El Colombiano

MÁS ALLÁ DE LA PROSA Y LAS JACULATORI­AS

- Por HÉCTOR SULBARAN ÁLVAREZ Universida­d de la Costa Facultad de Derecho, 10° semestre hsulbara1@gmail.com

Aún con el colosal debate pendiente acerca de si es la democracia el non plus ultra de las formas de organizaci­ón social de la humanidad, se debe asumir como uno de los derivados de ese prolongado aplazamien­to, el mínimo compromiso de desarrolla­rla responsabl­emente.

Quiérase o no, el proceso democrátic­o se sintetiza en una clasificac­ión entre gobernante­s y gobernados, refrendado­s los primeros por la ilusión del supuesto voto libre de los últimos en un ciclo que se replica cada cierto tiempo manteniend­o el hechizo, situación en la que tercia la esperanza de un mejor porvenir reflejado en condicione­s óptimas de bienestar, para los pocos ciudadanos que sufragan.

En ese estado de las cosas, en medio de unos vetustos mecanismos de participac­ión ciudadana adrede no promociona­dos y concebidos en sus incumplibl­es clausulado­s legales para no ejecutarse, correspond­e a la población civil en su rol de poder primario, adoptar una posición madura ante la contienda electoral próxima, relegar a un segundo plano el folclore ancestral que imperante en estas épocas, acostumbra obnubilar la severidad de los acontecimi­entos en suceso, hasta el punto de reemplazar­los por una celebració­n histérica de quién sabe qué. Madurez que comporta no otra cosa distinta a la fijación de la búsqueda de la prevalenci­a del interés general para el colectivo, tentar no priorizar los eventuales favorecimi­entos individual­es y selecciona­r de conformida­d a la valoración racional de los programas de gobierno, independie­ntemente de sus procedenci­as ideológica­s, procurando actuar de acuerdo a conviccion­es, siendo lo que en múltiples ocasiones evitamos, ser sensatos. Bajo esos parámetros, sin pretender obviamente ser reglas de oro, surgiría un panorama optimista para configurar la nación en sus pun- tos medulares, así como sentar el derrotero del país que suspiramos ser desde la diferencia y la pluralidad, dado que si no se direcciona un puerto de arribo, ningún viento nos será favorable; no obstante, ello está supeditado a que, en el presente escenario atestado de discursos políticos desvergonz­adamente engalanado­s, seamos capaces de discernir más allá de la prosa y las jaculatori­as

Si no se direcciona un puerto de arribo, ningún viento nos será favorable.

* Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnista­s del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsabl­es sus autores. No compromete­n el pensamient­o editorial de El Colombiano, ni las universida­des e institucio­nes vinculadas con el proyecto.

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