Menos promesas y más productos
Entre las nuevas empresas exportadoras a Estados Unidos, 486 son del departamento de Antioquia.
Los antioqueños se caracterizan por su calidad humana y esto no solo se nota en la vida privada sino en los negocios; pero esta característica no se puede convertir en solo promesas a la hora de exportar productos, sino en cerrar los compromisos con valor agregado, capacidad instalada y en los tiempos requeridos.
Este, si se quiere, es uno de los retos más importantes de los empresarios de la región para exportar en un mercado tan competido como el de Estados Unidos, de acuerdo con Rodrigo Patiño, gerente regional de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex).
Y el análisis no es menor, si se tiene en cuenta que lo importante es “segmentar la capacidad productiva sobre el cliente: si se vende directamente, a un distribuidor o una gran cadena de retail”, dijo Patiño, a la luz de los seis años de la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Que el nacimiento de las empresas tengan vocación exportadora es un punto relevante para fortalecer la presencia en este destino y en otros, pero también que el compromiso en internacionalizar productos no se dé por una tasa de cambio favorable, sino trascienda a encontrar nichos en donde se pueda competir.
Un ejemplo de ello es lo sucedido con Ion Heat, una empresa de ingeniería que se ha especializado en manufactura de equipos de procesamiento térmico para la industria metalmecánica, que nació en 2012 y en 2014 ya había exportado su producto.
Un segmento que se mueve más por la calidad que por el número de unidades vendidas, pues es de alto valor, según explicó Andrés Bernal, el gerente de la empresa.
“Nacimos con vocación exportadora, porque sabíamos que nuestro producto era costoso para el mercado nacional”, relató, y la manera de internacionalizarse llegó dándose a conocer por ferias que les permitieron hacer contactos para cerrar negocios. Así el año pasado lograron ventas por 1,8 millones de dólares y tienen profesionales atentos a cerrar pedidos en India, Europa y Brasil.
Y esto se articula con el siguiente consejo de Patiño: “Las empresas no deben exportar solo de excedentes”. Es decir, que las compañías no vendan en el exterior lo que les sobra ni lleguen allí solo por el éxito de su producto en el mercado local, pues “hay que estudiar las características de cada mercado y adecuar el producto acorde a este”, señaló Saúl Pineda, director del director del Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas (Cepec) de la Universidad del Rosario.
Balance en cifras
El balance no tiene una sola cara. En Antioquia, más empresas se vincularon el comercio con este destino. De las nuevas empresas que empezaron a llevar productos al mercado estadounidense, 486 son antioqueñas, el dato solamente superado por Bogotá, con 507. Solo el año pasado, 663 empresas exportaron, cada una, más de 10 mil dólares en no mineros. No obstante, cuando se miran los productos internacionalizados son los mismos que se vendían sin unas preferencias arancelarias ni estabilidad jurídica como la que se proporciona con el acuerdo.
Oro, café, flores, confeccio-
nes, plátanos y platino son aún hoy los productos que más se venden desde Antioquia hasta Estados Unidos, aunque por la lista se cuelan fajas, vestidos de baño, galletas, moldes de vidrio y tilapias.
En total, el año pasado se exportaron hacia este destino, desde el departamento, bienes por 1.575 millones de dólares, mientras en 2012 la cifra llegaba a 2.518 millones.
La situación no es ajena al panorama nacional, pues en el mismo periodo las ventas pasaron de 21.979 millones de dólares y a cierre del año pasado, el dato cerró en 10.540 millones, lo que implicó un decrecimiento de 52,05 %.
La explicación que da la presidente de la Cámara de Comercio Colombo Americana, María
Claudia Lacouture, es que “la puesta en vigencia del TLC se dio en un momento de desace-
leración económica y una concentración muy fuerte en productos minero-energéticos (85 % de la canasta exportadora)”.
Lo que sí hay que decir, es que cuando el análisis regional se hace separando los productos minero-energéticos, los demás han ido ganando un importante terreno.
Mientras en 2012, esos productos estaban valorados en 622 millones de dólares, en 2017 este valor sumó 810 millones de dólares; pero lo interesante tiene que ver con la proporción del total de exportaciones de cada uno de los años: pasó de 24,7 % a 48,7 %.
De hecho, ProColombia afirma que en el mismo periodo unas 1.534 empresas en todo el país exportaron por primera vez bienes no minero-energéticos a Estados Unidos y generaron ingresos por 1.207 millones de dólares. Es-
tos han ido en contravía de la tendencia a la baja de las exportaciones, y han logrado crecer de 3.640,14 millones de dólares a 4.028 millones.
Y no se puede tapar el sol con un dedo. El déficit comercial existe; aunque en Antioquia el comercio está más ligado a un equilibrio. En el último año se importaron productos por 1.569 millones, que incluyen costos, seguros y fletes (ver Polémica).
Sí se puede
Aún hoy hay algunos aspectos le pasan factura a Colombia en términos objetivos para poder exportar: los costos logísticos que suman 34 %, o requisitos agropecuarios para “homologar productos, aunque ya hay 97” de los que el balón está en la cancha del empresario, según explicó Lacouture.
De hecho, según Pineda, si bien en los TLC “El 73 % de las
regulaciones problemáticas las aplica el país socio. El problema para cumplir las regulaciones se originan en obstáculos de procedimiento que ocurren en Colombia en 68 % (en la Dian, ICA, Invima, etc.”
En manufacturas, los sectores eléctrico y construcción tienen reglamentaciones técnicas que los empresarios deben cumplir y depende de ellos.
Así hay 5 mil partidas arancelarias con cero arancel y 10.500 clasificaciones más específicas, con preferencias arancelarias están a disposición, nunca es tarde para aprovecharlas
“El 70 % de los importados de Estados Unidos son complementarios y ofrecen proveeduría competitiva”. MARÍA CLAUDIA LACOUTURE Presidente de AmCham “Tener TLC y preferencias arancelarias es un factor importante de competitividad en los negocios”. ANDRÉS BERNAL Gerente de Ion Heat