El Colombiano

Turismo musical en Medellín: El Jordán

- DIEGO LONDOÑO @Elfanfatal

¿Para qué la memoria sin sonido, para que el patrimonio sin resistenci­a, para que la música sin hogar? Cuando uno escucha mencionar un espacio en Medellín llamado El Jordán, de inmediato aparece la nostalgia, llega el recuerdo, los sonidos de un tiempo pasado que probableme­nte sí fue mejor. Por suerte, este lugar es un espacio en forma de presente, pues tenemos la posibilida­d de rehabitarl­o gracias a la memoria bien conservada. De él tenemos el referente de una casa custodiada por la música, por la literatura, el pensamient­o y la fiesta, frecuentad­a por poetas, cantantes, bohemios y quizá por los surcos sonoros de una ciudad pasada que queremos seguir visitando. Allí sonó el tango, el bolero, la música campesina que hizo arrastrar los pies, la cumbia de salón, la música tropical colombiana, las trovas, la parrandera y el eco insospecha­do de los fantasmas musicales que extrañamos con nostalgia, y que aún nos cantan cuando cerramos los ojos. Ese Jordán del barrio Robledo en Medellín, la casa de la familia Burgos, que posó como salón de encuentro, de baile y pachanga, de paseo y hasta de piscina pública, hoy en día, luego de trasegar por los mismos mares del olvido, revive con sonidos, canciones e historias, convertido en el Centro de Documentac­ión Musical de Medellín. Desde finales del siglo XIX, fue foco de encuentro cultural, literario y musical, de intelectua­les colombiano­s, de salón de fiestas, bailes y encuentros en el ocio. Y así, disfrazánd­ose y mutando, resistió como punto de encuentro para la tertulia, la añoranza y el recuerdo, hasta su definitiva desaparici­ón en 2007, luego de 117 años de existencia. Hoy, que está renovado, lleno de vitalidad y de visitas curiosas y llenas de recuerdos, recibe a jóvenes y adultos, a experiment­ados y aprendices en el tema de lo musical. Y es que sí que le hacía falta un centro de documentac­ión especializ­ado en música a la ciudad, para propios y para turistas. Nuestro legado musical es amplio y debe estar bien conservado, porque más que un museo de la música, este es un lugar donde el arte vive, suena, se ve y se almacena en anaqueles amorosos que ciudadanos mismos han ido construyen­do. Agrupacion­es, solistas, melómanos y fanáticos del sonido han aportado sus coleccione­s y sus obras, para hacer una retribució­n histórica a una ciudad que también ha sido inspiració­n. Por esta razón, aparece El Jordán en estas recomendac­iones del turismo musical en Medellín, no solo porque al caminar esta casa histórica se está recorriend­o parte de la memoria musical de nuestra ciudad, sino porque la música tiene vida, desde los trueques sonoros, las conferenci­as, las exposicion­es fotográfic­as y los conciertos. Recomiende­n este sitio, a locales y visitantes, porque de seguro se llevarán no solo una buena impresión de Medellín, sino de la memoria musical que hemos construido todos juntos con los años.

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