DEPORTES
El hoy exarquero siente que ya no está para entregarse al 100 por ciento como le gusta y deja 22 años de carrera como arquero profesional.
Bréiner Castillo sintió que es hora de dejar el fútbol activo.
Una lesión de hombro izquierdo que sufrió el pasado 10 de febrero y que lo tuvo ocho meses fuera de las canchas fue, sin duda, el detonante para que Bréiner Castillo diera por terminada una carrera de 22 años como arquero de fútbol profesional.
“Nunca fui de entrenarme a medias”, dice de forma tajante el nacido hace 40 años en Barbacoas, Nariño.
“La lesión apresuró las cosas, más allá de que hoy esté bien y haya terminado entrenando, sabía que iba a encontrar dificultades, a no entrenar con la misma intensidad. Por eso determiné hacerme a un costado”.
La carta que puso en su Twitter sobre su despedida se hizo viral porque fue muy sentimental y dejó ver los pensamientos de quien defendió el arco del Cali, Millonarios, Aucas (Ecuador), Nacional, Tolima, Medellín, Real Cartagena, Deportivo Táchira (Venezuela), Boyacá Chicó, Envigado, Huila y Selección Colombia.
“Duré como 20 días haciendo la carta, la iba escribiendo por pedacitos, hasta que creí que estaba bien redactada. La verdad no pensé que fuera a generar tanta vibra y que tanta gente expresara su cariño”.
Castillo, de grata recordación en los equipos antioqueños, espera terminar su contrato con el Huila, más o menos en un mes, y mirar qué camino va a seguir. Su ilusión es ser técnico. “Lo seguro, de momento, es que me radicaré en Medellín, donde, al lado de varios compañeros, tenemos la academia Cancerbero. Lo importante es que nos preparamos para dar este paso”.
Bréiner, quien realizó estudios en la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), dice que en el balompié no todos son Messi y que por eso hay que prepararse para defenderse en varios campos.
“Pienso que no solo estoy listo para ser entrenador, también creo que tengo condiciones para laborar en el campo dirigencial, como analista del fútbol. He estudiado”.
No descarta la posibilidad de ser técnico de arqueros, aunque reconoce que en Colombia esta profesión todavía no está muy reglamentada y no le creen mucho.
Su familia y el fútbol son el mayor regalo de su vida. Tanto quiere esta disciplina que en los 22 años de actividad no en- cuentra reproches.
“No tengo nada de qué lamentarme. Si hoy volviera a nacer y tuviera que escoger una profesión volvería a ser futbolista. Desde luego hay situaciones difíciles, pero se viven en todas las acciones de la vida y no puedo ser más que agradecido con el fútbol. Me dio todo, hasta una linda familia como mi esposa Johana Ramírez, quien durante doce años ha estado lista con la maleta para viajar conmigo a to- das partes y luego con mis dos hijos, Daniel (7) y Ariana (4). Soy un hombre afortunado”.
Su sueño es seguir en el mismo mundo del fútbol: “espero seguir haciendo con pasión lo que me gusta, ya me entregué como jugador, ahora espero hacerlo como entrenador o dirigente”