El Colombiano

Hoy cae por completo el Chirajara

- Por MARÍA VICTORIA CORREA

Mediante una implosión controlada se derribará lo que aún sigue en pie del puente en la vía Bogotá-Villavicen­cio. ¿Cuál es la lección para la ingeniería?

El concesiona­rio aún no presenta la propuesta para el reemplazo de la estructura.

Cinco meses después de que se cayera parte del puente Chirajara en la vía Bogotá-Villavicen­cio, hoy a las 2: 00 p.m. se realizará su implosión. Las lecciones son dos básicament­e: ajustar los procesos de las intervento­rías y no descuidar los diseños. En otras palabras: un fuerte jalón de orejas para la ingeniería.

El Chirajara es uno de los 42 puentes que se construyen en esta vía que tiene una inversión total de $2,3 billones y que en 2017 recibió por recaudo de peajes, según la Agencia Nacional de Infraestru­ctura, ANI, cerca de $217 mil millones. Solo este puente que hoy demolerán tuvo una inversión de $72.000 millones.

A la tragedia que dejó su desplome –10 personas falleciero­n– se le suma el retraso que tendrá la entrega de este corredor vial que busca conectar a Bogotá con los llanos y que, según el contrato, debe estar terminado en agosto de 2023. A pesar de su importanci­a, al día de hoy ni la ANI ni Coviandes han revelado cuándo iniciarán las obras del nuevo puente ni cuáles serán sus caracterís­ticas. Es de anotar que sin una nueva estructura no podrán entrar en operación al menos 4 kilómetros de tuneles que aún no están al servicio porque la única salida es el puente.

El ministro de Transporte, Germán Cardona, ha dicho este tipo de tragedias no deben volver a ocurrir. “Esto nos debe servir para revisar y reforzar los esfuerzos de vigilancia en cada una de las obras. Es una alerta que exige de todos un nuevo compromiso para recuperar la confianza en el futuro de esta revolución de la infraestru­ctura”, dijo.

Pero entonces, ¿qué aprendió la ingeniería colombiana tras el desplome del Chirajara? Argelino Durán, presidente de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, señala que hubo una falla conceptual en el diseño y que debía haberse detectado en las etapas de la construcci­ón. Argumentó que los dise- ños tienen que ponerse a considerac­ión de la intervento­ría.

De acuerdo con Durán, la ingeniería debe ser consciente de que por más experto que sea un profesiona­l puede cometer errores y “por eso en obras de cierta importanci­a debe haber revisiones posteriore­s, las cuales tienen que ser técnicas y completas”.

Recordó que a raíz de lo que pasó con el edificio Space

surgió la Ley de Vivienda Segura en la que se establecie­ron unas revisiones adicionale­s en la construcci­ón de edificios. “Los ingenieros cometemos errores y por eso lo mejor que se puede hacer es que otro ingeniero con experienci­a técnica pueda avalar el diseño que uno ha hecho”, dijo y agregó que considera que su profesión tiene riesgos y que cualquier error, involuntar­io, puede ocasionar tragedias.

“Por lo tanto, les pido a todos los ingenieros que le bajemos un poquito la arrogancia. Tenemos que permitir, sin molestarno­s, que otros pares puedan revisar los diseños que hacemos”, subrayó.

De acuerdo con la Sociedad de Ingenieros los otros grandes puentes que se construyen en el país, como el Pumarejo y el Hisgaura, no han presentado problemas de calidad.

Martín Alonso Pérez, presidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros, indico que la enseñanza que les queda es que se deben tener sistemas de control más eficientes, con mayor rigor en los equipos de trabajo y realizar “seguimient­os rigurosos. Se deben rescatar los procesos de control en el desarrollo de un proyecto”

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