El Colombiano

“CHINA FIRST”

- Por BEATRIZ DE MAJO beatriz@demajo.net.ve

China abrió el grifo y son miles de millones de dólares los que están siendo inyectados en proyectos y empresas dentro y fuera de sus fronteras con la finalidad de convertirs­e en la primera potencia industrial del planeta. Si el país asiático se caracteriz­aba, hasta hace poco, por ser un motor industrial capaz de inundar el mundo entero con productos baratos y de calidad dudosa, manufactur­ados a costa de la explotació­n de cientos de millones de trabajador­es con sueldos miserables, ahora el gigante entró en la etapa de explotar conjunta y masivament­e su capacidad de producir talento, innovación y tecnología unida a su capacidad de generar recursos de inversión. Se trata de un “avance silencioso” tal como lo señalaba hace pocos días el analista Samuel Godoy Gómez en un valioso artículo titulado “El ajedrez de Trump” que circuló profusamen­te en el mundo digital hispano a partir de las redes venezolana­s. En su análisis, Godoy sostiene la tesis de que Norteaméri­ca malentiend­e a su presidente cuando le acusa de promover una sintonía perversa con Vladimir Pu

tin que obra en desfavor de los Estados Unidos. La realidad, según Godoy, es que el soviético estaría siendo cortejado por el inquilino de la Casa Blanca únicamente por ser el mejor aliado, el más útil y eficiente muro de contención para ponerle freno a las desmesurad­as ansias de liderazgo de Pekín.

Le faltó solo al venezolano señalar que en franca contraposi­ción al Plan estrella “America First” de Donald Trump, se ha estado armando, sigilosame­nte, otro plan en lo alto del poder de esta nueva China, capitalist­a y tentacular, que bien podría denominars­e “China First”.

Tiene gran sentido pensar que, sin verbalizar­lo de este modo, el mandatario americano tendría, de cara a Vladimir

Putin, una carta escondida dentro de su manga que sería la de hacer concesione­s a Moscú en terrenos de menor monta, si a cambio las dos naciones son capaces de instrument­ar un frente común para debilitar las ansias de liderazgo de los chinos. Dice Godoy que “Si Trump resuelve con Putin un plan de defensa común, reduciendo la amenaza de un enfrentami­ento nuclear o convencion­al con Rusia, si logra un acuerdo energético que le garantice que las riquezas energética­s de Siberia estuvieran bajo un tratado común de intereses, con la finalidad de no afectar los precios de la energía y el desarrollo mundial, si se dividen las tareas de contención de China en Asia, si convence a Putin en asumir un rol más activo en la guerra contra el terrorismo fundamenta­lista islámico, si logra neutraliza­r a Cuba y su campaña de subversión en Latinoamér­ica… los EE.UU. se ahorrarían una enorme cantidad de dinero en materia de seguridad y defensa”.

De todo ello es necesario recoger lo atinente a China ya que sobran razones para pensar que otro gran aliado poderoso con que China cuenta en la hora actual en sus planes expansivos es esa Unión Soviética que viene perdiendo fortaleza económica, más no relevancia política mi menos aún gravitació­n en lo militar y nuclear. China es el principal socio comercial para Rusia del otro lado de sus 4300 kilómetros de fronteras. Al mismo tiempo Xi se ha esforzado en desarrolla­r lazos económicos y políticos importante­s con su vecino para, de su mano, enfrentar estratégic­amente el poder hegemónico de Occidente.

Así las cosas, pareciera que la Rusia de Putin es más que nada una pieza clave en la medición de fuerzas entre las dos más importante­s potencias planetaria­s. En todo caso, una trilogía a ser temida

Tiene gran sentido pensar que Trump tendría, de cara a Putin, una carta escondida dentro de su manga que sería la de hacer concesione­s a Moscú en terrenos de menor monta.

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