ARMAR A LOS PROFESORES
Era un día abrasador en junio de 2015, y el sol golpeaba implacablemente. El único refugio era un pequeño cobertizo improvisado, escondido detrás de un terraplén cubierto de maleza junto a un tramo casi inaccesible de vías del ferrocarril en una zona remota del centro de Ohio. Era el tipo de lugar que nunca encontrarías sin un mapa detallado, uno que normalmente no visitaría sola como mujer. Pero cuando llegué, había más de 20 mujeres y hombres, todos fuertemente armados.
Era el tercer día de un curso de entrenamiento gratis de tres días en Rittman para empleados de colegios públicos ofrecido por la Asociación Buckeye de Armas de Fuego, una organización de derecho a las armas con sede en Ohio. Algunos trabajaban para distritos escolares que ya estaban armando a los profesores; otros esperaban persuadir a sus colegios para que lo hicieran. Muchos estaban asistiendo en secreto y no querían que sus empleadores supieran que estaban allá. Yo estaba allá como coproductora del próximo documental “G Is for Gun: Armar a los profesores en Estados Unidos”. En el transcurso de los últimos tres años, he conocido a decenas de profesores, administradores, secretarios, conductores de bus y enfermeras escolares dispuestas a portar armas en el trabajo y responder con fuerza contra un tirador activo.
Hasta hace varias semanas, cuando 17 personas fueron asesinadas a tiros en un colegio de Parkland, Florida, la tendencia de armar a profesores había recibido muy poca atención nacional. Ahora el presidente Trump lidera el cargo de armar a los maestros. Pero muchas personas desconocen que las escuelas, en una docena de es- tados, según mis informes, ya han aprovechado las leyes estatales que permiten que los empleados de la escuela lleven pistolas. Para la mayoría de las personas entrevistadas para este proyecto, la masacre de 2012 en la Escuela Primaria Sandy Hook fue el momento crítico sobre el tema, ya fuera un argumento convincente para el control de armas o un toque de clarín para tomar las armas para su protección.
Gran parte de la autoridad en cuanto a autorizar que los colegios permitan las armas está en los niveles estatal y local. En Ohio, las juntas escolares tienen permitido armar a los empleados escolares pero no tienen obligación de informarle al público que lo hicieron. En algunos estados, profesores y otros empleados pueden portar un arma sin que nadie lo sepa, incluso las autoridades escolares, con tal que tengan un permiso de porte oculto válido. Nadie sabe cuántos colegios en Estados Unidos tienen profesores o empleados armados.
En Sidney, Ohio, una ciudad pequeña al oeste de Columbus, la junta votó a favor de armar a los profesores en 2013, después de la masacre de Sandy Hook en noviembre de 2012. Gran parte de la ciudad y sus alrededores están en apuros. Las escuelas, los centros de atención médica y otros servicios sociales en el área se esfuerzan por satisfacer las necesidades de la comunidad.
Aun así, la junta escolar de Sidney acordó crear y sostener un programa de respuesta armada a un costo anual de casi US$200.000 que incluye oficiales de seguridad armados y maestros capacitados y miembros del personal que tienen acceso a armas almacenadas en cajas fuertes en las escuelas. El departamento de policía municipal se opuso al plan, temiendo que más armas solo crearían caos en una emergencia. El sin- dicato local de maestros también se opuso, llevando su queja a la junta estatal de relaciones laborales, que concluyó que armar a los profesores no clasificaba como un cambio en las condiciones laborales.
Aunque las armas en los colegios de Sidney tienen que permanecer en cajas fuertes, muchos empleados con quienes hablé allá dijeron que le temen al acceso rápido de sus colegas a las armas. Unos expresaron preocupación por la estabilidad de algunos en el equipo de respuesta.
Al menos 26 empleadores escolares se han ofrecido para hacer parte de los equipos de respuesta armados. El superintendente John Scheu dice que su teléfono ha estado sonando constantemente con preguntas de otros distritos de Ohio interesados en desarrollar sus planes. Buckeye Firearms apenas si puede satisfacer la demanda para sus cursos. Se calcula que hasta entre 50 y 100 distritos escolares en el estado tienen profesores armados. Mientras que gran parte de la nación está debatiendo la posibilidad de armar a los profesores después de la masacre de Parkland, la decisión ya ha sido tomada en gran parte de Ohio
Muchas personas desconocen que las escuelas, en una docena de estados, ya han aprovechado las leyes estatales que permiten que los empleados lleven pistolas.