El Colombiano

EPM recuperarí­a mañana control del proyecto

- Por DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES Enviado especial - Valdivia. JULIO C. HERRERA

Avances en la presa disminuyen riesgos de colapso. Valdivia registra 2.469 evacuados.

Dos noticias alentadora­s aliviaron ayer, en parte, la crisis de las personas evacuadas de las riberas del río Cauca: EPM informó que la cresta de la presa alcanzó los 405 metros sobre nivel del mar, faltan 5 metros para alcanzar la meta de los 410, lo que permitirá desviar el agua por el vertedero y retomar el control del proyecto.

Dos, la desaparici­ón de la filtración de agua por la galería, lo cual ocasionó la emergencia el pasado miércoles, que obligó a suspender los trabajos en la hidroeléct­rica y a evacuar a Puerto Valdivia.

Además, el caudal del Cauca descendió en un 20 % con respecto a los registros de los días pasados, cuando osciló entre los 2.000 m3/s y los 2.500 m3/s. Ayer estaba en 1.700 m3/s, hecho que permite un mayor avance en las obras.

En el cañón del río Cauca, aguas abajo de la represa, el caudal bajaba apacible.

No obstante, otra era la situación en el casco urbano de Valdivia, donde los cinco albergues temporales dispuestos para acoger a 2.400 evacuados resultaban insuficien­tes. Ocho médicos del hospital San Juan de Dios, el Icbf, policías, militares, Alcaldía local y la Gobernació­n de Antioquia multiplica­ban esfuerzos para atender a la gente que llena las calles del pueblo. No hay ninguna vacía.

En el coliseo principal instalaron 414 personas, de ellas 177 niños, en 71 carpas. “Por el hacinamien­to de los albergues lo que más se registran son enfermedad­es virales, diarreas y casos de estrés, pero se complicarí­a si se presentan brotes o epidemias”, reveló el galeno Javier Hernández.

Hay pacientes con enfermedad­es crónicas que los médicos monitorean para evitar desenlaces fatales. Las mascotas que las familias no dejaron en Puerto Valdivia serán censadas y llevadas a otro sitio para no agravar la situación de salubridad de los refugios.

El Ejército Nacional desplegó jornadas lúdico-recreativa­s, con las que buscaba distraer a los “menores de edad, pues estos no recono- cen la magnitud de la situación y queremos ayudarlos a olvidar esta triste realidad”, dijo el mayor Henry Beltrán.

Aunque las ayudas humanitari­as no dejan de llegar, lo cierto es que, por la congestión en los albergues, muchas familias reciben el desayuno y solo vuelven a tener una ración completa en la noche. Claudia Jiménez, que llegó desde la vereda Las Palomas, y Jorge Mazo, desde Puerto Valdivia, piden mayor atención a esto porque la gente se exalta cuando no hay comida.

El puerto

El viernes en la noche Jonaida Gómez sacó sus pertenenci­as de su casa a orillas del Cauca. El camión con el trasteo dejó atrás la soledad inquietant­e en Puerto Valdivia y las ruinas de lo que fue el histórico puente peatonal Simón Bolívar.

A las 6:00 p.m. se enciende el alumbrado público en Valdivia y crecen las rondas de la policía motorizada para garantizar la seguridad en el pueblo. El Ejército hace lo propio desde sus campamento­s.

Anoche, cuando la oscuridad caía sobre el puerto, apareció la figura de Sebastián Correa y sus dos mulas cargadas con cantinas de leche. Pese a las advertenci­as, Sebastián no abandonaba su rutina diaria, pues de hacerlo perdería el lácteo, su único sustento

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FOTO Ejército y Policía, más allá de sus funciones de vigilancia, trabajan en la atención de las personas evacuadas.

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