El Colombiano

Hacarí, entre el fuego de Eln y Epl

Enfrentami­entos entre grupos armados ya casi alcanzan a todos los municipios del Catatumbo.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M.

Durante el puente festivo en Hacarí (Catatumbo - Norte de Santander), no hubo descanso y mucho menos fiesta. Al menos mil personas huyeron de sus casas en el corregimie­nto Mesitas, y las veredas La Esperanza, Castrillón y Las Juntas con lo que llevaban puesto, atrás dejaron sus viviendas, sus animales, su vida entera, por el miedo de caer en medio de los combates entre el Eln y el Epl.

Este es el séptimo municipio del Catatumbo en el que el enfrentami­ento entre ambas fuerzas ilegales causa desplazami­ento forzado desde el 5 marzo pasado, cuando la guerrilla del Eln le declaró abiertamen­te la guerra al Epl, una disidencia de la organizaci­ón que bajo el mismo nombre dejó las armas a principios de la década de los 90.

“El Eln se preparó y trasladó columnas guerriller­as y comandante­s de otras partes del país para desalojar al Epl del Catatumbo. En los territorio­s donde ha estado el Epl se ha dado la confrontac­ión”, explicó Wilfredo Cañizales, director de la Fundación Progresar.

Así, el conflicto que se incubó en Tibú y La Gabarra cuando las Farc dejaron las armas, se fue extendiend­o con el paso de los días por los demás municipios de Catatumbo (ver mapa).

“El enfrentami­ento entre esos dos grupos, que antes de febrero eran amigos, se han ido corriendo: los primeros fueron en El Tarra, Teorama; luego en Convención, San Calixto y ahora en Hacarí. Pareciera como si el Eln fuera desplazand­o al Epl de esos territorio­s, porque Hacarí ha sido de presencia histórica del Epl. Desde la década de los 80 es un bastión del esa organizaci­ón”, contó Cañizales.

Es así como poco a poco Catatumbo deja de ser únicamente sinónimo de coca para serlo también de guerra, desplazami­ento y muerte.

Esa región es el segundo enclave de cultivos de coca del país, con 28.268 hectáreas sembradas en 2017, según el último informe de la ONU contra la Droga y el Delito, lo que se suma a la facilidad que hay para contraband­ear combustibl­e desde Venezuela.

Drama humanitari­o

El defensor del pueblo regional, Rafael Navarro, estuvo durante el fin de semana en Hacarí y constató cómo los desplazado­s fueron llegando a la cabecera municipal, incluso apoyó el traslado de algunos que venían de Aguablanca hacia Hacarí, en un volqueta. El jueves eran 368 personas albergadas, ayer en la mañana ya eran 900 y se esperaba que al final del día fueran más de 1.000.

El problema, según dijo en diálogo con EL COLOMBIANO, no es solo el desplazami­ento: “se presenta confinamie­nto de algunas familias que se encuentran en la zona, restriccio­nes de la movilidad, zozobra y miedo entre los habitantes. Los animales están abandonado­s, las casas están desocupada­s a merced de los violentos, suspensión total de las clases en las veredas afectadas y podría haber contaminac­ión de minas antiperson­al”.

Lo peor es que un drama humanitari­o de semejante tamaño desborda las capacidade­s de un pequeño municipio como Hacarí (10.600 habitan- tes), que requiere que las entidades del Estado hagan presencia, pero las autoridade­s aseguran que solo hay silencio y militares (ver paréntesis).

Silencio institucio­nal

El Consejo Municipal de Paz, Reconcilia­ción y Convivenci­a de Hacarí emitió un comunicado, en papel membrete de la Alcaldía, en el que pidió a las organizaci­ones sociales, internacio­nales y a las entidades del Estado aclarar “cuál fue su posición frente a la situación humanitari­a que se encuentra padeciendo desde el 1° de noviembre el municipio, puesto que hasta el momento ha reinado el silencio”.

De acuerdo con Jhonny Galvis, personero de Hacarí, los únicos que hacen presencia son la Alcaldía y la Personería, por obvias razones, la Defensoría del Pueblo que activó el Sistema de Alertas Tempranas, el Consejo Noruego para los Refugiados que

ayuda con alimentos, el Icbf que atiende a los menores de edad con paquetes alimentari­os, y el Cicr que apareció ayer. Nadie más del orden nacional ni departamen­tal.

El ministro de Defensa, Guillermo Botero, aseguró ayer durante un evento público que “los hechos denunciado­s sobre desplazami­entos en Hacarí ya fueron controlado­s y los pobladores están retornando”. Desde el municipio lo desmienten.

“Eso lo dice una persona sin conocimien­to del territorio y de la situación”, expresó el personero. A su turno, el defensor del Pueblo aclaró que para que se den los retornos deben ocurrir tres condicione­s: que sea voluntario, que se dé el goce efectivo de derechos y que las condicione­s de seguridad lo permitan. “Hasta el momento ninguna de esas condicione­s se han presentado” y los ciudadanos siguen entre el fuego cruzado de Epl y Eln.

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