Ellos quieren otra carrera
Un estudiante decide cambiar su pregrado, una elección que asusta a los padres.
Un informe publicado por el Banco Mundial (BM) a mediados del año pasado llamado Momento decisivo: La educación superior en América Latina y el Caribe, precisa que el acceso se ha triplicado en los últimos diez años, cada vez más jóvenes terminan el bachillerato en se enfilan en alguna institución de educación superior.
Precisa el estudio que hoy existen más de 20 millones de estudiantes en los más de 60.000 programas de formación que hay en todo Latinoamérica, sin embargo todo esto no termina siempre en feliz puerto.
El Ministerio de Educación calcula que, más o menos, el 37 por ciento de los jóvenes que matriculan en un pregrado, renuncian a él, la mayoría antes de terminar el segundo semestre, cifra que preocupa y más teniendo en cuenta que muchos de ellos no vuelven a entrar nunca más a otro pregrado.
El fenómeno ha llevado a que las instituciones de edu-
cación superior diseñen estrategias para que los estudiantes superen una crisis que puede ser temporal.
Álvaro Gómez Fernández, vicerrector académico de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), dice que la deserción era un problema menos común hace diez años, cuando los muchachos todavía cursaban las carreras un poco influenciados por sus padres y decidían terminarla aunque se encontraran con que iba en contravía con lo que querían.
“Hace diez años la decisión estaba muy mediada por los padres, hace cinco por los orientadores de los colegios y hoy la decisión es de los propios estudiantes, ellos mismos se toman el tiempo de
estudiar los pénsum y ver qué concuerda más con sus habilidades y lo que ellos quieren de la vida”, dice.
Según algunos estudios realizados por los colegios, los estudiantes en décimo pueden tener una certeza en cuanto a sus gustos académicos, pero en grado once todo puede dar un vuelco y se pueden interesar al mismo tiempo por ramas tan disímiles como la Medicina y la Ingeniería de Petróleos, gustos que pueden explicar con todo detalle de argumentos, por lo que muchas veces los profesores y padres no están preparados para orientar una inquietud académica tan disímil.
“Los colegios se quedan asombrados porque tiene pro- Apoyo y soporte serán necesarios, pues decidir cambiar de carrera viene acompañado de un reproche social.
gramas de orientación vocacional pero parece que eso no funciona muy bien, no se sabe medir de verdad lo que un muchacho quiere estudiar. Cuando un estudiante de tercer o cuarto semestre se nos quiere salir, nosotros lo acompañamos y le brindamos un test muy desarrollado que le permite articular sus capacidades, lo que sabe, con las posibles elecciones de carrera, con mucha frecuencia lo que el test le arroja es la carrera por la que estudiante decide cambiarse”, dice el Vicerrector, quien aclara que dada tal decisión, se trata de que se puedan validar créditos para que no haya mucho traumatismo y poca pérdida de dinero para los padres.