ES TIEMPO DE UNA NUEVA AGENDA DIGITAL
Si bien la velocidad de los cambios que se vienen dando en el mundo nos obliga a tener un proceso sistemático de reflexión para enfrentar los retos de futuro, el momento de inicio de cada nuevo período constitucional de gobierno es siempre oportunidad para pensar en nuevos puntos de aterrizaje. Y este ejercicio debe hacerse no con espejo retrovisor sino con el sentido de realidad en el que seamos conscientes de que el futuro que vendrá será el que se empiece a construir hoy.
En el sector Digital tenemos que prepararnos para los nuevos indicadores de nuestra economía. Entender que hoy en Colombia, no quiero ir a otros países, ya tenemos casos de aplicación de inteligencia artificial, uso de big data en distintas industrias y con una política pública sobre este tema, robótica, automatización y virtualización de nuestras actividades, nos obliga a recorrer una ruta que permita que esa revolución –la cuarta como se le ha llamado– contribuya al crecimiento de Colombia y al florecimiento del talento de nuestros jóvenes.
Para potenciar el aprovechamiento de esta revolución que nos llega con o sin nuestro consentimiento, debemos continuar construyendo las bases habilitadoras para no quedarnos atrás. Uno de los primeros habilitadores es la capa de talento con la que debe contar el país para que nuestros jóvenes puedan llegar a una vida productiva en la que cuenten con las habilidades que el entorno les va a exigir. Y no solo pasa por el lugar común de cuáles son las profesiones del futuro, pasa por la necesidad de empezar a incorporar hoy en todas las instancias de educación las habilidades para que puedan trabajar en un mundo virtualizado y colaborativo.
El otro habilitador está dado por el cierre de una brecha de conectividad. Conectar a los no conectados es fundamental para que todos podamos ser parte de las bondades del mundo digital. Hoy la mitad de los hogares en Colombia no tienen una conexión a internet; en la visión de las empresas, tan solo el 3 % del comercio minorista es electrónico y en lo que tiene que ver con la relación nuestra como ciudadanos con las enti- dades oficiales no todas las interrelaciones se pueden hacer de manera digital. Se ha hecho mucho, pero falta. Como sector no somos más que ninguno de los otros sectores productivos. Tenemos sí la obligación de ser uno de los habilitadores para no dejar a nadie atrás en la cuarta revolución.
Es el momento quizás de poner sobre la mesa una nueva agenda que en términos de compromiso convoque de nuevo a la sociedad civil, agentes económicos del sector digital y al gobierno a construir la forma de empezar a eliminar todas las brechas de talento, de conectividad, las que tenemos entre lo urbano y lo rural a partir de la generación de capacidades e infraestructuras digitales que pongan a Colombia en una posición de aprovechamiento de esta revolución.
Si empezamos a ejecutar las acciones para aprovechar esta revolución digital, tendremos la capacidad de pensar y ocuparnos de los retos de nueva era gobernada por los datos; pensar cómo actuar como sociedad y como Estado frente a los dilemas sobre privacidad, portabilidad de la vida digital, políticas fiscales para esta dinámica económica, etc.; y, lo más importante, estaremos dando un paso grande -cualitativo y cuantitativo- para que la generación de valor de esta revolución digital se quede y se exporte desde Colombia para mayor crecimiento y desarrollo económico en beneficio del futuro de todos los colombianos