MÁS ALLÁ DE LA PROSA Y LAS JACULATORIAS
Aún con el colosal debate pendiente acerca de si es la democracia el non plus ultra de las formas de organización social de la humanidad, se debe asumir como uno de los derivados de ese prolongado aplazamiento, el mínimo compromiso de desarrollarla responsablemente.
Quiérase o no, el proceso democrático se sintetiza en una clasificación entre gobernantes y gobernados, refrendados los primeros por la ilusión del supuesto voto libre de los últimos en un ciclo que se replica cada cierto tiempo manteniendo el hechizo, situación en la que tercia la esperanza de un mejor porvenir reflejado en condiciones óptimas de bienestar, para los pocos ciudadanos que sufragan.
En ese estado de las cosas, en medio de unos vetustos mecanismos de participación ciudadana adrede no promocionados y concebidos en sus incumplibles clausulados legales para no ejecutarse, corresponde a la población civil en su rol de poder primario, adoptar una posición madura ante la contienda electoral próxima, relegar a un segundo plano el folclore ancestral que imperante en estas épocas, acostumbra obnubilar la severidad de los acontecimientos en suceso, hasta el punto de reemplazarlos por una celebración histérica de quién sabe qué. Madurez que comporta no otra cosa distinta a la fijación de la búsqueda de la prevalencia del interés general para el colectivo, tentar no priorizar los eventuales favorecimientos individuales y seleccionar de conformidad a la valoración racional de los programas de gobierno, independientemente de sus procedencias ideológicas, procurando actuar de acuerdo a convicciones, siendo lo que en múltiples ocasiones evitamos, ser sensatos. Bajo esos parámetros, sin pretender obviamente ser reglas de oro, surgiría un panorama optimista para configurar la nación en sus pun- tos medulares, así como sentar el derrotero del país que suspiramos ser desde la diferencia y la pluralidad, dado que si no se direcciona un puerto de arribo, ningún viento nos será favorable; no obstante, ello está supeditado a que, en el presente escenario atestado de discursos políticos desvergonzadamente engalanados, seamos capaces de discernir más allá de la prosa y las jaculatorias
Si no se direcciona un puerto de arribo, ningún viento nos será favorable.
* Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.