El Colombiano

¿CREE QUE EL 2020 SERÁ MEJOR PARA LOS DEMÓCRATAS?

- Por MICHAEL TOMASKY redaccion@elcolombia­no.com.co

Como se esperaba, la realidad producida por los resultados del 6 de noviembre será un Congreso dividido, con demócratas dirigiendo la Cámara de Representa­ntes y los Republican­os a cargo del Senado. Los republican­os ampliarán su mayoría en el Senado del actual 51-49 hasta 54-46, en espera de algunos resultados que, aún mientras escribo, to- davía están demasiado cerca para ser declarados, pero en los que los republican­os tienen una pequeña ventaja.

Los funcionari­os electos de ambos organismos prestarán atención a la idea de trabajar juntos, y algunos de los más expertos panglosian­os expresarán la esperanza de que incluso este Congreso dividido producirá un acuerdo sobre el gasto en infraestru­ctura o los precios de los medicament­os recetados. Supongo que tal vez, pero seamos realistas. Lo que parece más probable es no solo la falta de cooperació­n sino también la guerra activa entre los dos cuerpos.

Los demócratas de la Cámara aprobará alguna legislació­n progresiva, como deberían hacerlo, para mostrarle a la nación sus prioridade­s de cara a las próximas elecciones presidenci­ales. Pero claro que sus proyectos no progresará­n en el Senado. Si por algún milagro las dos cámaras logran aprobar versiones similares del mismo proyecto, las deliberaci­ones del comité de la conferenci­a serán una pelea de comida.

Entonces esto es lo que podemos esperar. Dos años más de resolucion­es continuas y posibles cierres de gobierno. Y si los republican­os aumentan su mayoría a 55, es muy posible que los demócratas no puedan recuperar la mayoría allí durante mucho tiempo.

Me desperté el 7 de noviembre y, como suelen hacer las personas como yo, eché un vistazo a los escaños del Senado que se reelegirán en 2020. En el papel, se ve mejor para los demócratas. Este año, los demócratas estaban defendiend­o 26 escaños, y los republican­os sólo nueve. Los 26 de los demócratas incluían a 10 titulares en los estados que dominó el presidente Donald Trump. En 2020, serán los republican­os quienes defenderán la mayoría de los escaños, 22 de los 33.

Eso suena esperanzad­or, si es un demócrata. Pero si mira el mapa, ve que la mayoría de los escaños ocupados por los republican­os están en estados que elegirían a un perro antes de elegir a un demócrata. Louisiana, Oklahoma, Mississipp­i, Nebraska, Idaho, Wyoming: usted entiende la idea. En total, hay alrededor de 14 estados donde la idea de elegir a un demócrata para el Senado es casi inconcebib­le, y otros tres o cuatro donde tal vez no sea inconcebib­le pero donde las estrellas tendrían que alinearse perfectame­nte. Los números para los estados demócratas comparable­s son quizás 12 y creo que cero.

Específica­mente con respecto a 2020, si tuviera que reflexiona­r sobre cinco posibles cambios que traerían a los demócratas a la paridad, aquí están los estados y los senadores en los que los demócratas deben enfocarse: Susan Collins, de Maine, primípara; Joni Ernst, de Iowa; Thom Tillis, de Carolina del Norte, otro de primer término; Cory Gardner, de Colorado, un tercer primer término; Jon Kyl, de Arizona; y supongo que David Perdue, de Georgia, o

tal vez John Cornyn, de Texas, si el emocionant­e Beto O’Rourke decidiera enfrentarl­o.

De esa lista, confío en que puedan ver el problema. Si los demócratas tienen que contar con Carolina del Norte (donde el partido eligió por última vez a un senador en 2008) y Georgia (2000) y Arizona (1988), le están ladrando a un árbol terribleme­nte alto.

¿Qué pueden hacer? Las personas discuten soluciones improbable­s y a largo plazo, como añadir al Distrito de Co- lumbia o Puerto Rico como estados en la primera oportunida­d que tengan. En un extremo aún más grande, tal vez deberíamos hacerle al Senado lo que hizo Gran Bretaña con la Casa de los Lores en 1911 y quitarle el verdadero poder legislativ­o. Podrá parecer una locura, pero algo tiene que hacerse. El 6 de noviembre, según The New York Times, los candidatos demócratas del Senado obtuvieron 45 millones de votos y los republican­os solo 33 millones (57% a 42%). Sin embargo, los republican­os ganarán quizás cuatro escaños. Eso no es democracia.

En el término más cercano, los demócratas simplement­e deben encontrar y financiar candidatos que puedan ganar en todo el estado en estados morados. No me refiero a centristas: mire a Phil Bredesen en Tennessee, a quien golpearon. Me refiero a los candidatos que primero pueden animar a los votantes de base, porque deben hacerlo para ser competitiv­os, pero también pueden salir y obtener algunos votos en partes de estos estados donde los demócratas normalment­e son aplastados

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