Salud militar agoniza por falta de medicinas
Los dispensarios militares llevan desabastecidos más de seis meses y los usuarios reclaman mejor antención. En Antioquia hay 5.299 afectados.
Si el infierno existe, las últimas cuatro noches Karen Hoyos ha sentido morir en sus brasas. Su esposo es un soldado profesional que lleva cuatro noches sin conciliar el sueño, y ella, que lo ha acompañado en las vicisitudes de 8 años de matrimonio, no aguanta este desvelo; pero no se duerme, teme que una noche, silenciosamente y agazapado, su marido le clave cualquier objeto en el corazón.
Desde 2015, el militar espera medicamentos de siquiatría para tratar los trastornos causados por la guerra: una emboscada de las Farc en 2013 lo dejó sin el 70% de utilidad en su oído izquierdo, con el derecho escucha a medias porque perdió el 40%, ve borroso por las esquirlas que se incrustaron alrededor de los ojos —de las mismas que se clavaron en sus testículos y brazo derecho—, no puede hacer fuerza y no pueden hacerle una resonancia porque en el cerebro tiene elementos metálicos de la detonación.
“Hace tres meses no me dan los medicamentos para él. No tengo plata para comprarlos y los que me prestan ya no lo hacen porque no tengo cómo pagarles. Cada mes es 1.000.000 de pesos y no trabajo. Una amiga, que recoge medicamentos para un ancianato es la que me está provisionando, sobre todo pastillas para dormir”, cuenta la mujer.
El esposo de Karen es uno de los 495 pacientes de siquiatría que tienen pendientes medicinas y se suma a los 5.299 convalencientes que, solo en Antioquia, esperan por los paliativos para sus dolencias. Entre ellos se cuentan: 41 de cáncer, 638 hipertensos, 200 con VIH (Sida), 473 con infecciones respiratorias y 276 con diabetes.
En total en el departamento, entre el 1 de noviembre de 2017 y el 6 de marzo de 2018, hay pendientes por entregar 15.529 fármacos según datos de la Red Nacional de Veedurías de Salud de las Fuerzas Militares. La entidad indica que de 600.000 usuarios del subsistema de Sanidad Militar, 400.000 están afectados por que no reciben la droga. La razón: las estanterías de los dispensarios están vacías.
Una larga crisis
El pasado viernes Karen sumó otra decepción a su larga lista de desilusiones. Ese día recibió un llamado del dispensario militar ubicado en la IV Brigada para que fuera por medicamentos, pero cuando llegó a la farmacia recibió la respuesta de siempre: no hay.
“Tocó entutelar porque yo no me aguantaba. Uno es ruegue que ruegue por los medicamentos. Los estaban entregando bien hasta el 2015 y me llegó un día que no había, diciembre, enero y febrero con esfuerzos para comprarlos, pero ya no me da”, dice Karen.
La falta de medicinas en los dispensarios militares es una situación que los usuarios afectados dicen inició hace tres años cuando el operario logístico, denominado Droservicio Ltda, comenzó a presentar fallas en la distribución.
El sargento primero (r) Tarcisio Villanueva Galicia, vicepresidente Veeduría Sanidad Militar Tulúa, asevera que desde el 2017 se presenta un desabastecimiento severo “porque ellos han dejado de despachar medica- mentos de alto costo para personas que necesitan diálisis, que dependen de la insulina, que tienen VIH, que no pueden suspender el tratamiento. La vida de estas personas se ha visto muy afectada, estamos en una calamidad porque pasa en todos los dispensarios y lo que dicen los funcionarios es que no hay”.
La crisis de la que habla el sargento (r) Villanueva ha tocado todas la farmacias militares del país. Antioquia, Arauca, Quindio, Tolima, Meta, Atlántico, Bolívar y otros departamentos denuncian que las estanterías están vacías y los usuarios tienen pendientes las dosis de dos y tres meses.
Cartagena es uno de esos ejemplos. En un radiograma conocido en exclusiva por EL COLOMBIANO, el capitán de Navío, Ibo Plazas Moreno, director del Hospital Naval de esa ciudad, dejó consignado que a partir del 18 de mayo se restringiría la atención hospitalaria “en vista a desabastecimiento de medicamentos y teniendo en cuenta afecta atención integral pacientes (sic)”.
El sargento (r) Julio Andrés Oyola, integrante de la veeduría en Armenia, Quindío, explica que en su zona empezó el desabastecimiento entre octubre y noviembre de 2017 “y empezamos a observar que el problema era el proveedor. El nuevo almirante se dio cuenta de que había anomalías en la entrega no oportuna de los medicamentos a las farmacias y a los usuarios y no hizo nada. Solo se surtían con lo que había en otros dispensarios y rotaban las medicinas”.
Oyola comenta que en su departamento son 20 mil afiliados afectados por el no suministro de paliativos y pone como ejemplo el caso de Nohelva Gutiérrez Hinco, una mujer que desde octubre espera que Sanidad Militar le entregue la droga contra el cáncer, y ni con tutela lo han hecho. Oyola, como los otros veedores, señalan de la crisis al anterior operador logístico: Droservicio Ltda.
Los enredos con Droservicio
El 26 de diciembre de 2014, la dirección General de Sanidad Militar representada por el mayor general del Aire, Julio Roberto Rivera Jiménez, y Droservicio, representado por Diego Londoño, firmaron el contrato 060 DGSM 2014. El objeto de este, y según el documento conocido por EL COLOMBIANO, era “la adquisición, distribución, suministro, dispensación y control de medicamentos”.
Reza el contrato que la duración de este iría hasta junio de 2018. Su valor fue de 434 mil 326 millones de pesos, de los cuales a 2018, Droservicio Ltda ejecutó 371 mil 905 millones de pesos.
En el papel, este operador se encargaría del buen funcionamiento en la entrega de medicamentos a los usuarios de Sani- dad Militar, pero como denuncia Jairo Mosquera, presidente de Asociación de Usuarios del dispensario médico de Medellín y miembro del consejo superior de salud de Fuerzas Militares, fue un contrato que nació con irregularidades porque el representante legal de 2014 les dice que solo pueden comprarle a algunos laboratorios.
Sumado a esto, con menos de un año de funcionamiento, Droservicio, según la red de usuarios, comenzó con el incumplimiento en la entrega de los fármacos.
En octubre de 2015, explica Mosquera, antes de Droservicio cumplir un año del contrato, solicitó que le incrementaran los valores, y el entonces director de sanidad en lugar de decirle que consultara la cláusula 35 en donde se consignó que no se reconocería dinero por cambios en los precios de medicamentos, fluctuación monetaria, alteraciones en el sistema financiero o cambios en la legislación, le preguntó al operador por qué no justificó que le tenía que pagar ese incremento.
“Él ha debido sacar una resolución, negar la pretensión del contratista y decirle no le pago por lo que dice la cláusula. Eso se dilató en el tiempo,
hubo cambio de director y llevó a que a mediados de 2017 reclamarán 60 mil millones de pesos de indemnización por el incremento de los precios”, comenta Mosquera.
Con este panorama a la Dirección de Sanidad Militar llegó el vicealmirante César Augusto Gómez Pinillos en septiembre de 2016. Consultado por EL COLOMBIANO sobre si tenía conocimiento de las presuntas irregularidades con Droservicio porqué se continúo con el contrato, el alto mando militar asevera que no tenía ninguna observación en ese momento.
“A partir del momento que yo recibo la decisión de la entidad fue resolver todos los problemas que había, el pago de las glosas, garantizar un flujo de caja para que el operador logístico pudiera hacer su operación con músculo financiero, comprar los medicamentos y nos cumpliera”, dice el vicealmirante Gómez.
Con esa visión, y según explica Gómez, al final de 2017 se decidió ampliar el cupo del anticipo por 36.000 millones “y se hizo una compra directa a través de una fiducia a la industria farmacéutica garantizando el suministro de medicamentos pendientes de noviembre y octubre y por 120 días en los meses de diciembre de 2017, enero, febrero y marzo de 2018”.
Gómez dice que se tomó esa decisión porque la empresa empezó a tener problemas internos, la industria farmacéutica le cerró puertas “y eso nos obligó para garantizar el servicio”. Por esa falla tiene en este momento en curso cinco debidos procesos en la entidad, con dos multas a pagar: una de 350 millones de pesos y la otra de $190 millones, informa el vicealmirante.
No obstante, la compra no fue suficiente ante el represamiento de fórmulas, y los medicamentos se agotaron rápidamente. La crisis se agudizó y la Red Nacional de Veedurías solicitó al ministerio de Defensa implementar la urgencia manifiesta, la cual fue dispuesta con la resolución 1636 del 14 de marzo de 2018 para atender la falta de medicamentos, pero según el vicealmirante no la consideró necesaria y para hacerlo, primero tenía que declarar la caducidad del contrato con Droservicio y en esa vía, tenía que tener en cuenta los informes de los directores regionales que no reportaron anomalías.
Se cedió el contrato
El salvavidas que el vicealmirante Gómez le tiró en 2017 a Droservicio Ltda no sirvió y, por el contrario, como lo reconoce el mismo director de Sanidad Militar, en el 2018 siguieron bajando los niveles de dispensación de medicamentos a condiciones muy críticas. En abril el operador logístico solicitó la cesión del contrato.
El alto mando militar explicó en conversación con este diario el 17 de mayo que se cumplieron todos los requisitos y que ese día, cinco minutos antes de la conversación, se firmó el acta de cesión de contrato a Audifarma. Sin embargo, el documento conocido por EL COLOMBIANO señala que fue firmado el 9 de mayo del año en curso.
En este nuevo documento, queda claro que fue Droservicio quien recomendó a Audifarma-Medex como la empresa que ejecutaría el resto del contrato por un valor de 62 mil 421 millones de pesos, y según el vicealmirante lo hace libre y voluntariamente.
Ante esta decisión, el coronel (r) José Vicente Urbina Sánchez, presidente Red Nacional de Veedurías, indica que esta
cesión esta viciada porque “solo es un cambio en la titularidad del contratista”.
Y la relación la evidencia con el contrato celebrado el 24 de febrero de 2016 con el que Droservicio Ltda y Audifarma realizan una alianza estratégica para surtir los dispensarios con los medicamentos para los militares. Incluso, esta alianza viene desde 1998, como lo muestra Audifarma en su página web.
Dice el vicealmirante Gómez que la decisión de aceptar a Audifarma “se dio primero por la solicitud de cesión del contrato que a consideración personal es la que genera menos traumatismo y nos permitirá resolver y poder nivelar el servicio”, y agrega que mañana comenzarán a despachar los medicamentos y a surtir los dispensarios del país con las medicinas que no han llegado por tres meses.
Pero esta promesa ya la han escuchado los usuarios de Sanidad Militar miles de veces. Ante el incumplimiento, en la última semana realizaron plantones en Barranquilla, Ibagué y otras ciudades para exigir que les cumplan.
Con esta decisión Karen Hoyos también cambia la cara de desilusión que trae la espera por los medicamentos de su esposo. Ella dice que solo aguarda que el Ejército le devuelva parte del hombre que conoció antes de la emboscada guerrillera que les cambió la vida, y recuperar las noches tranquilas hoy vueltas un infierno