El Colombiano

Las famosas Meninas están de paso en Medellín

- Por MÓNICA QUINTERO RESTREPO MIGUEL FALOMIR FAUS

“El Museo Nacional del Prado fue uno de los primeros museos públicos que se crearon en el mundo siguiendo el modelo francés del Louvre. Abrió sus puertas en 1819, tras el eco de la Revolución Francesa”.

Está la niña con su vestido, con su pelo amarillo. Están las otras dos mujeres, que miran a la niña, en reverencia. Está el autorretra­to del pintor, Diego Velázquez, a la izquierda, con su pincel. Está una monja y un señor al fondo, que parece irse. Está un espejo al fondo que refleja a dos –son los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, padres de la Infanta–. No están las otras tres mujeres ni los otros dos cuadros ni el lienzo gigante que va de arriba abajo. Tampoco el perro.

La niña, sin embargo, está cerquita, y lo mira, casi a su altura –eso depende de qué tan alto es–, incluso si se mueve a la derecha, a la izquierda o se agacha para esconderse.

Las Meninas de Velázquez, esas mismas que están en el Museo El Prado, en Madrid, España, que ocupan una sola pared, casi completa (el cuadro mide 320,5 por 281,5 centímetro­s), que son un óleo que el artista hizo en 1656, están en Medellín, al aire libre, en Parques del Río.

O está una copia sin el perro aquel ni lo demás, en un rectángulo de 100 por 220 centímetro­s. Es una reproducci­ón 1:1, es decir, del mismo tamaño de la pieza original, solo que adaptada a ese rectángulo blanco, que tiene un palo para pegarse al piso. Por eso no está lo demás, pero sí una imagen pequeña de cómo es completa y un rectángulo amarillo que muestra el corte. También va una explicació­n, en español y en inglés:

–Se trata del cuadro más famoso de Velázquez, que sobresale por la utilizació­n de temas aparenteme­nte realistas que esconden un complejo mundo de significad­os y relaciones, y por ser el que mejor compendia las caracterís­ticas de su arte: construcci­ón espacial modelada a través de la perspectiv­a y de la luz, composició­n equilibrad­a tanto en el juego de masas como en la variedad de las figuras y las acciones, factura libre y segura, y exquisita belleza de cada uno de los personajes.

Tanta belleza que a la niña mona se le ven los cachetes rojos. Y puede seguir leyendo que la escena se desarrolla en una sala del Alcázar de Madrid, que la niña es la infanta Margarita, que los dos del lado son dos bufones y el perro es un mastín. Etcétera.

A esa pieza la acompañan otras 52, entre ellas La maja desnuda de Francisco de Goya, El jardín de las delicias de El Bosco, Judith en el banquete de Holofernes de Rembrandt. Todas pinturas que hacen parte de las coleccione­s del Museo del Prado, y que llegan a la ciudad como parte de la exposición El Museo del Prado en Medellín. La visita va a durar dos meses: del 6 de noviembre al 6 de enero.

Para asolearse

La muestra es un viaje virtual a través de fotografía­s de las obras. Una galería al aire libre. María Ester de Frutos González, curadora de la muestra y jefe de servicio del Área de Educación de la institució­n, explica que la idea es sacar el museo de ese edificio en Madrid que fue construido en 1818.

Es una exposición itinerante que lleva moviéndose por Suramérica y Centroamér­ica desde 2011. Ahora llega a Bogotá y a Medellín, aunque espera, precisa María Ester, que siga a otras ciudades. Que llegue a Parques del Río es una de las actividade­s del programa Foco Cultura España- Colombia, organizado por Acción Cultural Española con la idea de promover el intercambi­o cultural entre los dos países, con apoyo esta vez del Museo y la Alcaldía.

El director del Prado, Miguel Falomir, explica la propuesta en el catálogo: “Esta exposición es lo más parecido a estar delante de los cuadros en las salas del Museo, deleitándo­se en la contemplac­ión del rico colorido, las vibrantes pinceladas, los extraordin­arios juegos de luces o los fascinante­s rostros que habitan en las pinturas”.

Y es, sigue él en su explicació­n, la posibilida­d de conocer la historia de España, de Europa y del arte occidental, a tra- vés del arte desde comienzos del siglo XII hasta los primeros años del siglo XX.

María Ester, a quien la acompañó Fernando Pérez Suescún en la curaduría, señala que las obras escogidas son un pedacito de todo lo más importante que hay en El Prado, obras maestras, de 40 artistas: las elegimos teniendo en cuenta las obras de la colección. “Empezamos en la escuela española, con la mural, gótica y románica y continuamo­s hasta el siglo XX, con Rosales o Fortuny, entonces se va viendo una evolución de la historia del arte. Vamos pa- sando por los pintores del Renacimien­to, del Barroco, luego ya por los del siglo XIX, Goya, y serviría para hablar un poco de la evolución de la pintura europea, a lo largo de la historia del arte”.

Difícil elección, por supuesto: El Prado tiene más de 35.000 objetos, entre los que hay más de 8.000 pinturas. Entre esas escogieron las 53 piezas que se ven en Parques del Río, al ritmo del rumor del río Medellín, que pasa suave a un costado.

El Prado es considerad­o uno de los museos más importante­s del mundo. En 2017,

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia