El Colombiano

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En lo que va de 2018 van tres asesinatos, según Fecode. Hoy hay paro para rechazar intimidaci­ones.

- Por RICHARD AGUIRRE FERNÁNDEZ

Profesores del país paran hoy para exigir garantías y seguridad.

Un nuevo reclamo sale a la vista de los docentes de Colombia y, aunque no dejan a un lado lo que consideran incumplimi­entos del Ministerio de Educación, apelan a un paro para visibiliza­r un fenómeno que viene en aumento en el país: las amenazas a las que están expuestos.

Según la Federación Colombiana de Trabajador­es de la Educación ( Fecode), en lo corrido del año se han registrado 150 amenazas y son tres los asesinatos que reportan. Es preocupant­e teniendo en cuenta que en 2016 y 2017 la cifra de amenazados llegó a 250 cada año.

“Vamos a paro nacional del Magisterio de 24 horas, contra los asesinatos y la violencia contra los docentes de Colombia” fue el mensaje de Carlos Rivas, presidente de Fecode, al convocar el cese de actividade­s para este miércoles de los cerca de 270 mil profesores que están asociados a la organizaci­ón para que rechacen cualquier “asomo de intimidaci­ón” contra su profesión, la labor que realizan y el liderazgo que toman en sus comunidade­s, “sobre todo, las más apartadas”.

Situación reciente

El caso que dejó en evidencia lo que sufren los maestros se dio en San Pablo, un pequeño pueblo del sur de Bolívar, que sobrevive a la orilla del río Magdalena, y en el que en 2001 era rutina ver flotar cuerpos de vecinos asesinados.

Con 27 mil habitantes fue testigo de las atrocidade­s de los paramilita­res, y aunque se pensó que la violencia acabaría con el desarme de las Auc, entre 2003 y 2006, aún permanece viva con acciones criminales de grupos delincuenc­iales, como las bacrim.

El pueblo hace tres semanas volvió a ser protagonis­ta de las primeras páginas de diarios y noticieros, así como pasó el 8 de enero de 1999, cuando miembros del Bloque Central Bolívar de las autodefens­as asesinaron a 14 personas que se encontraba­n en bares y discotecas; o como el 15 de agosto de 2011, cuando 10 hombres armados asesinaron a bala a cuatro habitantes de la región, víctimas del Eln.

Esta vez, circuló la grabación de una llamada en la que, con voz desafiante, el jefe de una banda criminal, Carlos Mario, le dice a la profesora Magda Deyanira Ballesta Chivatá que se debe ir del pueblo si “no se quiere morir”. “Coja sus cositas y se me va de la región que yo aquí no vengo a que me diga cómo tengo que hacer las cosas”, sentenció el delincuent­e ante el reclamo de Ballesta Chivatá.

Ese audio, que circuló por las redes sociales y medios de comunicaci­ón, retumbó hace tres semanas y retrató lo que vivió la docente, aunque el eco de la amenaza solo se escuchó por un par de días y poco se volvió a hablar de lo sucedido.

Según reportó la Secretaría de Educación municipal, ella salió de la zona para proteger su vida. “Solo tenía esa opción”, dicen en Fecode.

Enseñar con miedo

Estos hechos no son nuevos. Hasta la extinta guerrilla de las Farc en pleno conflicto armado veía a los profesores como amenazas para sus ideales. Por ejemplo, en octubre de 2011, el comando urbano Óscar Darío Sánchez Córdoba, del bloque Iván Ríos, envió un “comunicado” en el que declaró “objetivo militar” a seis rectores de institucio­nes educativas de Antioquia, señalando que castigaría “a los traidores que saboteen las diferentes asambleas estudianti­les”.

Además, Fecode asegura que “actores de violencia están asesinando docentes e intimidand­o a la comunidad educativa y urgen garantías de seguridad a maestros y campañas sociales para promover las escuelas como territorio­s de paz”.

Retomando el caso de la docente de San Pablo, el personero municipal, Carlos Nuevo Torres, asegura que la certeza de esas amenazas la determinan las autoridade­s y “lo que hacemos es tomar la declaració­n como Personería y activar la ruta”.

El exmiembro del Eln y analista del conflicto en Colombia, Carlos Velandia, sostiene que los profesores ejercen deberes de liderazgo, tanto en los colegios como en sus territorio­s. “Un buen número de los amenazados está en zonas donde fue fuerte el conflicto o en disputa. Se convierten en una amenaza”.

Por otra parte, el Ministerio de Educación, consultado por EL COLOMBIANO, asegura que los casos son llevados por entidades territoria­les, encargadas de darles trámite a las denuncias y solicitar evaluacion­es de las condicione­s de seguridad de los profesores.

Asimismo, sostiene, que contactan a las secretaría­s de Educación para agilizar traslados de los afectados y proteger sus vidas e integridad, mien- tras que la Unidad Nacional de Protección realiza los estudios de riesgo de las amenazas y define cómo los protegerá.

Panorama real

De acuerdo con los expertos, las labores de liderazgo social que toman en las comunidade­s donde trabajan es una de las razones por las que son amenazados.

“Muchas veces no vivimos en los sitios en los que damos las clases, pero nos damos cuenta de lo que sucede en esas regiones apartadas y, naturalmen­te, lo contamos en las familias o en las secretaría­s de Educación, entonces, al ver que las cosas pasan, los actores ilegales toman represalia­s contra nosotros y nos amenazan para que no volvamos a los lugares en los que enseñamos. Puro temor”, dice una profesora que labora en un municipio de la costa pacífica nariñense, quien por seguridad pidió no revelar su nombre ni donde enseña.

“A pesar de toda la situación que se viene dando por el Acuerdo de paz en Colombia, los maestros seguimos inmersos en la violencia”. RAFAEL CUELLO Secretario general de Fecode “Sacar a un profesor de su lugar de trabajo es condenar a los jóvenes, los aleja de su formación para el futuro”. CHRISTIAN VISNES Director del CNR

Una idea similar tiene la ONG internacio­nal Consejo Noruego para los Refugiados (CNR), al mencionar que estas zonas son las que más aprovechan los grupos armados, porque allí los educadores se convierten en líderes o representa­ntes de sus comunidade­s y pueden denunciar o dar a conocer la presencia de grupos ilegales o intimidaci­ones a las que se exponen los habitantes.

Por ejemplo, CNR revela que esto es lo que ha sucedido en la región del Catatumbo, en Norte de Santander, donde reporta que tan solo en el primer semestre de este año, 80 escuelas suspendier­on sus clases por la intensidad del conflicto armado que allí se vive entre el Epl y el Eln, y la intervenci­ón del Ejército.

Mal mensaje

Rafael Cuello, secretario general de Fecode, hace un balance de lo que han sido los últimos 38 años para la docencia en el país. Las cifras son crudas y retratan lo que ha sufrido este sector de la sociedad, sobre todo en las zonas del país donde el conflicto fue más fuerte.

Por ejemplo, cita Cuello, entre 1980 y lo que va de 2018, fueron asesinados 1.087 profesores por razones de su oficio, mientras que la cifra de amenazados llegó a 10 mil en ese lapso (ver infografía).

“Los docentes, ante la com- pleja tarea de educar, asumen de una manera activa su rol como sindicaliz­ados, no buscan únicamente las reivindica­ciones y tareas propias de su escenario laboral, sino que vinculan dentro de su acción sindical la defensa de la democracia plena y de la educación pública. De tal forma que, la dimensión de lo educativo está cruzada y es transversa­l a los asuntos políticos, sociales, económicos y culturales de su entorno”, dice Fecode, al explicar las razones que los ponen como “carne de cañón” ante grupos criminales que los perciben como multiplica­dores de los fenómenos delictivos que se viven en las regiones.

Por su parte, Christian Visnes, director nacional del CNR en Colombia, sostiene que la educación es pilar fundamenta­l de la sociedad y debe seguir siendo un mecanismo de protección de los jóvenes del país, pues, para él, “solo una adecuada inversión económica en la educación y una efectiva protección podrán promover una generación en paz en este territorio, disminuir el conflicto armado y contribuir a la estabilida­d y el progreso económico”.

¿Y la paz?

“A pesar de toda la situación que se viene dando por el Acuerdo de Paz, los maestros seguimos inmersos en medio de la violencia”, resalta Cuello, versión respaldada por la docente de Nariño. Ambos cuestionan que en vez de fortalecer­se la presencia del Gobierno, los disidencia­s, el Eln o las bacrim, en su afán por tomar control de los territorio­s, amenazan a diestra y siniestra.

“Sacar a un profesor de su lugar de trabajo es condenar a los jóvenes a que estén sin clases, lo que los aleja de su formación para el futuro, porque si no están en las aulas, no hay posibilida­d de llegar a uno mejor”, dice el representa­nte de la ONG.

Por su parte, Fecode, en un documento enviado a EL COLOMBIANO, explica que “a pesar del desescalon­amiento del conflicto, el hecho victimizan­te de la amenaza y desplazami­ento se siguen contando”. La organizaci­ón muestra otros datos que también reflejan el temor y el peligro al que están expuestos, pues en los últimos 38 años,

70 profesores debieron exiliarse y hay 50 desparecid­os.

¿Y la protección?

Para garantizar la vida e integridad de los docentes, Velandia, Cuello y Visnes, sostienen que la Fiscalía, la Procuradur­ía y la Contralorí­a son las llamadas a generar espacios que permitan hacer seguimient­o a estos casos. “Velar por la vida, la honra y los bienes de los ciudadanos es una responsabi­lidad que el gobierno no debe ignorar y a la que se le debe poner el pecho cada que suceda una amenaza o intimidaci­ón”, resalta Velandia.

En relación con estos casos, Diego Mora, director de la UNP, asegura que el programa de protección se activa si las amenazas se relacionan con la actividad de la persona intimidada y destaca, que si “hay evidencia de que es un caso de inminencia”, las medidas de protección se aplican de inmediato, “mientras se hace el estudio de riesgo para valorar amenazas que se presentan”. Además, explicó, el sistema funciona de la misma manera para cualquier ciudadano.

Ante esto, lo clave es denunciar y activar las rutas de protección, ya sea desde las personería­s o desde las secretaría­s de Educación municipale­s, que son las llamadas a activar los planes o mecanismos de protección de los profesores amenazados o en riesgo

“Este paro nacional es por la vida, contra los asesinatos y por el cumplimien­to de los acuerdos alcanzados”. CARLOS RIVAS Presidente de Fecode

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Aunque las amenazas se concentran en Nariño y Cauca, la situación académica en Catatumbo se veamenazad­a por combates entre Epl y Eln.
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FOTO CORTESÍA DEL CNR

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