¿Por qué empezaron a fumar las mujeres y qué pasó con su salud?
En el Día mundial sin tabaco, recordamos qué empujó a las mujeres a consumir cigarrillo y cómo impactó su salud para mal.
Más que relatar los datos que prueban que fumar enferma al cuerpo y que puede llevar a la muerte prematura –eso está más que comprobado y repetido en las campañas que buscan contrarrestar este hábito tan nocivo–, en este artículo relatamos el experimento que llevó a las mujeres a fumar en una época en la que era un tabú. El desenlace, lo confirman las cifras, no fue alentador.
Hace 100 años una nueva teoría sobre la naturaleza humana fue propuesta por Sigmun Freud. Él decía haber descubierto fuerzas primitivas y agresivas escondidas en los ce- rebros de sus pacientes. Estas ideas del psicoanálisis fueron usadas por su sobrino, Edward Bernays, un desconocido en la actualidad. Él trabajaba como agente de prensa en Estados Unidos y luego de ver que la propaganda usada para la guerra funcionaba, quiso hacer lo mismo en tiempos de paz.
Creó una agencia de relaciones públicas: “Les mostró a grandes corporaciones cómo conseguir que la gente quisiera cosas que no necesitaba, vinculando productos con sus deseos inconscientes”, según cuenta Pat Jackson, colega de Bernays, en el documental El siglo del individualismo (2002).
En la década del treinta George Hill, uno de sus clien- tes y el presidente de la American Tobacco Corporation, le dijo a Bernays que estaban perdiendo la mitad de su mercado y le pidió solucionar esto. Solo el 5 por ciento de las mujeres fumaba en 1929.
El inventor de la teoría de la propaganda y las relaciones públicas decidió consultar a A. A. Brill, uno de los primeros psicoanalistas en Nueva York, quién le dijo que para las mujeres el cigarrillo simbolizaba el poder sexual del hombre y le sugirió encontrar una idea que le conectara los cigarrillos con un desafío a esa figura dominante.
Así, a Bernays se le ocurrió persuadir a un grupo de mujeres jóvenes para que escondie-