LA NAVIDAD LLEGA. UNA INVITACIÓN A LA ALEGRÍA Y AL BUEN COMPORTAMIENTO
En este país, y con mayor emotividad en la región paisa, se espera con ansias la Navidad, al punto de que va arraigando la costumbre de comenzar a celebrarla mucho antes, incluso desde octubre. Hay muchas razones para ello: reencuentros familiares, con amigos, reuniones entrañables y celebraciones por éxitos del año o la búsqueda de consuelo por tristezas inevitables.
El período navideño trae también aparejados cambios en las rutinas, sobre todo en ciudades grandes. Se hacen más agudas las congestiones de tránsito y las complicaciones de movilidad; se incrementa la ingesta de licor, con las consecuencias que ello trae; los atracadores afilan sus colmillos esperando arrebatar en segundos lo que los demás ganan en un mes de trabajo; muchas personas quieren manifestar su alegría con exaltación de ruidos con música y pólvora.
La Navidad seguirá siendo una irrenunciable época de alegría que demanda ciertos compromisos por parte de to- dos. A las autoridades, reforzar la seguridad, los controles, el ordenamiento del tránsito. A los ciudadanos, procurar concertar sus desplazamientos con familiares y amigos, o usar transporte público; no ser invasivos afectando a los vecinos con música toda la noche o pólvora en las calles.
Hay que celebrar el ánimo festivo como culminación de otro año, a la vez que se hace la invitación para renovar compromisos cívicos de buen comportamiento, solidaridad ciudadana, fraternidad con los demás y corresponsabilidad con el cumplimiento de deberes sin necesidad de que sean las autoridades quienes tengan que compeler su acatamiento