Así pasó la semana más turbulenta para el fiscal
Enlaces conocidos en el pasado de Martínez con Odebrecht vuelven a prender la polémica por su conocimiento del pago de coimas.
Esta semana ha sido la más turbulenta que ha tenido el fiscal general,
Néstor Humberto Martínez, en los dos años y dos meses que lleva al frente del ente investigador del país.
En dos ocasiones tuvo que salir públicamente a defenderse de las implicaciones surgidas de las grabaciones del fallecido excontroller de la Ruta del Sol 2, Jorge Enrique Pizano, según las cuales habría conocido de los sobornos de Odebrecht un año antes de llegar a la Fiscalía General.
En la primera, el jueves pasado, argumentó que no estaba seguro que lo que le decía Pizano se tratara de delitos, pues dijo que “a la Fiscalía no se pueden llevar sospechas” y por eso no acudió a las autoridades.
Sin embargo, nuevas revelaciones de esas conversaciones dejaron en claro que sí sabía que se trataba de acciones contra la ley, dicho por él en los audios: “Soborno, lavado de activos, falsedad en documento privado, administración desleal, abuso de confianza, estafa, hurto agravado... peculado por apropiación”.
Por eso, en la tarde del viernes volvió a insistir en que no sabía que eran delitos y que en esa reunión lo que hizo
fue leerle al ingeniero un concepto elaborado por un abogado penalista.
Todo esto ocurre en medio de gran revuelo de la prensa internacional, que ha encontrado en la trama entre Pizano, Martínez, el Grupo Aval y Odebrecht una verdadera novela con tintes turbios.
Después de todo, hablamos de un testigo clave del mayor escándalo de corrupción con el que lidia hoy Latinoamérica, quien murió el pasado jueves 8 de noviembre, pero antes dejó un testamento que golpea directamente al encargado de la investigación criminal del país y, además, tres días después también falleció su hijo en extrañas circunstancias, envenenado con cianuro, un elemento que no se suele dejar en un escritorio ni mezclado en una botella de agua saborizada.
Para recapitular el testimonio de Pizano, en 2013, cuando ejercía como encargado del control de gestión de esta obra de concesión, y en el desarrollo de sus funciones, empezó a notar ciertas irregularidades.
Al cruzar los contratos auditados por él con los pagos reales que aparecían en tesorería, encontró diferencias por más de 24 mil millones de pesos, que se veían reflejadas en objetos contractuales duplicados o invisibles. Esto significa que de las arcas de la concesión estaba saliendo dinero a escondidas para algún lado, que él creía que era para pagar coimas o a paramilitares.
Dos años después, en agosto de 2015, va donde Martínez, que oficiaba como abogado del Grupo Aval, dueño de Corficolombiana y Episol, empresas que conformaban con Odebrecht la Ruta del Sol 2.
Más preguntas que certezas
Los fundamentos que esgrime hoy el fiscal general permiten varios cuestionamientos.
En principio, Martínez aseguró en un comunicado que al llevar los hallazgos a las cabezas de Corficolombiana, ellos le confirieron poder para que en marzo de 2016 elaborara un contrato para que Odebrecht le restituyera los pagos que no fueron explicados a satisfacción.
Este acuerdo se pactó por
33 mil millones de pesos, que confirmó el Grupo Aval.
Sin embargo, permanece la duda porque, si en efecto las explicaciones de Odebrecht no fueron satisfactorias y fue Martínez como abogado quien tomó la negociación de estos dineros sospechosos posterior a las denuncias de Pizano, ¿por qué no priorizó el tema a su llegada a la Fiscalía, solo cinco meses después, sino que esperó hasta el año siguiente para corroborar las denuncias?
Además, en el pliego de cargos levantado el pasado 14 de septiembre por la Superintendencia de Industria y Comercio señalan que empleados de Corficolombiana conocieron de los pagos realizados por Odebrecht al exministro de Transporte, Gabriel
García Morales, para resultar favorecidos. Por este mismo hecho, los brasileños se mostraron extrañados por el comunicado de Aval.
Y aún si las fechas coincidieran, es por lo menos sorpresivo que el entonces asesor jurídico hubiera llevado unos descubrimientos de 2015 a
Luis Carlos Sarmiento (no se sabe si padre o hijo) y solo hasta diciembre del siguiente año hubieran caído en cuenta de que se trataba de sobornos. Más aun porque Marcelo
Odebrecht, cabeza de la organización, fue arrestado en junio de ese año por cargos de corrupción. En los testimonios del caso, Luiz Bueno, ejecutivo de Odebrecht en Colombia admitió que José Elías
Melo, quien era presidente de Corficolombiana en 2009, conocía de los pagos hechos a García Morales.
Por otra parte, si bien Martínez recalca que se declaró impedido para conocer del caso Odebrecht por haber sido abogado del grupo Aval, lo hizo en abril de 2017, aún cuando era consciente de este conflicto por lo menos desde hacía un año, cuando le encargaron el contrato para que los brasileños devolvieran el dinero sin sustento en los hallazgos de Pizano.
Además de eso, en un audio revelado el viernes por El
Espectador de la conversación entre Pizano y Martínez, queda claro que existen indicios de que el exsenador Otto Bula, el primer ventilador del escán-
dalo, se reunía con directivos de la concesionaria.
Finalmente, el fiscal, en una de las entrevistas que entregó esta semana, aseguró que “era una obligación como funcionario” que el senador Gustavo Petro hubiera puesto en conocimiento las revelaciones que le habría confiado Pizano sobre presuntos favorecimientos al Clan Char en Barranquilla. Entonces, ¿por qué no hizo lo propio recién llegó al ente acusador?
A pesar de ello, lo cierto es que a la hoguera le suma leña el cuestionamiento que carga el fiscal a sus espaldas desde que se conoció su postulación para llegar al cargo.
Hoja de vida que quema
La hoja de vida de Néstor Humberto Martínez está alimentando la tormenta de acusaciones que enfrenta.
En su paso como Superministro o Ministro de la Presidencia, en junio de 2015 y en contravía del Gobierno, pidió una polémica modificación en la reforma al equilibrio de poderes que eliminaría el Consejo Superior de la Judicatura por un órgano que les otorga el control absoluto de la rama judicial a las altas cortes, incluida la burocracia y presupuesto.
Luego, el propio Martínez habría de admitir varios encuentros con el entonces presidente de la Corte Suprema
de Justicia, Leonidas Bustos, hoy cuestionado por el escándalo del “cartel de la toga”.
El fiscal aseguró que los encuentros tuvieron carácter social, tras pedirle explicaciones la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes por solicitud del propio Bustos, que está siendo investigado por ese tribunal.
Sin embargo, la suspicacia se mantiene por la forma de elección de su cargo, que se hace por votación de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Más aún contando que designó a Gustavo Moreno, señalado como el enlace de Bustos en el cartel de la toga, como
fiscal anticorrupción, aún cuando su antecesor, Eduardo Montealegre, había advertido sobre su cercanía a la Corte.
Por si fuera poco, en julio de 2017 se conoció que dentro de la actual Fiscalía, ocho fiscales delegados ante la Corte Suprema fueron magistrados auxiliares de esa misma corte.
Todo esto deja por fuera sus enlaces con Odebrecht.
Aunque es cierto que existe su impedimento y que el fiscal general no conoce todas las actuaciones de la Fiscalía, no deja de minar su autoridad que haya hecho parte de tres contratos en los que estuvo involucrada la multinacional dentro de la Ruta del Sol 2.
En 2012 asesoró la elaboración de un contrato de estabilidad jurídica que ahorraba miles de millones de pesos a Ruta del Sol 2 pues se congelaban sus impuestos, que entró a hacer parte de la investigación de la Fiscalía recién hasta octubre de 2017.
Además, en 2014, le hizo un concepto legal en el que se mostraba a favor de adicionar el contrato de la vía Ocaña- Gamarra, centro de la trama de pagos de sobornos, sin tener que recurrir a licitación pública.
Ese mismo año, su hijo participó en la estructuración del fallido proyecto para la navegación del río Magdalena, que quedó en manos de Navelena, donde estaba Odebrecht.
Todo este pasado ha alimentado la tormenta en la que se encuentra hoy Martínez, al que cada día más voces le piden que dé un paso al costado, aunque él se ha mostrado firme en seguir al frente de la Fiscalía