ANDREW CUOMO: INDIGNACIÓN MORAL QUE N. YORK NO TOLERARÁ
El trato inhumano de niños inmigrantes por parte de la administración Trump ha dejado una oscura mancha en la historia de la nación. Es una tragedia humana y una amenaza a nuestros valores.
El 20 de junio, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva revocando su propia política de separar a los padres de sus hijos, diciendo que estaba solucionando un problema que fue de su propia creación.
Pero esta orden no es una solución. Aún deja abierta la detención a largo plazo de niños inmigrantes, lo que claramente violaría la ley federal.
Además, no se puede reversar el abuso de los más de 2,300 niños que han sido separados de sus padres en la frontera con solo deslizar un bolígrafo. La política de separación familiar de la administración ya ha causado un daño potencialmente irreparable a los niños que fueron utilizados como peones en la agenda política del presidente. Y la orden no incluye ningún plan para reunir a estos niños con sus padres, algo que debe hacerse lo más rápido posible.
El costo potencial para estos niños es pesado. La investigación muestra que el trauma de la separación forzada puede causar efectos físicos y emocionales de larga duración en los niños, cambiando la forma en que procesan la información, reaccionan al estrés y desarrollan la función ejecutiva y las habilidades de toma de decisiones. Tal estrés también podría hacer que estos niños sean más propensos a la inflamación y la enfermedad a medida que crezcan y se conviertan en adultos. A medida que aumenta el número de eventos infantiles adversos, aumenta el ries- go de problemas de salud tales como la obesidad, el alcoholismo y la depresión más adelante en la vida.
El Secretario de Estado Mike Pompeo pareció defender la política elogiando la resistencia de refugiados esta semana. Pero, de hecho, al separar a los niños pequeños de sus padres, el gobierno federal puede haber socavado ese argumento: la investigación muestra que el trauma puede inhibir el desarrollo de la resiliencia.
Para empeorar las cosas, el gobierno federal está prohibiendo a Nueva York ofrecer servicios de salud y a los cientos de niños que ya han sido ubicados por la Oficina Federal de Reasentamiento de Refugiados en centros por el estado, aunque el estado regula esos centros. Las instalaciones en Nueva York son un testimonio del amor y la compasión de nuestros residentes, que brindan atención de alta calidad y entornos hogareños que contrastan con la aterradora ciudad de tiendas de campaña y el Walmart remodelado que se usa para alojar a los detenidos a lo largo de la frontera. Pero estos niños no deberían estar en instalaciones en Nueva York ni en ningún otro lugar en primer lugar. Deberían es- tar con sus padres.
El maltrato de niños buscando refugio dentro de nuestras fronteras es un ultraje moral y una afrenta a las enseñanzas de todas las religiones principales.
Nueva York no permanecerá en silencio. Esta semana, anuncié la intención del estado de Nueva York de presentar una demanda de múltiples agencias contra la administración Trump para reunir rápidamente a los niños con sus padres y poner fin al abuso de las familias inmigrantes. Tenemos toda la intención de seguir adelante con esta demanda para evitar cualquier daño adicional a los niños bajo custodia.
Nuestro caso se basa principalmente en tres reclamaciones. Primero, que mantener a los niños alejados de sus familias es una violación de los derechos constitucionales de los padres a cuidar, mantener la custodia y comunicarse con sus hijos. A estos padres se les otorga el derecho fundamental a la integridad familiar según la Constitución de los Estados Unidos y la Constitución del Estado de Nueva York. Al separar sistemáticamente a los padres de sus hijos, esta administración ha demostrado una total indiferencia hacia los derechos de los padres.
Segundo, que detener a los niños - solos o incluso con sus familias por un período extendido de tiempo - es una violación de los términos del acuerdo Flores de 1997 con el gobierno federal, que establece estándares nacionales con respecto a la detención, liberación y tratamiento de niños en detención migratoria. El acuerdo, que la administración está tratando de modificar, prioriza el principio de unidad familiar, exige que los menores detenidos sean liberados en un plazo de 20 días y requiere explícitamente la reunificación familiar con una clara preferencia por la custodia de los padres.
Tercero, tenemos la intención de invocar lo que se conoce como la “doctrina de conducta escandalosa del gobierno”. En un caso de 1973, Estados Unidos contra Russell, la Corte Suprema escribió que “algún día podría presentarse una situación en la que la conducta de quienes hacen cumplir la ley es tan escandalosa que los principios del debido proceso le prohibirían al gobierno invocar procesos judiciales para obtener una condena. “Ese día ha llegado. Las tácticas insensibles utilizadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas no tienen cabida en este país