace dos años lo abrió y luego de haber tenido un primer año muy bueno en ventas, gracias al auge de su propuesta de cocina callejera del mundo, decidió cerrar. “La situación se resume así: hay apogeo cuando se está de moda, con influenciadores y referentes que recomiendan el sitio. Había hasta fila para entrar, pero es difícil fidelizar a los clientes en el tiempo, porque acuden a vivir experiencias y luego salen a buscar otras”, dijo. Hoy emplea a cinco personas fijasen el restaurante. En 2016 facturó cerca de 500 millones de pesos, pero había otros factores administrativos, de estrategia, contables y de mercadeo que también debía tener en cuenta. Por ejemplo, que las horas de almuerzo las pierden porque no están en una zona a donde acude mucho trabajador. Además, los comensales prefieren ir a cenar que buscarlos a mediodía. Otro detalle son los impuestos, además del registro de cámara de comercio. “Solo de industria y comercio terminamos pagando casi un millón de pesos al mes. Hay que sumar el impuesto al consumo, el valor del arriendo, los servicios públicos. Si bien uno estudia cocina y aprende elementos de administración básica, se requiere que haya un experto en mercadeo y en administración”, comentó Cañas. En algunos casos, la apertura y cierre de restaurantes se da como estrategia de renovación del concepto para mantenerse vigentes y así se mantienen en el tiempo.