Un reto ambicioso al que le falta ejecución
La concepción original del Programa de Cuarta Generación es magnífica. Ha sido un gran esfuerzo para crear condiciones y contratos que armonicen las necesidades de recursos con los riesgos y beneficios que asumen los concesionarios. Algunos de los proyectos ya están en curso. Hay iniciativas muy adelantadas. Por ejemplo, Cartagena-Barranquilla y Girardot-HondaPuerto Salgar tienen un avance de más del 90%. En otras iniciativas, la situación de los socios de la concesión ha generado dificultades, como por ejemplo, los proyectos ejecutados por Carlos Alberto Solarte, entre los que se encuentran Neiva-Girardot y Santa Ana-Mocoa-Neiva que han tenido algún avance, pero con recursos exclusivamente de capital. Existen otros proyectos que enfrentan retos en materia de licenciamiento ambiental. Estas autorizaciones ambientales son dispendiosas de obtener y algunas carreteras tienen enormes retrasos por esta razón. Tal es el caso de la Perimetral de Oriente y Bucaramanga-Barrancabermeja. Existen también grandes disputas entre algunos concesionarios y la ANI. En la actualidad, hay 32 tribunales de arbitramento porque ha resultado difícil para la Entidad solucionar las diferencias con los privados. Los recursos que se mueven en estas operaciones son cuantiosos y a los funcionarios de la ANI les preocupa que algunas de sus actuaciones para resolver retrasos e inconvenientes sean mal vistos por la Contraloría. Al final, el balance del programa 4G es agridulce. Por un lado, hay un gran stock de proyectos, ya estructurados y en trámite, algunos pocos con ejecución eficiente. Por otro lado, hay muchos que presentan enormes problemas, los cuales se han venido acumulando, y no serán de solución inmediata.