Un refugio que genera malestar
Este espacio se diseñó para atender a venezolanos en Bogotá, pero no cayó bien a los vecinos del lugar.
En Bogotá y con corte a septiembre, según Migración Colombia, permanecen 238.758 venezolanos, es decir, el 23,14 % de los ciudadanos de ese país que han llegado a Colombia por cuenta de la crítica situación política, económica y social de ese país (ver gráfico).
Este panorama ha representado un desafío para las autoridades de prácticamente todo el territorio, pues el fenómeno se siente desde los departamentos de frontera, hasta el sur, y algunos buscan llegar a Ecuador o Perú en su lucha por escapar de esa crisis.
Siguiendo esta línea, y teniendo en cuenta que los esfuerzos se han concentrado en brindar atención a las necesidades básicas como salud y educación, a la Alcaldía de Bogotá diseñó y estableció un “campamento humanitario transitorio”, ubicado en la localidad de Engativá, el cual funcionará hasta enero del próximo año, según expuso la Alcaldía.
Sin embargo, la decisión ha generado brotes de protesta en los vecinos de la localidad, quienes cuestionan la presencia del refugio en su entorno, mostrando un rechazo a la decisión que tomó la administración distrital al ubicar a los migrantes en su zona.
¿Por qué el rechazo?
Aunque en diversos medios de comunicación los vecinos aseguran que el espacio no es el óptimo para satisfacer sus necesidades, hay quienes dicen que esto promoverá “brotes de inseguridad y mendicidad, pues como no tienen que comer, entonces se van a ir por todas las casas pidiendo”.
Para explicar por qué sucede esto, el doctor en Sociología de la Universidad del
Rosario, Carlos Charry, expresa que se tiene una concepción de que los venezolanos son personas que aumentarán los problemas del país, en gran parte, según el experto, “por la información que consumen los ciudadanos en los medios, que muestran, en ocasiones, que los venezolanos son sinónimo de delincuencia o de acciones que afectan los entornos”.
Por su parte, Felipe Muñoz, gerente de la Frontera con Venezuela, ha expresado en reiteradas ocasiones que lo primordial es atender a los migrantes con dignidad y rechazar los comentarios o conductas alrededor de la xenofobia, pues “ellos no están de paseo, sino que están escapando de un escenario que no querían”. En pocas palabras, tanto Charry como Muñoz envían un mismo mensaje: los venezola- nos no salieron de su país porque así lo quisieran, sino que se vieron obligados.
“Seguiremos en trabajo conjunto con las Alcaldías y Gobernaciones afrontando este reto. Es una tarea seria, responsable y solidaria la que la Alcaldía de Bogotá ha asumido con los migrantes”, manifestó Muñoz, quien destacó que apoyan la decisión de la Secretaría de Integración de la capital y recordó que este trabajo lo desarrolla con diversas entidades gubernamentales en este proceso de atención a las comunidades venezolanas que han arribado a Colombia en busca de un mejor futuro.
¿Qué viene?
Tal cual ha quedado claro en diferentes escenarios y como lo planteó hace una semana el ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Holmes Trujillo, el país se ha enfocado en dar una atención digna a los migrantes; no obstante, es claro que dado el nivel del fenóme-
no migratorio, las capacidades se pueden ver desbordadas.
“Estamos pensando en los migrantes venezolanos, nuestros hermanos, y también en los colombianos que retornan, que son alrededor de 400 mil, y en las comunidades de acogida, por ello llamo a la unidad regional, que será necesaria para enfrentar de la mejor manera esta realidad”, manifestó el ministro Trujillo,
Por esto se insiste en que la atención sea de carácter regional, como lo planteó Paula Rossiasco, autora del informe “Migración desde Venezuela a Colombia”, la región debe estar unida para enfrentar este reto que, particularmente a Colombia, le costará al menos entre 0,23 y 0,41 % del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, unos $4 billones cada año.
“Con la migración se da un cambio en el tejido social de los migrantes y de los colombianos. Vemos que estas personas llegan, y al tener historia y costumbres diferentes, hace que el entorno varíe y haya percepciones de que las comunidades cambian”, expresó la autora del informe del Banco Mundial.
Frente a las tareas que se mantendrán en Bogotá, por ejemplo, El secretario General, Raúl Buitrago, indicó que la meta es tener mayor control sobre las ayudas humanitarias y se enfocarán en mejorar la oferta institucional, con el ánimo de satisfacer las necesidades de los venezolanos