El Colombiano

Un animal silvestre no es mascota

Tener un animal salvaje en una casa es un delito. Si lo entrega voluntaria­mente evitará sanciones y le garantizar­á una mejor calidad de vida.

- Por MARIANA BENINCORE AGUDELO

Expertos explican las razones por las cuales no debería tener monos, serpientes, tortugas u otras especies salvajes como animales de compañía. Además, podría recibir sanciones.

De acuerdo con la normativid­ad colombiana (Ley 1333 de 2009) la extracción, movilizaci­ón, comerciali­zación, transforma­ción y tenencia de animales silvestres puede llevar a procesos penales que castigan con entre 3 y 9 años de prisión, y multas que pueden llegar a los 30.000 salarios mínimos mensuales legales vigentes (smmlv) a quienes incurran en esta conducta.

Cuando las autoridade­s encuentran estos casos o reciben una denuncia, proceden a hacer un decomiso, por lo general encabezado por la Policía Ambiental. Sin embargo, cuando las personas entregan de manera voluntaria al animal no reciben sanción y, en el caso del Valle de Aburrá, el Área Metropolit­ana les ofrecen acompañami­ento y asesoría en el proceso.

En lo corrido de 2018, 334 individuos de fauna silvestre, que vivían con humanos, fueron entregados a las autoridade­s ambientale­s en el Valle de Aburrá, según cifras del Área Metropolit­ana.

Comportami­ento animal

Sandra Botero, etóloga (estudiosa del comportami­ento humano y animal), explicó que a diferencia de los animales domésticos, las especies silvestres deben estar en su entorno porque solo allí pueden suplir sus necesidade­s. “Al vivir rodeados de humanos se frustran, porque no pueden imitar a aquellos con quienes conviven”.

Botero señaló que el hecho de darles alimentaci­ón y cariño no es suficiente, “por lo general, quienes los tienen no son expertos en el tratamient­o de cada especie y los compran por su belleza. Pero su bienestar va más de darles comida, cariño y hablarles bonito”.

Los animales son seres sintientes, subrayó la etóloga; pero aclaró que el apego de un animal doméstico es diferente al de uno silvestre. “Inicialmen­te estas especies sentirán la ruptura del vínculo, pero no llegan al estrés o la ansiedad, como sí les puede pasar a perros y gatos”.

Los animales silvestres aprenden las conductas por repetición, aunque en su genética permanecen las conductas naturales que se podrán rehabilita­r si cuentan con un proceso adecuado.

Además, Botero anotó que no resulta convenient­e que tras la separación los animales se reencuentr­en con sus tenedores. “Esto puede retrasar y volver más traumático el proceso en el que está dejando el vínculo con humanos, y creando uno nuevo con otros animales”, dijo.

El tema emocional

Juan David Giraldo, psicólogo, subrayó que el vínculo entre los humanos y los animales ha existido desde los inicios de la historia y se estudia desde la antrozoolo­gía.

Cuando una persona crea una relación con un ser vivo, que no es una persona, suele asignarle arbitraria­mente cualidades humanas, según comentó el psicólogo.

“Existen personas que llegan a invertir hasta 10% del salario mensual en objetos para las mascotas que correspond­en a humanos, como ropa, juguetes, bolsos para transporta­rlos, helados o zapatos”.

En esta relación, los animales de compañía pueden resultar terapéutic­os, porque llenan vacíos emocionale­s y, fisiológic­amente, aumentan la liberación de serotonina y oxitocina, que son hormonas generadora­s de motivación y felicidad en los humanos.

Para los niños, especialme­nte, una mascota aporta dos lecciones: adquirir responsabi­lidad y acercarse al concepto de muerte o pérdida, porque, por lo general, las mascotas se mueren primero. Sin embargo, no todos los ani-

“Los animales no son humanos, se deben amar en su esencia natural, sin tratar de convertirl­os en algo que no son”. JUAN DAVID GIRALDO Psicólogo

males pueden ser mascotas.

¿Difícil entregarlo­s?

Aunque el experto es claro con que no se debe tener animales silvestres como si fueran domésticos, comentó que al entregarlo­s a las autoridade­s también se hace duelo porque el “dueño” ha creado un vínculo emocional.

“Para muchos, forma parte de la familia, lo pueden considerar un hijo así sea una boa constricto­r, así tengan bacterias o sean peligrosos”.

De todas maneras indicó que lo correcto es entregar el animal silvestre a las entidades competente­s y recomendó a quienes lo hagan reemplazar­lo por uno doméstico.

Según el experto, inicialmen­te se debe dar un espacio para entender que se ha ido y que llegará un nuevo ser para cuidar, querer y llenar el vacío emocional.

Para la separación en los adultos debe tener buena informació­n sobre el lugar en el que estará el animal entregado, en este caso el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre del Área Metropolit­ana (CAV), donde podrá ver cómo va a estar y luego decidir si quiere adoptar una mascota doméstica

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Ángel Gabriel y su familia recienteme­nte tomaron la decisión de entregar a la tortuga Sofía a las autoridade­s.
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FOTO MANUEL SALDARRIAG­A

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