CIUDAD BOLÍVAR: PORTAFOLIO ABIERTO
Contaba mi madre, con un dejo de orgullo en su voz, que en los años cincuenta del siglo pasado había trabajado como secre- taria en la fábrica de gaseosas Giraldo Henao en su natal Ciudad Bolívar. La vanidad no era por ella, precisamente, sino porque en ese último puntico que se ve en el costado suroccidental del mapa de Antioquia, había fábricas. En plural.
Gaseosas Giraldo Henao, con sus productos estrella Fruticola y Kolasuave, que distribuía para todo el Suroeste, no era la única empresa en el pueblo. También había fábrica de chocolate, de tabaco, de cigarros y varias de jabones. La de don Ángel Agudelo producía jabones de barra “especializados para lavar la ropa” y en Frutalmíbar hacían jarabes de fruta para los jugos.
Pero, como suele suceder, los peces grandes se comieron a los chicos: No pudieron competir con los emporios industriales que empezaron a llevar sus mercancías desde Medellín, pese a que el trayecto por la carretera en aquella época era de seis horas, yéndoles muy bien. Y súmele otras veinte si el destino final era Quibdó, en el departamento de Chocó.
Hoy, las fábricas del pueblo solo existen en el recuerdo de algunos viejos. La vocación industrial cedió paso al cultivo del café que, dicen algunos, monopolizó la dinámica socioeconómica del municipio. Y después… bueno, ya saben, también se vio afectado por economías emergentes ilícitas que a la par hicieron lo suyo.
Desde entonces las fuentes de empleo, que yo recuerde, han sido almacenes y cantinas, a veces creo que hay más que casas, y sospecho que las condiciones laborales no siempre son formales.
Pero ahora viene la buena noticia: El Concejo busca estimular la generación de empleo mediante el Acuerdo n.° 04, “por medio del cual se establece un incentivo tributario para
la creación de nuevas empresas en el municipio”, que ya fue sancionado por el señor alcalde, Antonio Castaño González.
La idea es exonerar de impuesto de industria y comercio, durante cinco años, a las empresas que se establezcan en Ciudad Bolívar, siempre y cuando genere cada una más de diez empleos fijos de ciudadanos radicados en el municipio, cumpliendo con el lleno de los requisitos legales y que inviertan en infraestructura física doscientos millones de pesos, como mínimo.
Las empresas deberán iniciar labores antes del 31 de diciembre de 2019 y los cinco años de exoneración serán contados a partir del inicio de las actividades comerciales.
Para acceder al beneficio deberá demostrarse el cumplimiento de los requisitos ante la autoridad competente y el ahorro en impuestos dependerá, por supuesto, de la magnitud de los ingresos, pero seguramente no serán tres pesos. A mayores ingresos, mayores ahorros.
Mucho ha cambiado la vida desde los tiempos de aquellas fábricas pioneras. Ahora el mundo está a un clic y Bolívar a dos horas de Medellín, gracias a la Troncal del Café, que articula los municipios del Suroeste antioqueño y los del Chocó.
Por donde se le mire, esta propuesta representa una relación gana gana: Ganan las empresas que se acojan a la iniciativa y gana el municipio, que pone a su disposición un capital humano de gente muy trabajadora, honesta y comprometida.
Y para sumar a los beneficios añadiré que Ciudad Bolívar es un pueblo tipo exportación: Es territorio de paz, tiene abundantes recursos naturales y el clima es un regalo del cielo. ¡Aprovechen la promoción!