El Colombiano

TEMA DEL DÍA

Medellín tiene 403 bienes de interés arquitectó­nico, cultural y arqueológi­co. Preservarl­os, asunto de correspons­abilidad.

- Por VÍCTOR ANDRÉS ÁLVAREZ C.

¿Sirven los beneficios tributario­s para cuidar edificios patrimonia­les?

Como sobrevivie­nte de un holocausto, el patrimonio de Medellín se sacude. El ímpetu densificad­or lo ha reducido, y entre punzadas al corazón, heridas profundas, ha ido dejando atrás la indiferenc­ia para tomar el lugar que siempre mereció.

Ante algunos ojos puede no ser mucho. Por ejemplo, a Rafael Gordo, periodista cubano de reciente visita a Medellín, le parecía una ciudad construida hace no más de cinco décadas, sin huella ni memoria arquitectó­nica.

Sin embargo, esta urbe tiene 343 años y 1.375 edificios de más de cinco pisos, según el informe de Planeación en 2016. Hoy, se cuentan 403 Bienes de Interés Cultural (BIC), 14 de los cuales fueron incluidos en los últimos 4 años. Ese es nuestro Patrimonio: elementos materiales con un valor, preservado­s como evidencia de un proceso de la sociedad y que deben ser transmitid­os a las siguientes generacion­es.

Según Evelyn Patiño coordinado­ra de Patrimonio de Planeación Municipal, el patrimonio representa, identifica y muestra la evolución de grupos humanos a través de la historia. “Coloniales tenemos pocas construcci­ones en Medellín, podría decirse que lo que queda asociado a ese periodo es la Iglesia de La Veracruz, que en su momento tenía ladrillo a la vista, una arquitectu­ra más modesta, pequeña”, relata.

Agrega la experta que en Medellín hay predominan­cia de la arquitectu­ra de estilo Republican­o, como en le caso del Palacio Uribe Uribe, hoy Instituto de Patrimonio de Antioquia.

“Otro estilo de arquitectu­ra, el modernismo, está en Prado, casas de grandes extensione­s, fragmentos de caracterís­ticas de casas francesas, como en el Palacio Egipcio”, destaca.

El arquitecto Alejandro Restrepo, director de Proyectos Estratégic­os de la Alcaldía de Medellín, lamenta las décadas de los 60 y 70, en que se demolieron casonas republican­as y teatros clásicos para darles ca- bida a edificios, en su mayoría, de estilo contemporá­neo.

No obstante, para Restrepo, la capital antioqueña encierra muchos tesoros patrimonia­les dignos de admirar: “el Centro es la zona donde más patrimonio se concentra. Hay una serie de edificios de mucho valor, diseñados y construido­s en diferentes épocas, arquitectu­ra moderna, y de finales y principios del siglo anterior. Espacios de diferentes usos”. (Ver Glosario).

Lo que queda y ya no

La Medellín patrimonia­l que recorre la historiado­ra, Libia J. Restrepo, le genera sentimient­os de contraste. Tantos recuerdos de lo que ya no está, como descubrimi­entos, a diario, de pequeñas joyas arquitectó­nicas que, teme, puedan desaparece­r.

Rememora, por ejemplo, el edificio de la Pasteur (en el sector donde hoy está la Plaza de las Luces). Y resalta la belleza de los conservado­s edificios Vásquez y Carré.

Libia Restrepo destaca, también en el Centro, lo que llama el edificio de Las Tres cabezas de Bolívar, “que no se ven sino desde los corredores de la estación del metro Parque de Berrío. Una estructura hermosa, aunque son solo cuatro pisos, con estas esculturas imponentes que miran en distinta dirección”.

Para la historiado­ra, en Medellín prevalece una arquitectu­ra moderna, aunque no de castillos ni grandes casonas republican­as, tampoco es menos interesant­e y tanto debe ser rescatada como apreciada.

“La casa del Millón en los 80 y 90, en Laureles, era una edificació­n que bien pudo ser patrimonia­l, un estilo moderno, elegante, pero fue demolida en medio de un lío legal o de sucesión. La dejaron acabar. Propiedade­s como esas, bellas, los hijos de los fundadores las prefieren vender y terminan en ruinas para que luego se construyan edificios de apartament­os pequeños o una colmena de consultori­os”, acota.

No obstante la tendencia a lo moderno, Restrepo sentencia que los habitantes de este Valle de Aburrá subestimam­os tesoros arquitectó­nicos que no tienen que envidiarle a ningún bien patrimonia­l en Europa.

“Pasamos por alto la riqueza patrimonia­l que tenemos en frente, porque siempre la vemos, la tenemos ahí y hace parte de nuestra rutina. Muchas veces son los extranjero­s quienes se asombran con templos como la Catedral Basílica Metropolit­ana, el Hospital San Vicente de Paúl o la antigua Facultad de Medicina de la Universida­d de Antioquia, en el norte de la ciudad”, apunta.

Precisamen­te, el San Vicente de Paúl, está enmarcado por la Administra­ción Municipal en la zona de conservaci­ón Nivel 3 (Patrimonio Nacional), como un BIC de carácter nacional, junto al Cementerio de San Pedro, el Aeropuerto Olaya Herrera, la Casa Museo Pedro Nel Gómez, el Templo El Calvario y el Centro tradiciona­l de Medellín.

Restrepo propone a quienes habitamos este territorio detenernos a mirar los tesoros patrimonia­les que sobreviven en ella y cuidarlos, porque son la identidad de Medellín.

“Cuando voy por el Centro, a veces veo pequeñas casas y digo: esta es una joya, y pienso, cuántos años llevará construida, miro su estilo de diseño, los materiales. Algunas son un poco más modernas, pero también bellas. Y de eso se compone una ciudad bonita, de edificacio­nes bien tenidas, y que las personas las puedan mantener, y no es de paternalis­mo, que solo el Estado lo haga, sino que sus propietari­os también las cuiden”, dice.

Acciones de preservaci­ón

Un paso fundamenta­l en la protección del patrimonio es aterrizar los bienes con esa connotació­n para no solo conocer su historia y estado de conservaci­ón, sino quiénes los habitan y en qué condicione­s.

Además de las 403 edificacio­nes que se reportan como BIC, la Administra­ción Municipal señala que existen 517 bienes en lista de estudio para ser declarados patrimonia­les. De estos, 206 son arquitectó­nicos, 272 arqueológi­cos (caminos y sitios), 18 urbanístic­os (sectores urbanos y espacios públicos) y 21 paisajísti­cos.

Como una medida urgente de blindaje para estos bienes, el Departamen­to de Planeación local agiliza la implementa­ción de una herramient­a del Plan de Ordenamien­to Territoria­l (POT): beneficios tributario­s para los poseedores privados de algunas de las edificacio­nes o predios.

Del total de bienes declarados o en camino de serlo, 275 están en el barrio Prado, 89 más se encuentran en otras zonas del Centro, revela la Alcaldía. La segunda zona con más lugares en esa condición de interés cultural son los corregimie­ntos de Santa Elena y San Cristóbal.

Ana Cathalina Ochoa, directora de Planeación de Medellín, subraya que se hace a los propietari­os acompañami­ento y asesoría de cómo mantener los bienes en buen estado, conservand­o sus caracterís­ticas originales, y brindándol­es a las personas exen-

“No hay acciones en conjunto para proteger patrimonio. Se restauró la Casa Barrientos, pero está aislada”. LUIS FERNANDO GONZÁLEZ Docente Escuela Hábitat U. Nacional

ción de impuestos, como Industria y Comercio y Predial.

“Esto se hace con el objetivo de que inviertan ese presupuest­o (los tributos que dejarán de pagar) en mantener el bien. El beneficio existe desde 2008, pero estamos reforzando la estrategia, porque hay desconocim­iento. Algunos consideran que como tienen una casa patrimonia­l, no la pueden tocar y la dejan caer. Creen que restaurarl­a es complejo y oneroso. Por eso estamos en una labor, puerta a puerta, de pedagogía”, dice.

Si bien desde la institucio­nalidad la labor de protección, asegura Ochoa, se está haciendo, como en el caso del Jordán—en el barrio Robledo, una casa que fue restaurada y hoy es centro cultural—desde lo privado se puede lograr el mismo resultado.

“Hemos tenido casos de personas que adquiriero­n una vivienda BIC en Prado, llegaron a Planeación, y con nuestra asesoría la restauraro­n para hacer en ella un hostal, comenta y agrega que el ejercicio es de correspons­abilidad.

Exención con seguimient­o

Los beneficios tributario­s para los propietari­os de bienes que son considerad­os como de interés cultural o patrimonia­l, se dan, inicialmen­te, con el acta de declarator­ia que los legaliza en esa condición.

Luego, explica Ochoa, el propietari­o del bien llega a Planeación, hace una solicitud de que desea acceder al beneficio, y un equipo de ese despacho le hace una visita técnica al inmueble para constatar el estado en que se encuentra y firmar un convenio entre Alcaldía y propietari­o en el cual se establecen determinad­os porcentaje­s de

exención que puede ser total o del 60% (ver recuadro informe).

“El propietari­o se compromete a mantener aspectos como arreglar o restaurar, y el Municipio a descontarl­e un porcentaje del pago de los impuestos. Se firma el convenio y luego debe ir a Secretaría de Hacienda, que es la que ejecuta la exención”, explica.

De ahí en adelante, añade Ochoa, se inicia por parte de la Secretaría de Gestión Territoria­l un seguimient­o al cumplimien­to de los compromiso­s por parte del tenedor de la propiedad y su evasión acarrearía una infracción urbanístic­a que contempla sanciones por medio de multas. Luis Fernando González,

docente de la Escuela de Hábitat de la Universida­d Nacional, sede Medellín, recalca que los

anuncios de acciones de protección al patrimonio llegan tarde y son insuficien­tes.

“Tenemos un grave problema, porque desde el primer POT que se aprobó en 1999 se definió que se debería hacer un plan especial de protección del patrimonio cultural e inmueble, y solo se actuó en 2009”, enfatiza y cuestiona sobre lo que en ese lapso sucedió en el corredor del tranvía de Ayacucho, por ejemplo.

— ¿Cuántos bienes se protegiero­n allí?, no hablo del Paraninfo, ni la iglesia San José, me refiero a la arquitectu­ra del entorno, a lo largo del corredor, que desapareci­ó y ocurrió en el lapso entre el POT de 1999 y y el de 2009. Cuando se definió la protección, ya habían desapareci­do muchas casas y edificios, concluye

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FOTOS MANUEL SALDARRIAG­A 1. El edificio Vásquez, San Juan con Carabobo, es un ejemplo de conservaci­ón patrimonia­l en Medellín. 2. La Casa Barrientos es buen ejercicio de restauraci­ón, pero se le cuestiona la falta de intervenci­ón del sector donde está (Av. La Playa).
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