El hielo inmortalizó su sonrisa
Laura Gómez espera seguir el proceso con miras a los Olímpicos de Invierno en Pekín-2022.
Los últimos ocho meses en la vida de Laura Gómez Quintero se fueron a mil por hora. Tras su decisión de experimentar sobre el hielo, sus zancadas la llevaron a adueñarse de cinco récords nacionales, clasificar a dos copas mundo y a los Olímpicos de Invierno, haciendo historia.
A veces se despierta y tiene que parpadear varias veces y mirar a su alrededor, pues se confunde y siente que todo es un sueño, por eso levanta su cabeza y al ver que todo es verdad, sonríe.
De la joven que lloró al no clasificar al Mundial de patinaje de carreras 2017 solo queda el recuerdo, ahora Laura es solo risas y alegrías.
Rodeada de sus seres queridos y de sus mascotas Keila y Kiara (raza pastor alemán) recorre su casa, sintiendo el frío que no es nada comparado con el hielo que le perforaba los huesos en Corea, pues tal y como cuenta, el viento los hacía sentir que se iban a partir como un cristal.
En Salt Lake City, donde estaba la Casa Colombia y se prepararon, el frío es seco. “Pero en Corea era espatoso, uno sentía que lo atravesaba y el viento, terrible. A veces la temperatura marcaba menos 6 o menos 8 grados, y la sensación térmica subía a -16 o - 20, entonces era muy difícil. Yo vivo en tierra fría (El Carmen de Viboral), a unos 12 grados y eso no es nada”.
Con la ruana que exhibió en la inauguración de los Olímpicos, la patinadora antioqueña rememora lo mejor de esa, la mayor experiencia deportiva de su vida.
Y como pasa con los buenos sueños, aún no quiere despertar. Por eso adornó su cama con la manta de los Juegos, la cual guardará como recuerdo de todo lo que vivió: la experiencia de correr con los mejores del mundo y de representar a un país en el que no hay nieve, ni estaciones, pero que tal y como ella lo afirma, tiene gente con grandes sueños y logra cumplirlos con sacrificio y dedicación.
Su acreditación está adornada con más de 35 pines que intercambió en Pyeongchang con deportistas de lugares que solo ha visto en los mapas.
El reconocimiento de los niños y saber que es un ejemplo para ellos la tiene dichosa.
No sabe que pasará con el proceso sobre hielo y por ahora está dedicada a descansar. Se hará chequeos en Indeportes, pero afirma que le gustaría seguir aunque es consciente del gran costo económico que eso representa.
Comenta también que a su entrenador Ryan Shimabukuro le escribían muchas personas de Colombia para consultarle
qué tenían que hacer, cuánto costaba y cómo podían hacer para entrenar sobre hielo.
“Creo que mostramos que se puede, y seguro muchos van a querer incursionar sobre el hielo. Ojalá no sea como en los gimnasios, que se matriculan en enero y en marzo ni van. Es estar lejos de la casa, hacer sacrificios; se requiere un compromiso alto para que el ciclo se cumpla bien”