Nobel de Paz es un grito contra la violencia sexual
En lugar de jefes de Estado, este año el Comité Noruego premió dos luchadores contra la violencia sexual.
Nadia Murad y Denis Mukwege son luchadores contra este flagelo como “arma de guerra”. Ella, como exesclava del Estado Islámico y él, como cirujano de mujeres violadas. Contamos sus historias.
Las historias de las dos personas que recibieron el premio Nobel de Paz este año transitan por lo peor de la condición humana. Podrían bastar para perder la fe. Pero ellos dos no lo hicieron y esa es la razón por la que fueron reconocidos.
Se trata de Nadia Murad, una iraquí de la minoría religiosa yazidí que fue esclava del Estado Islámico, y Denis
Mukwege, un ginecólogo que ha reconstruido los estragos de las violaciones de miles de mujeres en el Congo.
Ambos han combatido la violencia sexual como “arma” de guerra. Jerónimo Delgado, docente de estudios africanos de la Universidad Externado, explica que es una estrategia común para “disminuir la humanidad del enemigo”.
En Irak, el caso de Murad,
esta práctica tiene un componente religioso: el grupo terrorista, sunita radical, no concibe la existencia de otros cultos, por lo que una cultura híbrida y sin texto sagrado como la yazidí, que reside al norte de Irak, fue uno de sus blancos durante su expansión entre 2014 y 2015.
Por otro lado, en El Congo, en especial en la región oriental, de donde procede Mukwege, la violación es una de las prácticas del conflicto armado. Desde los años 90 varios grupos luchan por controlar los mercados ilegales del oro y algunos minerales.
El reconocimiento del Comité Noruego a quienes resisten a estos entornos, se da en medio de una reformulación del papel de la mujer en la sociedad a nivel mundial. Pues, como señala la presidenta del Comité Del Nobel,
Berit Reiss-Andersen, aunque #Metoo –el movimiento para denunciar el acoso y el abuso sexual a las mujeres– y la visibilización de los crímenes de guerra no son lo mismo, coinciden en algo: “una tendencia hacia permitir que las mujeres renuncien a la vergüenza y se atrevan a hablar”