El Colombiano

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Este es el primer estudio de su tipo que ha encontrado un tratamient­o psicológic­o para combatir el miedo a las alturas.

- Por HELENA CORTÉS GÓMEZ

El miedo a las alturas podría combatirse con realidad virtual.

Acrofobia es el temor angustioso e incontrola­ble a las alturas. Es la fobia más común: una de cada cinco personas dicen haberlo tenido durante su vida y una de cada 20 personas ha sido clínicamen­te diagnostic­ada con esta fobia. La buena noticia es para ellos.

Esos datos se citan en la investigac­ión que se publicó este miércoles en la revista

The Lancet Psychiatry y que muestra los resultados de un ensayo controlado y aleatorio dirigido por el profesor Daniel

Freeman de la Universida­d de Oxford. En él se reporta que la terapia psicológic­a entregada por un entrenador de realidad virtual (VR por sus siglas en inglés) puede ayudar a la recuperaci­ón de personas con este miedo diagnostic­ado.

Este es el primer estudio en utilizar la tecnología de realidad virtual como un tratamient­o sin un terapeuta, lo que da luces sobre cómo se podrían ofrecer algunas intervenci­ones psicológic­as en el futuro.

La investigac­ión contó con 100 voluntario­s. Sin embargo, los investigad­ores advierten que se necesita más trabajo para comprender cómo se aplicaría en otras afecciones, incluidos los trastornos de salud mental más severos, como la psicosis, en los que la terapia actualment­e la realizan profesiona­les de salud mental experiment­ados.

En investigac­iones previas, los individuos con miedo a las alturas usaban entrenamie­nto de realidad virtual en sesiones acompañado­s de un terapeuta. El estudio encontró que era tan efectivo como la exposición a las alturas en la vida real y que esa disminució­n de su temor duró al menos un año.

“Las terapias inmersivas de realidad virtual que no necesitan un terapeuta tienen el potencial de aumentar drásticame­nte el acceso a las intervenci­ones psicológic­as”, dijo a EL COLOMBIANO el autor principal, el psicólogo Freeman.

Esto lo desarrolla más, a través de correo electrónic­o, Mark

Hayward, director de la unidad de salud mental de la Universida­d de Sussex del Reino Unido y quien no tiene relación con el estudio: “Si se pueden ofrecer tratamient­os basados en la evidencia a través de un sistema de realidad virtual completame­nte automatiza­do sin la necesidad de la presencia de un terapeuta, muchos más pacientes podrían recibir tratamient­os psicológic­os. En mi opinión, la escala potencial del impacto positivo sobre los pacientes podría representa­r una transforma­ción significat­iva”.

La investigac­ión

En el estudio, a 49 personas con un diagnóstic­o clínico de miedo a las alturas que no recibían terapia psicológic­a se les administró el nuevo trata-

miento automatiza­do y a 51 de los voluntario­s, que conformaro­n el grupo de control, la atención habitual, que normalment­e no es un tratamient­o sino un acompañami­ento sin regularida­d ni control. En promedio, los participan­tes habían tenido miedo a las alturas durante 30 años.

Los participan­tes completaro­n cuestionar­ios sobre la gravedad de su miedo a las alturas al inicio del ensayo, al final del tratamient­o (dos semanas después) y en el seguimient­o después de cuatro semanas.

Quienes recibieron el trata- miento de realidad virtual tuvieron aproximada­mente seis sesiones de 30 minutos durante dos semanas, donde llevaban un casco de realidad virtual.

En la primera sesión, los participan­tes discutiero­n su miedo a las alturas con el entrenador virtual, explicando qué causó su miedo (por ejemplo, miedo a caerse, a tirarse del edificio, al colapso de este), mientras el entrenador virtual les daba informació­n básica sobre esta fobia.

Luego, los participan­tes ingresaron a un complejo de oficinas virtuales con diez pisos y un gran atrio, donde tomaron parte en actividade­s que desafiaron sus temores y los ayudaron a aprender que estaban más seguros de lo que pensaban. Comenzaron con tareas más simples, como mirar una barrera de seguridad que iba bajando gradualmen­te, y cumplieron tareas más difíciles, como caminar sobre una plataforma sobre una gran caída. Otras tareas incluían rescatar a un gato de un árbol, tocar un xilófono cerca de un borde y lanzar bolas sobre el borde de un descenso.

A lo largo de las actividade­s, el entrenador virtual ofreció ánimo, y luego explicó lo que el participan­te había aprendido y le preguntó si se sentía más seguro que antes. También alentó a probar alturas reales entre sesiones.

“Necesitamo­s un mayor número de terapeutas capacitado­s, no menos, pero para satisfacer la gran demanda de tratamient­o de salud mental también requerimos poderosas soluciones tecnológic­as. Como se ha visto en nuestro ensayo clínico, los tratamient­os de realidad virtual tienen el potencial de ser efectivos, y más rápidos y más atractivos para muchos pacientes que las terapias tradiciona­les cara a cara”, agrega Freeman.

Al final y durante el seguimient­o, los participan­tes del grupo de control calificaro­n su temor a las alturas como similar, nada cambió, mientras que los del grupo de realidad virtual calificaro­n que su miedo se había reducido

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FOTO CORTESÍA ESTUDIO. Una de las ventajas de este tratamient­o es para aquellas personas que no se sienten cómodas con el cara a cara. No reemplaza, sin embargo, a los terapeutas.

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