SUPERAR EL CÁLCULO ELECTORAL
La pregunta de fondo es ¿qué carajos están proponiendo los candidatos?
La semana pasada Iván Duque, el candidato a la presidencia por el Centro Democrático, estuvo en un programa matutino radial. Fueron más o menos siete minutos de conversación en los que le preguntaron acerca del susto que tienen los de Cambio Radical porque Vargas Lleras no marca bien en las encuestas, por los del Partido Conservador que coquetean de lado a lado sin decidirse, por el caos del Partido de la U, los guiños que no cuajan entre Humberto de la
Calle y Sergio Fajardo y hasta por las ganas que tienen las Farc de pegarse de Petro cual beso de la muerte.
Toda la conversación giró en torno al cálculo electoral ajustado quirúrgicamente. Hasta ahí, el valor de la entrevista fue entrever los intereses que mueven la política, que se resumen en el miedo tan ve- rraco que muchos tienen de perder la burocracia y, claro, el poder que da ser los mandamases políticos.
Llegando a la despedida del momento radial, Duque pidió a los periodistas que lo volvieran a invitar. “Oigan, la próxima hablemos de lo que estoy proponiendo en mi plan de gobierno”, les dijo. “Claro, cuente con eso”, le respondieron en un tono que sonó a “sí, mijo, ahí vamos viendo…”.
La conversación dejó claro algo: el cálculo político y la búsqueda de quién va a ganar es lo que gusta. Ahí está el saborcito, papá. No en vano, la base de discusión son las encuestas, que, sin importar quién las haya hecho, se convierten en la panacea de eruditos que dan razones por las que los numeritos y estadísticas dan para unos y dejan mal parado a otros.
La pregunta de fondo, entonces, es: ¿qué carajos están proponiendo los candidatos? Cuestionamiento que resulta muy pertinente si se tiene en cuenta lo espurio que siempre ha sido lo programático en época electoral. Puede que suene a generalización lo anterior, pero hagámosle prueba ácida para que vean que no estoy tan equivocado: ¿alguien tuvo claras las propuestas de aquellos honorables ciudadanos elegidos como congresistas de la República el pasado 11 de marzo?
En Colombia, las emociones mueven las urnas y si le sumamos el efecto “aceitada de maquinaria”, que activan los políticos de carrera en esta época, estaremos configurando la fórmula del voto cautivo. Por eso, es clave entender lo que harían si llegan a ganar y que sean ellos mismos quienes lo expliquen con palabras sencillas pero contundentes, que no sean superfluas ni mucho menos cantos a la bandera, que se quedan colgados en las páginas web de las campañas o en foros minúsculos. Téngalo por seguro: de no hacerlo, hay una fuerte probabilidad de que el populismo tome ventaja llenando de quimeras, la cabeza de millones de incautos que le comen cuento