La Federación tiene que pensar más en los jugadores
Concluido el Mundial de Rusia y pasada la efervescencia que generó esta fiesta entorno a la Selección, retornamos a la cotidianidad y nos bajamos de la nube para dilucidar los retos que deberá enfrentar el nuevo Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de Fútbol -FCFen beneficio de nuestro balompié. Uno de los temas que más preocupa a los futbolistas es la armonización del calendario y los torneos locales con las competiciones de Conmebol, para que no se siga atentando contra su salud y su rendimiento, irrespetando su tiempo mínimo de descanso, la recuperación entre partidos y el final de temporada. Entre los protagonistas, cuerpos técnicos y directivos, tendremos que llegar a un consenso para conseguir que el torneo que se apruebe, en la asamblea de clubes a fin de año, cumpla con las necesidades y expectativas de todos los que hacemos parte de esta actividad. Otro tema importante son las modificaciones que exige el torneo de segunda división para hacerlo más justo y equilibrado. Estas, deben tener, como objetivo, premiar a los clubes que inviertan y contratan nóminas para pelear el ascenso a la primera división y castigar con el descenso a aquellos que, al no tener ningún interés de alcanzar los resultados deportivos, disputan el torneo con mayoría de jugadores sub-20 para abaratar sus nóminas atentando contra la integridad deportiva que tanto se pregona. Paralelo a esto, cabe preguntarnos: ¿hasta cuándo se va a mantener el estatus quo en la FCF permitiendo que ligas departamentales que incumplen con sus obligaciones continúen manteniendo los privilegios de elegir y hacer parte de delegaciones para asistir a los eventos deportivos, preservando sus prerrogativas y beneficios sin realizar gestiones que requiere el fútbol en sus regiones? ¿Hasta cuándo se les permitirá “boicotear” e impedir la creación de otra categoría en el ascenso por preservar su peso en las votaciones en la asamblea de la FCF? Finalmente, la implementación del sistema de licencias de clubes debe aplicarse a todos los equipos profesionales, no solo a los de primera división. Esta actividad, sin distinción de categoría, debe cumplir con los parámetros mínimos para que los clubes puedan operar como verdaderas empresas deportivas, para competir en el fútbol moderno, como este lo demanda.