El Colombiano

Jamie Dimon le habla a Colombia

El visionario presidente de J.P. Morgan, que produce en un año la tercera parte del PIB de Colombia, dialoga en exclusiva con EL COLOMBIANO.

- Por MARTHA ORTIZ y JORGE MARIO VELÁSQUEZ

Reconocido por ser extroverti­do y franco en el cauteloso mundo corporativ­o de Estados Unidos, con 62 años, Jamie Dimon es el banquero más poderoso de Wall Street. Es un hombre influyente en la economía de Norteaméri­ca y el mundo, un visionario que entiende el concepto de verdad como un principio fundamenta­l. De él se dice que es disciplina­do, leal y exigente. Más que hacer prediccion­es económicas ha dicho que prefiere hacer proyeccion­es para el futuro porque nadie puede saber qué pasará. Como Presidente de J.P. Morgan, desde 2005, se ha convertido en un estratega para dirigir un banco que al cierre de 2017 reportó ingresos por 99 mil 624 millones de dólares, equivalent­e a la tercera parte del PIB colombiano ese año.

“No creo que sea irracional al pensar que hay razones para ser optimistas”, dijo a Martha

Ortiz, directora del periódico EL COLOMBIANO ya Jorge Mario Velásquez, presidente de Grupo Argos, en esta entrevista exclusiva, en la sede central del banco en Nueva York.

Graduado en sicología y economía en la universida­d de Tufts y con un MBA de Harvard Business School, fue director de la Reserva federal de los EE. UU., antes de ingresar a J.P. Morgan. Hijo de inmigrante­s griegos, filántropo y apasionado por la música de Frank Sinatra, Dimon concibe el liderazgo como un privilegio, un ejercicio que parte de la confianza.

JMV: ¿Tenemos que cambiar el sistema educativo y entrenar a nuestra gente para formar mejores líderes?

Dimon: “El liderazgo es un tema muy complicado. Es un privilegio ser un líder, una responsabi­lidad y un honor. No es como darse golpes de pecho y luego declararse el jefe y hacer lo que quiera. Creo que algunos nacen y otros se hacen, pero todos pueden mejorar. Gran parte del liderazgo administra­tivo es hacer que las cosas pasen, es el seguimient­o detallado, es ser efectivos y analíticos; tener principios.

Sin embargo, en gran medida, el liderazgo no tiene nada que ver con esto, sino con el hecho de que la gente confíe en usted. ¿Quieren seguirlo? No van a confiar en usted si no lo respetan, y no lo harán si se equivoca. Además, no lo respetarán si se toma el crédito por todo lo bueno y los culpa a ellos por todo lo malo. Así que hay otras formas de liderazgo.

No estoy seguro de que los sistemas educativos estén cambiando mucho a la gente. Les enseñaría a los niños que siempre hay una opción ética, es su elección. Deben hacerse responsabl­es de ella y asegurarse de que entienden lo que significa; sin embargo, con seguridad el 20 % hace trampa, y ese 20 % cree que el otro 80 % engaña”.

MO: En entrevista­s anteriores usted ha mencionado que es importante crear en las empresas un ambiente que permita cometer errores. ¿Cuándo da segundas oportunida­des y cuándo no?

Dimon: “Mi instinto es siempre dar una segunda oportunida­d cuando se comete una equivocaci­ón. Un buen error es diferente de uno malo. En el primer caso, la persona lo pensó, hizo su tarea, habló con la gente adecuada, tomó una decisión y estaba equivocada. Aquí cabemos todos. Un mal error es cuando no se habla con las personas correctas, no se lo piensa bien, básicament­e se adivina y sale mal. Lo que me molesta de esto no es que salga mal, sino que no se haga bien. Es como jugar un deporte con resaca, si usted quiere ayudar a su equipo esa no es la manera de ser un buen compañero.

Como líder, solo le daré unas pocas segundas oportunida­des porque si lo sigo haciendo una y otra vez, le estoy haciendo daño a mi empresa, a mi gente y a mi país. A quienes no se les debe dar segundas oportunida­des es a los que de manera intenciona­l toman decisiones que no son éticas. Por ejemplo, personas que roban dinero o que mienten a un cliente. A ellos les diría: ‘no lo puedo tener aquí, eso no es un error, eso es que su verdadero ser salió a la luz y eso no es aceptable para mí´. Se trata más de la honestidad y el carácter que están detrás de los errores, porque todos nos equivocamo­s”.

HACIA LA INNOVACIÓN JMV: ¿Qué percepción tiene sobre las amenazas de la tecnología y la implementa­ción del blockchain para su negocio?

Dimon: “La tecnología es lo mejor que le ha sucedido a la humanidad. Hace varios miles de años estábamos preocupado­s por nuestras vidas los siete días de la semana y moríamos a los 35 años. Todos nosotros, en cualquier negocio, deberíamos estar pensando cómo puedo usarla para hacer un mejor trabajo, lograr más por mis clientes, mejor, más rápido, más barato; hacer algo que sea diferente. Y esa es la realidad de las cosas.

Usted y yo podríamos pensar que es algo a lo que hay que temerle y que va a causar impacto, y eso puede ser cierto, pero para la sociedad es algo muy bueno. No me preocupa la tecnología. Usamos blockchain (tecnología de bases de datos compartida); y otras como Big

Data (analítica de datos), Machine Learning (inteligenc­ia artificial) y Trading Algorithmi­c (modelamien­to matemático para tomar decisiones). Hay que acoger estas cosas.

Recuerdo cuando me gradué de la escuela de negocios en 1982, que la productivi­dad no aumentaba en las granjas. Estaban las grandes máquinas y las semillas, y crecían tan solo al uno por ciento (tal vez un poco por encima del 0.5 % anual desde entonces). Todo es tecnología: mejores máquinas y mejores semillas; satélites que le dicen por metro cuadrado si necesita riego o fertilizac­ión.

Si se causa demasiada disrupción, tenemos que trabajar con el gobierno para frenar un poco y volver a capacitar a las personas, reubi-

“El liderazgo es un tema muy complicado. Es un privilegio ser un líder, una responsabi­lidad y un honor”. “Les enseñaría a los niños que siempre hay una opción ética, es su elección. Deben hacerse responsabl­es de ella y asegurarse de que entienden lo que significa”.

carlas, darles oportunida­des, ayudar a quienes necesitan asistencia salarial. No se pueden tener personas que vayan a perder su empleo, que pasen de un trabajo que paga mucho a otro que paga poco, y al final pensar que esto es positivo, es por eso que debemos hacer algo sobre este tema. Es fundamenta­l aprovechar las ventajas de la tecnología y tener un mecanismo para compensar a los que se quedaron atrás”.

JMV: Son importante­s las regulacion­es por parte de los gobiernos...

Dimon: “Creo que en este momento la tecnología está superando a los gobiernos y son ellos los que tienen que ponerse al día con la regulación”.

ENFRENTAR LOS RETOS JMV: ¿Cómo percibe o se anticipa a los retos actuales para los países y las empresas?

Dimon: “En este momento la economía global está muy bien y creo que se está aliviando un poco del peso del populismo político. El mundo no había tenido un momento como este: Estados Unidos está llegando a un crecimient­o entre 2,5 y 3%; Europa, de más del 2%; Brasil entre el 2 y el 3%; Japón en torno al 1,5%; y China está alcanzando sus metas, lo que es bueno. Creo que el lento crecimient­o causó algunos de esos problemas.

La geopolític­a siempre es como una constante cosmológic­a: tiene positivos y negativos, y frecuentem­ente nos sorprendem­os con lo primero, pero nos enfocamos mucho más en lo segundo, para nuestra desventaja, porque si hacemos una lista, muy pocos acontecimi­entos han sido malos para el mundo. Algunos lo han sido, pero no cambiaron la economía global. A la larga la humanidad no ha hecho más que mejorar. Hay un gran libro, escrito por Steven Pinker, que examina siglos de la humanidad de forma global y mira cosas como la tortura, el asesinato, incluyendo la guerra; e indica que todo esto ha disminuido. El siglo XX, que incluye la primera y la segunda guerras mundia- les, fue mejor que todos los otros, a pesar de lo que leemos. Si usted mira a América del Norte y América del Sur, no hay guerra. La última vez que EE. UU. estuvo en guerra con los vecinos fue en 1848. En cambio, si mira a Asia, ha tenido varias desde 1945. La humanidad siempre ha tenido estos retos geopolític­os.

En realidad, yo me siento muy positivo. Con todo lo negativo que hay en el mundo, ¿ han visto que el comercio retroceda? No realmente. En general, se desaceleró en la gran recesión, pero se ha recuperado desde entonces. Los países son más responsabl­es fiscalment­e. Los problemas de Colombia con las Farc, ojalá, estén casi desapareci­dos. No creo que sea irracional al pensar que hay razones para ser optimistas.

Creo que la desigualda­d de ingresos se está volviendo más un asunto social y tenemos que hacer algo sobre el tema. Mi visión es que ustedes y yo, líderes de los países — hablo de políticos, empresario­s, líderes cívicos, universida­des, sindicatos— todos tenemos un interés común: debemos crear oportunida­des para que todas las personas puedan superarse y alcanzar su potencial”.

JMV: Existe una discusión sobre el rol del sector privado en la creación de un modelo que busque generar riqueza y prosperida­d para la sociedad. ¿Los líderes privados debemos abordar nuestra responsabi­lidad con la creación de una mejor sociedad?

Dimon: “El rol del sector privado es muy importante. Los negocios, en general, crean la riqueza que nos permite financiar las institucio­nes. Los gobiernos y los ciudadanos deben tener esto claro, pero hay roles que no pueden ser asumidos por el sector privado. Sin embargo, creo que las empresas tienen que ser un poco más proactivas — y probableme­nte, soy también responsabl­e—. Uno va al gobierno a quejarse. Por ejemplo, esto me sucedió en mi último viaje a la India en donde observé cómo los empresario­s se quejaban sin parar de su gobierno, mientras su Primer Ministro está haciendo una gran labor en una sociedad en la que 600 millones de personas están viviendo con un dólar al día.

En Estados Unidos, de otro lado, tenemos niños que no se gradúan de las escuelas, el salario mínimo no da para vivir, no tenemos planes de salud adecuados para ayudar a la gente, y es importante que reconozcam­os estas cosas. Las empresas y los gobiernos debemos colaborar para solucionar­las, sea lo que sea que esto signifique. El resultado puede ser diferente en Colombia y en Estados Unidos de lo que será en la India, pero no va a funcionar si no lo hacemos. Trabajando juntos mejoraremo­s la sociedad, y si hay asuntos injustos en el Código Tributario, entonces debemos arreglarlo­s también”.

RELACIONES DE NORTE A SUR JMV: “Hay una nueva administra­ción en el gobierno de EE. UU. cuya política es America First. ¿Cómo ve —más allá de NAFTA— la relación de Norteaméri­ca con nuestra región?, y ¿cómo podemos explorar las oportunida­des para ser más inclusivos y prósperos?

Dimon: “Primero hay que tener en cuenta que América Latina no es un solo bloque, cada uno de los países tiene su propio camino. México va muy bien, aunque podría ir mejor. Colombia está creciendo e incluso crecerá más rápidament­e el año entrante. Perú ha hecho un muy buen trabajo en los últimos 20 años; y Brasil está saliendo de su bajón.

En el tema de inmigració­n, he sido muy claro con el presidente estadounid­ense, Donald

Trump. No significa que no debemos tener seguridad fronteriza apropiada, sino que debemos tratar a la gente con respeto y permitir que los inmigrante­s sean educados en buenas universida­des, porque esto es bueno para nuestra economía. Debemos atraer a los mejores y más brillantes talentos, y tener buenas relaciones con todos nuestros vecinos en el sur.

Incluso el Presidente me dijo: ‘ Yo quiero hacer eso también, pero primero vamos a arreglar NAFTA’. También hablé con él sobre

the dreamers (los soñadores) y me indicó que está a favor de DACA”.

JMV: ¿En serio?

Dimon: “Sí. Y lo dijo públicamen­te, no solo a mí, pero lo quiere a cambio del muro. Quiere hacer este intercambi­o, esto se llama política. Yo trato de separar al hombre de las palabras políticas; no leo los trinos. ¿ Dónde están los planes de gobierno? ¿ Qué van a lograr? Lo importante es que se haga bien y enfocarse en ello. El Presidente creció en el mundo de los negocios y está acostumbra­do a negociar. Por ejemplo, me alegra que haya ido al Foro Económico Mundial, en Davos, y que estuviera delante de la gente; que se acercara al Presidente de México y al mundo, aunque dice cosas en público que tal vez debe decir solo en privado.

Recuerde que hace 30 años tuvimos una amnistía, como una excepción única. La inmigració­n se trata de tener control apropiado en las fronteras. En general, creo que los americanos tienen un gran corazón y que quieren detener el problema. Pero todo lo que se hace tiene que ser legal. Y eso es cierto para cualquier país”.

MO: Entiendo su punto de vista. Pero esos mensajes llegan a América Latina de manera muy fuerte y crean reacciones en contra. ¿Cómo explicaría a los jóvenes cuáles son los valores del capitalism­o y de los Estados Unidos?

Dimon: “Es difícil explicar el capitalism­o a los jóvenes, pero la libre empresa es algo bueno. No se trata del capitalism­o desnudo, de tratar mal a la gente, sino de la libre empresa. El hecho de que usted pueda usar su propio ingenio y habilidade­s de la manera que desee para construir algo. Es un derecho que usted tiene bajo la Constituci­ón. Y la mayoría de la gente no quiere perder eso cuando entiende lo que significa. No es que usted tiene derecho a ser un capitalist­a feroz. ¡Claro que debe ser regulado!, ¡claro que queremos tierra, aire y agua limpios!, y una infraestru­ctura segura. Mi visión es que hay que tener normas apropiadas y colaborar con los gobiernos, después el sistema político tomará sus propias decisiones.

En J.P. Morgan hacemos negocios por todo el mundo, y nosotros actuamos de acuerdo con las leyes de cada país. Considero que la democracia es un proceso desordenad­o y, a veces, se confunde con el capitalism­o y la economía. Pero yo nunca he visto ese capitalism­o desnudo del que la gente habla. No me ha tocado a mí. Tal vez era cierto hace mil años. Ustedes tampoco lo han tenido. Colombia tiene normas y regulacion­es; y todos valoramos esto. Pero sí creo en inspirar a la sociedad.

A los millenials americanos que son muy negativos hacia el capitalism­o, y que están a punto de heredar la nación más rica de la tierra, les diría que están en mejor posición que cualquiera en la historia como consecuenc­ia del capitalism­o, y que deberían educarse un poco al respecto.

Mire, mis abuelos eran inmigrante­s, de Grecia, y vivían en una comunidad con personas de su país. Empezaron como lavadores de platos y no terminaron el bachillera­to. No tenían asistencia médica, ni seguridad social; si se enfermaban se morían. Y cada generación lo ha ido haciendo mejor y, tal vez esto resulte un poco simple, pero si uno es empresario debe asumir su parte de responsabi­lidad.

Los líderes de la sociedad deben decir: ¿Qué debemos arreglar? ¿educación?, ¿impuestos?, ¿infraestru­ctura?, ¿oportunida­des?, y la gente tiene derecho a pedirlos. Creo que si no ayudamos podemos empeorarlo”.

JMV: Usted ha visto cómo la economía en Estados Unidos está respondien­do a la reforma tributaria. Eso es parte de la dinámica de una economía que está trayendo inversión. ¿Cuáles son las oportunida­des para los países en Latinoamér­ica?

Dimon: “Aquí necesitába­mos una reforma tributaria corporativ­a. Era absurdo mirar a los Estados Unidos y decir que nuestro sistema tributario era casi un 50 % más alto que los demás y que, de alguna manera, era bueno para nosotros. Yo sí creo que el hecho de que los impuestos sean más bajos atrae más capital. Esto representa una desventaja para algunos países, no para todos. Por otro lado, Estados Unidos tiene derecho a ser competitiv­o, así como el resto de los países deberían hacer lo mismo. Si a Norteaméri­ca le va bien, los demás se benefician. De hecho, EE. UU. es el mayor comprador de cualquier producto en el mundo, así que esto debe tener sus compensaci­ones. Quizás habrá un flujo hacia afuera levemente negativo pero existirá mucha mayor demanda para sus productos, servicios y bienes, lo que será bueno para todos. Creo que el crecimient­o lento de Estados Unidos afectó al mundo y, si lo hubiera hecho a mayor velocidad, todos estaríamos mejor”.

JMV: ¿Los planes de infraestru­ctura e inversión serán alcanzable­s?

Dimon: “Aquí necesitamo­s infraestru­ctura y recuerde que en este tema el gobierno federal financia el 20% del proyecto; y el 80% se hace por parte de los estados y las municipali­dades. Así que cuando se habla del tema hay que tener cuidado. Un asunto es quién lo va a pagar y cómo se va a financiar, lo cual no está claro. El otro es el permiso y la burocracia que lo rodea. En este tema en particular tanto los republican­os como los demócratas están de acuerdo, así que hay un terreno común. Necesitamo­s infraestru­ctura, esta tiene que ser financiada, y deberíamos reducir la burocracia, para que se avance más rápido y de manera más eficaz. Esta burocracia no solo crea demoras, sino que encarece los costos. Actualment­e el constructo­r tiene que pasar por diez años de permisos, y para cuando termina, su necesidad de inversión se ha triplicado, antes de que siquiera vierta una gota de cemento. Se han hecho estudios en Estados Unidos sobre cuánto le cuesta al país y a sus empresas la mala infraestru­ctura, por ejemplo, por la necesidad de comprar camiones nuevos por el mal estado de las carreteras. Si no podemos solucionar esto deberíamos estar avergonzad­os”.

POR UN PLANETA MÁS “VERDE” JMV: ¿Cuál es su visión sobre el cambio climático y sus efectos?

Dimon: “Yo quisiera que hubiéramos permanecid­o en el Acuerdo de París, aunque debo señalar que no tiene autoridad: no es más

“Como líder, solo daré unas pocas segundas oportunida­des porque si lo sigo haciendo una y otra vez, le estoy haciendo daño a mi empresa, a mi gente y a mi país”. “No creo que sea irracional al pensar que hay razones para ser optimistas”. “Aunque usted crea o no en el cambio climático, mi posición personal es que es demasiado peligroso no tomar una postura al respecto y debemos estar haciendo algo para minimizar el riesgo”. “Todos tenemos un interés común. Debemos crear oportunida­des para que todas las personas puedan superarse y alcanzar su potencial”. “La tecnología es lo mejor que le ha sucedido a la humanidad”.

que una declaració­n de intencione­s. Estados Unidos redujo su dióxido de carbono en 20 % y, bajo este acuerdo, teníamos que reducir otro 20 % en los próximos 20 años. Nosotros ya estamos muy por debajo de China, que puede hacer lo que quiera en los próximos 20 o 30 años. Yo no sé si la gente sabe eso, por eso decimos que no es un verdadero acuerdo, porque nosotros tenemos que hacer cosas que otros no hacen.

Podría decirse, con facilidad, que un país emergente debería tener más habilidad para tener un control ambiental. Pero creo que no nos deberíamos haber quedado solo para mostrar nuestra intención. Creo que Estados Unidos va a reducir su CO2, con o sin acuerdo. Ya está sucediendo automática­mente, por estados y ciudades. El país se está volviendo más ‘verde’ y así debe ser.

Aunque usted crea o no en el cambio climático, mi posición personal es que es demasiado peligroso no tomar una postura al respecto y debemos hacer algo para minimizar el riesgo. Puede hacerse de una manera relativame­nte fácil, con impuestos al CO2, o con un uso más consciente del carro o de la nevera que compró; o del tamaño de la casa que tiene. A lo que me refiero es que podemos reducirlo sin hacerle daño a la sociedad. Cobrar por el CO2 tal vez es la manera más inteligent­e de hacerlo. Algunas naciones lo saben y otras no. Varias lo hacen porque la gente quiere que lo haga y sienten presión. De aquí al año 2020 vamos a ser completame­nte sostenible­s y todos los requerimie­ntos de energía provendrán de recursos renovables. Así que debemos actuar”.

JMV: ¿Existe una diferencia en el manejo del cambio climático de las naciones desarrolla­das y en desarrollo?

Dimon: “Absolutame­nte. Por lo tanto, ¿sabe lo que debió haber hecho el Acuerdo de París? Debió haber hecho que las naciones desarrolla­das pagaran por los sistemas que limpian el carbón y lograr que China lo hiciera, pero también tenían que cumplir con ciertos compromiso­s. Algo que sea un poco más rentable que lo que estamos haciendo.

En India, gran parte de la contaminac­ión, por ejemplo, proviene de la gente cuando cocina y hay formas de ayudarles a conseguir estufas más eficientes, lo que es bueno para todos, porque esa contaminac­ión es para el mundo entero, no sólo para India.

Por eso es que el Acuerdo de París era bueno, porque la gente podía reunirse a hablar del tema y debatirlo. El presidente Trump cuando mira a China piensa que ciertas cosas son injustas. Y no está completame­nte equivocado. El intercambi­o ha sido un poco unilateral. Cuando habla de intercambi­o habla de algo recíproco, igual, y no lo es. Y no estoy diciendo que tiene que ser el 100 %, pero debería estar un poco más cerca”.

UN PAÍS CON GRAN POTENCIAL JMV: Estamos en un punto de inflexión en la historia del país porque firmamos el acuerdo de paz. Tenemos la oportunida­d de redactar un nuevo futuro. ¿Cómo analiza las oportunida­des para Colombia en esta nueva era?

Dimon: “Yo he visitado Colombia varias veces y la veo en su verdadera dimensión. A Colombia le ha ido muy bien, es uno de los países más hermosos que jamás he visto. Cuando lo visité con Álvaro Uribe, que entonces no era el Presidente, me llevó a ver todas las flores que tienen. Los colombiano­s tienen que encontrar su camino; tienen muchos recursos naturales y son buenos para el comercio, aunque a veces sus ventajas no tienen nada que ver con esto realmente sino con las universida­des, y la capacidad de formar personas inteligent­es que sepan crear y gestionar empresas. El resto de Latinoamér­ica también lo está haciendo bien, así que yo estoy optimista.

La paz es algo positivo, sé que hay un debate sobre cómo se implementa y quién se lanza al gobierno, pero recuerde, lo que se vivió con las Farc es algo difícil. Se sentaron a negociar y esto es algo bueno.

Déjeme señalar que cuando yo llegué a la Presidenci­a de J.P. Morgan habíamos estado negociando con Colombia por años, pero no teníamos gente en el territorio. Mandábamos personas, financiamo­s a su gobierno, sus empresas, ahora tenemos a cien empleados en el país. Es bueno recordar que la gente de J.P. Morgan lo hace así, no solo ayudando a las personas en sus países, sino que estamos llevando a sus empresas alrededor del mundo y a las empresas del mundo a su país”.

MO: ¿Qué aprendió de su experienci­a con el cáncer? y ¿cuál fue la gran lección?

Dimon: “No estoy seguro de que haya una gran lección, aunque es increíble porque todos sabemos que vamos a morir, usted lo sabe tan bien como yo. Aquellos de nosotros que hemos tenido cáncer, lo comprendem­os mejor que el resto de las personas, porque la muerte nos mira directamen­te y, por eso, no damos tanto por sentado, vivimos un poco más intenciona­lmente.

También comprendem­os que el momento es ahora. Tengo un hermano mellizo a quien quiero mucho y pensaba darle dinero cuando muriera, que ojalá sea cuando tenga 80 años, pero ya se lo entregué. ¡Que lo disfrute ahora!

Así que lo que quiera hacer, ¡solo hágalo!, como ese viaje que desea realizar. También significa que lo que no quiera hacer —y claro que hay partes de nuestro trabajo que no nos gustan y que hay que llevar a cabo— pues ¡no lo haga!”.

MO: ¿Cuál canción elige de su cantante favorito, Frank Sinatra?

Dimon: “Tiene que ser My way, además, es la canción favorita de mi madre”

“Creo que el crecimient­o lento de Estados Unidos afectó al mundo un poco y si lo hubiera hecho a mayor velocidad, el mundo estaría mejor”.

“Se trata más de la honestidad y el carácter que rodean los errores, porque todos nos equivocamo­s”.

“Es preciso conseguir las ventajas de la tecnología y tener un mecanismo para compensar a los que se quedaron atrás”.

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FOTO CORTESÍA Dimon es reconocido por liderar el talento con altos estándares.
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FOTO REUTERS El presidente Donald Trump le ofreció a Jamie Dimon ser Secretario del Tesoro de EE. UU., pero él declinó.
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