LOS ÁNGELES SE QUEDA SIN COLÓN
Hilda Solís se lleva hoy una buena descarga del desfibrilador de tontos. La buena señora, que no debe de tener mucho que hacer pese a ser miembro de la junta de Gobierno de la cuidad de Los Ángeles, ha logrado una victoria sin precedentes: la retirada de una estatua de Cristóbal Colón del Grand Park de la urbe californiana, donde la figura del navegante y descubridor genovés se erguía orgullosa desde hace 45 años. Mientras arde media California y se amontonan los muertos, a esta señora no se le ha ocurrido otra cosa para hacer mejor la vida de sus conciudadanos que despojar a la insulsa metrópoli estadounidense de un elemento ornamental. La justificación no puede ser más ridícula, pero no la pasaremos por alto. En vez de atajar la criminalidad, el auge de bandas, rehabilitar los muchos barrios marginales o suprimir la deuda, la señora Solís se ha atrevido a tachar de “genocida” a uno de los más grandes hombres de to- dos los tiempos, quien con su hazaña, al frente de tres carabelas mal provisionadas y un puñado de hombres tan valientes y temerarios como él, cambió el curso de la historia y amplió de tal manera el mundo que la humanidad dio un salto de siglos en unos años. La señora Solís, que dormirá como marmota en su profunda estulticia, logró sacar adelante hace un año una moción para sustituir el Día del Descubrimiento por el Día de los Pueblos Indígenas en la que se incluía la retirada de la efigie.
Escuchemos los disparates que profiere Solís, pues sólo conociendo a los necios podremos combatirlos: “La estatua de Colón reescribe un capítulo manchado de la historia que carga de falso romanticismo la expansión de los imperios europeos y las explotaciones de los recursos naturales y de los seres humanos”. Pero en los campeonatos de bobos siempre hay alguien que supera al organizador. Es el caso de un concejal, un tal Mitch
O’Farrell, para quien este agravio a la historia es un “paso natural para eliminar la falsa narrativa de que Colón descubrió América”. ¡Toma ya, por lo visto todos los historiadores están equivocados desde 1492! “Además, el mismo Colón fue responsable de genocidios y sus actos contribuyeron al mayor genocidio jamás registrado”, añadió O’Farrell, miembro de la Nación Wyandot de indios americanos, los mismos a los que masacraron sin piedad los incipientes Estados Unidos, confinando en reservas a los cuatro desgraciados que quedaron.
Reescribir la historia desde los parámetros actuales es un error. Jesucristo era de todo me- nos un misógino, recordemos a la Magdalena o su defensa una supuesta adúltera en el célebre episodio en el que pronunció “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Sin embargo, el Mesías llegó en unos tiempos donde la mujer no pintaba nada, por eso se rodeó de 12 varones. Según los payasos contemporáneos, Jesús era un machista, ahí es nada. Así razona la señora Solís, cuyo apellido proviene de genocidas, según ella. La audacia, imaginación, coraje conocimientos astronómicos y de navegación de Colón, de los hermanos Pinzón, al mando de las otras dos carabelas, y del resto de marinos que desde este lado del Atlántico arribaron a esas tierras por primera vez conocida está fuera de toda duda. Quisiera saber si la señora Solís se atrevería ahora a cruzar en barco el Atlántico en un velero moderno, con todos los adelantos tecnológicos, no en una cáscara de nuez a merced de los elementos. Lo dudo. Quisiera saber también, se tendría los bemoles necesarios para arrastrar a su tripulación hacia el fin de la Tierra, pues hacia allí navegaba Colón según la teoría más extendida en aquellos tiempos, que afirmaba que el mundo era plano.
Gracias a la gesta de Colón y al resto de descubridores y conquistadores el mapamundi quedó completado y se dio origen a la Edad Moderna.
Solo espero que ahora la señora Solís y sus secuaces propongan eliminar el nombre de su ciudad, fundada por genocidas, y que luego se atrevan con los padres fundadores, desde Washington a Hamilton, explotadores y esclavistas reconocidos. A ver si tienen pelotas