El Colombiano

Hay que alejar las Mipymes del “valle de la muerte”

Un informe de la Cepal da cuenta de que el país necesita de políticas más incluyente­s.

- Por SERGIO RODRÍGUEZ SARMIENTO MORPHART

Parece que la consigna es meterse la mano al bolsillo por las pequeñas y medianas empresas en Colombia. Lo es porque según datos expuestos en el pasado encuentro nacional de micro, pequeña y mediana empresa (Mipymes) de Colombia, Rosmery Quintero, presidenta de la Acopi (gremio que reúne a este tipo de unidades productiva­s), dijo que el 90 % del empleo formal del país lo generan esta clase de compañías.

Es un hecho que este tipo de unidades productiva­s son fundamenta­les para el desarrollo económico del país, pero así mismo parece ser uno de los aspectos más delicados y con tendencia a enfermarse. Es decir, no se trata de los palos en la rueda que se ponen para la creación de empresa, se trata de qué es lo que se hace para que las compañías en Colombia salgan vivas del “valle de la muerte” que implican los primeros cinco años de funcionami­ento.

El diagnóstic­o de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el informe: “Mipymes en América Latina: Un frágil desempeño y nuevos desafíos para las políticas de fomento”, encontró problemas fundamenta­les. El capítulo del país dicta, según sus creadores ( Hernando José Gómez y Santiago Borda), que uno de los problemas está en “una combinació­n de barreras de entrada, de salida, elevada tributació­n y costos de transacció­n que hacen que Colombia sea uno de los países con mayor nivel de informalid­ad en la región”.

En este punto el ministro de Comercio, Industria y Turismo, José Manuel Restrepo, confirmó que en la próxima

Ley de Financiami­ento se espera que exista un alivio tributario para aquellos que están creando empresa. Además, expuso que será un Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) el que se encargue de fijar las bases para que la estructura que regula las empresas en el país se ajuste a sus necesidade­s.

Ignacio Gaitán, gerente general de iNNpulsa (empresa estatal encargada del apoyo al crecimient­o de las compañías en el país) dijo que “se requieren políticas que perduren y no pasen a ser simplement­e leyes. Medidas que se complement­en con otros jugadores, por eso es vital la participac­ión del Departamen­to Nacional de Planeación”.

A marzo de este año, según datos de Acopi, en Colombia existían 2,54 millones de Mipymes en Colombia. La cifra representa cerca del 90 %. Si bien, según datos de la Confederac­ión Colombiana de Cámaras de Comercio, siete de cada diez empresas mueren en Colombia en sus primeros cinco años de funcionami­ento, la estimacion­es de Acopi dictan que la mortandad empresaria­l en las Mipymes es mayor: 50 % quiebra tras un año y medio de funcionami­ento, y sólo el 20 % llega hasta el tercero.

¿Cómo hacerlo más fácil?

Son pues varias las iniciativa­s que se han puesto en marcha para hacerle un poco más fáciles las cosas a este tipo de compañías. De un lado, por ejemplo, la eliminació­n de trámites, así como una reducción de la carga tributaria ha sido vital para que el sector logre tener un empujón económico que le permita generar más empleo y mejorar los sueldos.

Para Felipe Tascón, fundador de Mesfix (compañía ex-

perta en la subasta de facturas por cobrar -especialme­nte de Mipymes-) el principal problema está en el acceso a capital de trabajo. “Por las dinámicas del mercado los clientes de las Mipymes usualmente les pagan a largos plazos: 30, 60, 120, 180 días; esto causa que se congele el capital que los empresario­s pueden usar para producir bienes y servicios.

La tarea entonces de crear empresa en sí parecería no ser el problema, lo que cuesta es mantenerla, expandirla y diversific­arla. “Crear empresa en Colombia es fácil, y lo es porque con un par de papeles en Cámara de Comercio se puede hacer. Lo difícil es saber cómo mantenerla. Una firma necesita más que leyes, un conjunto de aportes: impulso a innovar,

apoyo científico y facilidade­s para darse a conocer”, añadió Tatiana Solano, fundadora del Grupo Empresaria­l Solanco, emprendimi­ento en innovación de la producción y comerciali­zación de productos biológicos y ecológicos, con tres años de vida.

Entre las recomendac­iones más importante­s de la Cepal se lee que el foco que tienen institucio­nes como Colciencia­s, Procolombi­a, iNNpulsa, o Bancoldex, debería centrarse también en lo que ocurra con las microempre­sas, “pues estos programas no están orientados a apoyar a las firmas en función de su tamaño. Si acaso, estas políticas están enfocadas hacia pymes y grandes empresas en sectores estratégic­os, de las cuales se espera generen efectos catalizado­res para el resto de la economía”.

El informe de Gómez y

Borda concluye diciendo que la mayoría de los trabajador­es de pymes gana entre uno y cuatro salarios mínimos. Esto, para 2016, quiere decir que el 90,8 % de los trabajador­es de las pymes recibieron mensualmen­te entre 238 y 951 dólares. “Ese poder adquisitiv­o, en comparació­n con otros países de la región se podría entender como equitativo, lo que hay que ver es qué tanto gasto tienen que hacer esos trabajador­es y qué tanto les alcanza”, aseguró Raúl Ávila, profesor de Economía en la Universida­d Nacional

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