Al Clan del Golfo se le cierra el cerco
Ayer fue capturado en desarrollo de una operación conjunta entre el Ejército, la Policía y la Fuerza Aérea Daniel Martínez Caraballo, conocido como “Samuel”, quien sería el sucesor de “El Indio” en el Clan del Golfo, muerto en operaciones militares en marzo pasado; es decir, cayó el nuevo tercero de esa organización.
El operativo tuvo lugar en la vereda México, del municipio de San Jacinto (Bolívar), y es uno de los golpes más fuertes contra esta estructura: además de “Samuel” y “el Indio”, los resultados de los últimos años sobre “Guagua”, “Gavilán” e “Inglaterra”, así como la muerte de otros 82 cabecillas locales van cerrando
el cerco alrededor de Dairo Antonio Úsuga David, alias “Otoniel”, su máximo líder.
Úsuga pidió al Gobierno un mecanismo que facilite el sometimiento a la justicia de su organización, y el ejecutivo estuvo de acuerdo en ello, para lo que radicó, el 20 de marzo, con sentido de urgencia ante el Congreso, un proyecto de ley “por medio del cual se fortalecen la investigación y judicialización de organizaciones criminales y se adoptan medidas para su sujeción a la Justicia”.
Sin embargo, en el legislativo este proyecto no avanza a la velocidad que se requiere para que la rendición se pueda dar durante el Gobierno de Juan Manuel Santos, que terminará en 77 días. Solo hasta hoy iniciará el primer debate, para lo que están citadas las comisiones primeras conjuntas de Cámara y Senado, este es el segundo punto en la agenda, después de la ley de procedimiento de la JEP, y como los congresistas están citados a las 2: 00 p.m. no se sabe si alcanzarán a abordarlo.
No obstante, es posible que “Otoniel” y su segundo al mando “Nicolás”, decidan, dada la presión de la Fuerza Pública y la fatalidad del gobierno actual, someterse a la justicia como está establecido en el Código de Procedimiento Penal. El ministro Enrique Gil Botero ha dicho a medios que esta es una posibilidad, dado el desespero porque para “Otoniel es más valiosa la vida aunque esté guardado”.
El último recuento de la Policía Nacional da cuenta de que los “urabeños pura sangre” son 1.632, sin contar redes de apoyo ni franquicias