EL SACRIFICIO DE UNA MADRE
Ser madre es sinónimo de sacrificio. Así ha sido, al menos en Occidente, siguiendo el modelo que estableció La Biblia, en la que el castigo consistía en ser madre y esposa. Roles concebidos con dos agravantes: parir a sus hijos con dolor y sumisión. Cuando pensamos en el espectro de esa palabra resulta realmente escalofriante. La sumisión es la negación de la esencia de la condición humana: la voluntad.
La construcción del mito de Eva, la mujer despojada de su condición humana fue una construcción brillante de apaciguamiento y control. XXI siglos más tarde, la construcción del mundo es machista, y la mujer también desarrolla su identidad desde una visión masculina. In-