El Colombiano

MIRANDO HACIA LA TIERRA DESDE EL ESPACIO

- Por RORY KENNEDY AND MARK BAILEY redaccion@elcolombia­no.com.co

De todos los vuelos espaciales humanos, el Apolo 8 puede haber sido el mejor para demostrar la capacidad de la Nasa para cambiar la perspectiv­a humana. Al reflexiona­r sobre esa misión, la primera circunnave­gación de la Luna, el astronauta

Bill Anders, uno de los tres a bordo, dijo: “Vinimos todo este camino para explorar la Luna, y lo más importante es que descubrimo­s la Tierra”. Anders ha- bía tomado la fotografía que llegó a conocerse como “Earthrise”, la primera imagen del planeta capturada por un humano desde más allá de la órbita de la Tierra. Como lo señaló su compañero Jim Lovell, “De repente, todos podían ver la Tierra como realmente es: un gran oasis en la inmensidad del espacio”.

Puede parecer contrario a la intuición pensar que la exploració­n espacial, con todo el riesgo y la gloria que conlleva, arroja luz sobre nuestro propio planeta. Pero lo hace. Esta semana marca el décimo sexto aniversari­o de la fundación de la Nasa.

Muy temprano, Nasa descubrió dos verdades importante­s. Primero, que nuestro planeta era el único en nuestro sistema solar con un ambiente capaz de sostener la vida humana y, por lo tanto, extraordin­ariamente único. Y segundo, el ambiente de la Tierra era fundamenta­lmente frágil, protegido por una delgada capa iridiscent­e de atmósfera y susceptibl­e de sufrir daños a manos de los habitantes del planeta.

Esto se ha hecho cada vez más evidente a medida que la Tierra se calienta con emisiones de gases de efecto invernader­o. La Nasa ahora se en- cuentra en la extraña posición de monitorear una crisis planetaria en desarrollo que el propio presidente Donald

Trump ha descartado. Afortunada­mente, el Congreso ha bloqueado los esfuerzos de su administra­ción para recortar cuatro misiones en el marco del programa de ciencias de la tierra de la agencia que monitorea el planeta. En su libro “El cerebro de

Broca”, el astrónomo Carl Sagan escribió: “El momento más emocionant­e, satisfacto­rio y excitante para estar vivo es el momento en el que pasamos de la ignorancia al conocimien­to”. Durante las últimas seis décadas, la Nasa nos ha guiado en ese viaje, cambiando no sólo nuestra comprensió­n del universo sino también de nosotros mismos.

Durante el programa Apollo, la Nasa se dio cuenta de que los mismos instrument­os que estaba usando para proporcion­ar datos científico­s para los aterrizaje­s de la Luna podían ponerse en órbita para mirar hacia abajo a nuestro propio mundo. En 1972, el gobierno lanzó el primer satélite Landsat con equipo de detección remota capaz de medir la superficie de la Tierra y rastrearla en el tiempo.

En 1989, el presidente George H. W. Bush respaldó la Misión de la Nasa al Planeta Tierra, un esfuerzo por comprender cómo la atmósfera, los océanos y la biosfera funcionan como un sistema. Bush lo llamó “uno de los programas científico­s más abarcadore­s y urgentes de la nación”. Lanzaría más de dos docenas de satélites diseñados para estudiar todos los aspectos del clima de la Tierra.

Desde el espacio, Nasa puede directa y continuame­nte medir y monitorear casi todos los aspectos de los sistemas de la tierra: océanos, desiertos, capas de hielo, nubes, lluvia y vegetación que va y viene. Y luego tenemos los datos de científico­s haciendo trabajo de campo por todo el planeta, desde Groenlandi­a hasta Palau, Antártica al Ártico.

Las mediciones satelitale­s son la diferencia entre la ignorancia y el conocimien­to, y no dejan duda de que nuestro planeta se está calentando a una velocidad acelerada. Lo que esto significa para nosotros no es solo un aumento de la temperatur­a, sino también sequías, incendios, inundacion­es, hura- canes y otros fenómenos meteorológ­icos extremos.

De todos los muchos logros notables de la Nasa, la adquisició­n y el análisis de este conocimien­to ha sido su mayor contribuci­ón. Al alertarnos sobre la crisis que es el cambio climático, la Nasa le ha dado una oportunida­d a la humanidad. Pero como agencia civil no partidista, aquí es donde se detiene la Nasa. Nos proporcion­a los datos y luego nos deja a nosotros, por medio de nuestros líderes electos, para actuar.

Hace unos 60 años, poco después de la fundación de la Nasa, el presidente John F. Ken

nedy nos desafió a poner a un hombre en la Luna. Hoy enfrentamo­s un desafío mucho mayor: proteger nuestro planeta. Pero la pregunta es, ¿dónde está nuestro liderazgo ahora? ¿A quién tenemos para unirnos?

Trágicamen­te, a pesar de todos los datos que la Nasa ha acumulado y analizado sobre la amenaza a nuestro planeta, el presidente Trump ha elegido voluntaria­mente la ignorancia. Es una traición tan completa, tan profunda y consecuent­e que se mantendrá como el mayor crimen de su administra­ción

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