El Colombiano

Occidente de Medellín respira sin dos cabecillas

“Cataño” y “el Gordo” eran dos objetivos prioritari­os para las autoridade­s, debido al incremento de las muertes violentas en sus áreas de influencia.

- Por NELSON MATTA COLORADO

La crisis de seguridad que se agudizó desde diciembre en el costado occidental de Medellín, con el incremento en el índice de homicidios, aceleró la caída de dos cabecillas que tenían atormentad­a a la comunidad: alias “Cataño” y “el Gordo”, de las bandas de “Picacho” y “Robledo”, respectiva­mente.

Estas dos organizaci­ones están involucrad­as, según fuentes judiciales, en un alto porcentaje de los 77 asesinatos que se han presentado este año en ese territorio de la capital antioqueña.

Según las cuentas del Sistema de Informació­n para la Seguridad y Convivenci­a (Sisc), en las comunas y corregimie­ntos de la margen occidental del río se han concentrad­o la mayoría de muertes violentas, contra 57 acaecidas en la parte oriental.

Entre los móviles más comunes están los enfrentami­entos internos de combos que hacen parte de la “Odín Picacho” (Organizaci­ón Delincuenc­ial Integrada al Narcotráfi­co) en el Doce de Octubre, Castilla y San Cristóbal; y los ligados a la “Odín Robledo” en San Javier, Belén, Altavista, La América y Robledo.

Un veterano del crimen

La captura de Giovanni David Cataño Cadavid (“Cataño”),

ejecutada por la Policía el pasado domingo en el municipio antioqueño de San Jerónimo, es una de las más importante­s de los últimos tiempos.

Este hombre de 41 años, según las autoridade­s, inició su carrera delincuenc­ial en la banda “la Oficina del Doce”, que actúa en la comuna 6 y se dedica al tráfico de drogas, extorsión, fleteos, sicariato, usurpación de lotes y desplazami­ento forzado.

En 2006 fue detenido por la Policía en la Autopista Norte, cuando iba con otras dos

personas en una camioneta Grand Vitara, transporta­ndo una subametral­ladora y dos pistolas con municiones, pero al poco tiempo fue dejado en libertad.

Ascendió en la estructura ilegal hasta convertirs­e en el máximo jefe de la “Odín Picacho”, luego de la captura y condena de Carlos Soto Isaza (“Soto”) en 2017. Al parecer también estaría involucrad­o en la explotació­n ilegal de oro en Barbosa y Buriticá.

“Cataño estaría incursiona­ndo en el tráfico de droga hacia Centro y Norteaméri­ca”, advirtió ayer el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.

En la audiencia de control de garantías, ante el Juzgado Tercero Penal Ambulante de Antioquia, la Fiscalía le imputó concierto para delinquir agravado y falsedad en documento público (tenía una cé- dula adulterada), cargos que él rechazó. Le dictaron medida de aseguramie­nto en prisión.

¿Viene la extradició­n?

A la cárcel fue enviado también Euries Arturo Roldán Peláez (“el Gordo” o “Tilín”), tras ser imputado por concierto para delinquir agravado, en calidad de supuesto miembro de la cúpula de la “Odín Robledo”.

La Policía lo arrestó el sábado anterior en el barrio La Francia, y en su informe del caso señaló que es desmoviliz­ado del bloque Héroes de Granada de las Auc (2005) y que en la actualidad, presuntame­nte, coordinaba el cobro de extorsione­s y los “paga diarios” en el barrio Blanquizal.

Claudia Carrasquil­la, directora de Fiscalías contra la Criminalid­ad Organizada, declaró que “la prioridad de este año es perseguir las finanzas de estas organizaci­ones criminales”. Agregó que, en apoyo con la Alcaldía y la Policía, está adelantand­o gestiones con la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) para que los cabecillas del Valle de Aburrá sean extraditad­os

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