SANTOS, LA CORTE SUPREMA Y LA MERMELADA
En memorable discurso en Algarrobo, Magdalena, el presidente Santos expresó: “A los que no les guste la mermelada, les va a tocar aguantarse o se vacunan contra la diabetes, porque voy a duplicar la mermelada” (Semana, 29/07/2014). Con este mecanismo el presidente controló el Congreso y mantuvo la gobernabilidad. Pero ahora, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia abre indagación preliminar a varios congresistas por la mermelada que habían recibido a cambio de aprobar los proyectos de ley presentados por el Gobierno. Los posibles delitos cometidos merced a este intercambio son cohecho, concusión, peculado, celebración indebida de contratos, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito.
Y es que el congresista recibía del Gobierno en contraprestación por los votos favorables a sus iniciativas potes de mermelada, edición corregida y abultada del clientelismo, que se materializaban en cupos indicativos, esto es, generosas partidas o auxilios presupuestales que asignaba a su amaño, entrega de cargos públicos a familiares y amigos y adjudicación de contratos a sus recomendados.
La publicación del reparto de la mermelada, la realizaron Caracol Radio ( 23/ 01/ 2014) y La Silla Vacía (13/03/2014): “La lista la encabeza el senador de Córdoba por el partido de la U, Bernardo Elías, quien figura con un monto total recibido de $90.000 millones y 5 cargos. Comisión Tercera, dedicada a los temas económicos. Le sigue Laureano Acuña, representante a la Cámara del Partido Conservador por La Guajira, con $72.070 millones. Le entregaron un cargo. Comisión Tercera. Pedro Muvdi, representante a la Cámara del Partido Liberal por el Cesar, con $67.873 millones. Comisión Cuarta, de temas económicos. Miguel Amín Escaf, representante a la Cámara del partido de la U por el Atlántico, recibió $64.562 millones. Le dieron 8 cargos. Comisión Cuarta. Musa Besaile, senador del partido de la U, de Córdoba. $60.050 millones. Le dieron 10 cargos. Comisión Cuarta”. Y siguen muchos más. Conste que hoy este es- tado de cosas, quizá inconstitucionales, se mantiene.
Esta práctica tiene un efecto pernicioso para la democracia y la separación de poderes, pues consigue abolir la autonomía de dos ramas del poder público: el Congreso pierde independencia y se convierte en subalterno del Gobierno y mengua su capacidad legislativa y de control político, y el Gobierno reduce su libertad en el manejo del presupuesto y de la nómina oficial. La relación Gobierno- Congreso sustentada en la mermelada produce un Congreso que no puede reconocerse por la independencia ni por la crítica. Y produce un Gobierno que se desgasta en trueques y transacciones individualizadas, informales y ocultas con los parlamentarios a fin de pedir votos para sus proyectos y entregar a cambio puestos, cupos indicativos y contratos. Además, esta gobernabilidad, montada en clientelismo o mermelada, es aparente y se considera, desde antes por Lleras Restrepo y Luis Carlos Galán, y ahora por Elizabeth Ungar, Fukuyama y otros autores, antesala de la corrupción.
Ojalá la Corte Suprema, en respuesta al presidente Santos, no se aguante ni se vacune contra la diabetes, y avance en la investigación, porque tiene la clave para librar la democracia colombiana de los efectos perversos del clientelismo, hoy llamado mermelada
* Exministro del Interior, exsenador del Partido Liberal.