El Colombiano

TERCER LLAMADO

- Por JORGE GIRALDO RAMÍREZ calia@une.net.co

Por tercera vez en lo que va del presente siglo la intelectua­lidad colombiana llama a las puertas de la ciudadanía para que escuche sus propuestas políticas y conozca la manera como concibe el futuro del país. En 2006, el jurista Carlos Gaviria Díaz –exprofesor de la Universida­d de Antioquia– se presentó como alternativ­a a la reelección inmediata en nombre de la dignidad humana y los derechos de las minorías. En 2010, el filósofo

Antanas Mockus –exrector de la Universida­d Nacional– llegó a la segunda vuelta para enfrentar el continuism­o en nombre de la cultura de la legalidad y de una sociedad basada en la confianza. En 2018, el matemático Ser

gio Fajardo –exprofesor de la Universida­d de Los Andes– llega a la primera vuelta enarboland­o las banderas de la educación, la reconcilia­ción y la lucha contra la corrupción. No es gratuito que Fajardo haya recibido el respaldo de los partidos de Gaviria y Mockus, es decir, el Polo Democrátic­o y el Partido Verde.

Gaviria, Mockus y Fajardo, dejaron la comodidad de las aulas para entrar en la arena política a ofrecer alternativ­as que la clase política profesiona­l y tradiciona­l no ofrecían ni ofrecen. Aceptaron reglas que desconocía­n y participar­on en escenarios en los cuales predomina un estilo y un lenguaje que no manejaban. Nadie podrá decir en el futuro que entre sus generacion­es y estamento social no hubo compromiso con los problemas del país y sus soluciones. Nadie podrá decir que cuando el ambiente político se tornó radical y pendencier­o no hubo quien representa­ra la moderación, la razonabili­dad y el entendimie­nto de que somos una nación y no dos, una sociedad y no dos. Y es que la oferta de Uribe y de Petro es eso: una continuaci­ón de la guerra civil a través de los medios políticos e institucio­nales, un enfrentami­ento entre enemigos para los cuales todo vale, que no terminará con la victoria de uno de los dos. La promesa de ambos es barrer con el proyecto de la Constituci­ón de 1991: tanto Duque (el de Uribe) como Petro prometen una Asamblea Cons- tituyente y un revolcón en el régimen político.

Fajardo no hace demagogia, no entra en trifulcas, no tiene una visión maniquea de la sociedad. Es un magnífico administra­dor y tendría un excelente equipo de gobierno para afrontar los principale­s retos del país. No dudo de que es el mejor candidato y que todavía puede llegar a la segunda vuelta

Hidroituan­go: solidarida­d con las Empresas Públicas de Medellín, su gerencia, y las comunidade­s del Bajo Cauca. La emergencia en la represa mostró las peores reacciones de

Gustavo Petro, quien actuó de manera oportunist­a y mentirosa. Intentó sacar votos y alimentar el odio en medio de un problema de tal dimensión humana y económica. Lo mismo hizo Luis Felipe Henao de la campaña de Vargas Lleras ■

Gaviria, Mockus y Fajardo dejaron la comodidad de las aulas para entrar en la arena política a ofrecer alternativ­as...

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