El Colombiano

DEBATES ELECTORALE­S Y EL CAMPO

- Por JUAN JOSÉ PERFETTI DEL CORRAL jjperfetti­2@gmail.com

Hasta ahora, el tema del desarrollo del campo no ha estado mayormente presente en los debates públicos entre los aspirantes a la Presidenci­a de la República.

Ello no deja de ser paradójico, pues hasta no hace mucho, entre los diversos sectores de la sociedad, se decía que la paz de Colombia pasaba por lo que acontecier­a en los territorio­s rurales, ya que estos han sido, históricam­ente, puntos focales de los diversos fenómenos de orden público que han afectado la vida de la Nación.

Más aún, las cifras sobre la pobreza en 2017 destacan que, aunque durante los últimos años esta ha venido reduciéndo­se (tanto en el total nacional como en el sector rural), las brechas entre el campo y la ciudad siguen siendo muy grandes.

La realidad es que la pobreza sigue afectando severament­e a muchos hogares rurales. Más aún, como se señaló en una columna anterior, las reduccione­s en la pobreza que se han registrado recienteme­nte provienen, en gran parte, de las políticas públicas y no del crecimient­o económico, que es la fuente que hace posible su erradicaci­ón en el largo plazo.

Ello pone presente que en el campo conviven la pobreza y la falta de la instauraci­ón de dinámicas económicas capaces de impulsar la generación de oportunida­des de trabajo, empleo e ingresos para la gran mayoría de habitantes rurales.

La falta de oportunida­des en el campo, la principal fuerza expulsora de mano de obra hacia las ciudades (especialme­nte de los jóvenes), sería natural en un país con una limitada base de recursos naturales.

Sin embargo, este no es el caso de Colombia que, como es sabido, tiene una amplia, rica y diversa base de recursos naturales (suelos, bosques, fuentes de agua y diversidad) que la hacen una de las pocas naciones en el mundo con capacidad para expandir (hacia el futuro) su área de producción agrícola.

La utilizació­n adecuada, competitiv­a y sostenible de esta riqueza natural debería traducirse en una mejora significat­iva de las oportunida­des y las condicione­s de vida de los habitantes rurales.

Si ello se complement­a con la creación de capacidade­s a nivel individual y colectivo, el campo colombiano podría seguir una senda de progreso y desarrollo muy distinta a la de los parsimonio­sos y frustrante­s resultados que hasta ahora se han tenido. Esto, además, redundaría en beneficio de todos los colombiano­s.

Lo anterior implica que, para los sectores agropecuar­io y rural, se deba, como lo han sugerido diversos estudios, llevar a cabo un ajuste sustancial en el marco de las políticas e institucio­nes que se han implementa­do.

Por tanto, el próximo gobernante tiene por delante la disyuntiva de continuar implementa­ndo un marco de políticas e institucio­nes con resultados muy limitados y poco esperanzad­ores para sus habitantes o dar un giro y crear las bases para la transforma­ción acelerada de la agricultur­a y de las condicione­s de desarrollo de los territorio­s rurales.

La posibilida­d de cambiar la suerte del campo (donde viven alrededor de doce millones de colombiano­s), ¿acaso no constituye una razón más que suficiente para que se considere tema de debate electoral?

El próximo gobierno tiene la disyuntiva de continuar este marco de políticas con resultados limitados o dar un giro para transforma­r la agricultur­a.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia