EL FISCAL Y EL MANUAL PARA DUMMIES
Las porosidades por las que poco a poco se han filtrado detalles sobre la trama de corrupción del caso Odebrecht, muestran que el Fiscal General, Néstor
Humberto Martínez, debió declararse impedido, en su momento, para ser ternado al cargo y asumirlo y, ahora, para conocer y gravitar en torno a las investigaciones que adelanta su equipo judicial, en relación con las coimas y la ejecución de obras de la firma brasileña.
El vínculo de Martínez Neira con el gabinete del gobierno de Juan Manuel Santos, envuelto en el escánalo, y su reconocida amistad con el empresario y magnate Luis Carlos
Sarmiento Ángulo, cuyos intereses estuvieron involucrados en contratos y obras de Odebrecht, eran suficientes razones para que el abogado re- nunciara a ocupar el cargo y para que, incluso hoy, considere su renuncia, en un acto coherente con la trasparencia y severidad que exige el juzgamiento de la corrupción alentada por la multinacional brasileña para conseguir contratos en Colombia.
Los manuales y la literatura elementales, en una aproximación mínima a los requisitos que debe llenar un fiscal, hablan de lo lejos que está Martínez Neira de garantizar imparcialidad y rigor en el juzgamiento de este escándalo:
“(...) un fiscal no puede dirigir una investigación ni ejercer la acción penal pública sobre determinados hechos punibles (debiendo ser reemplazado), cuando se configura, a su respecto, una causa legal de inhabilidad, la cual está, generalmente, fundada en el interés particular en el delito o la amistad, enemistad o relación con los partícipes de tal hecho.
“Estos funcionarios, en los casos a su cargo, ejercen sus funciones con independencia y autonomía, bajo los principios de legalidad y objetividad, debiendo practicar las diligencias conducentes al éxito de la investigación, siendo responsables, en el ejercicio de sus funciones, en el ámbito civil, penal y disciplinario”.
La iniciativa tardía de NHM de declararse impedido ante la Corte Suprema, meses atrás, obra como formalismo y autoexención de responsabilidades, pero en la práctica la sensación del público es que, a la sombra, él conoce e incide en los pasos que da la Fiscalía frente al caso Odebrecht.
Las grabaciones reveladas esta semana de las conversaciones de Martínez Neira con un interlocutor que lo tuvo al tanto de las irregularidades en los contratos del Estado con Odebrecht, con intermediación y apoyo de firmas colombianas, no solo desnudaron cierta ordinariez del Fiscal sino su desfachatez para advertir, con naturalidad pasmosa, los supuestos delitos que mancharon esos contratos y la ejecución misma de las obras. Néstor Humberto Martínez,
también como copropietario de uno de los bufetes más poderosos del país, entra en el conteo regresivo para mostrarles a los colombianos de qué están hechos el escudo de su casa de abogados y la reputación que le precede en los asuntos del derecho