El Colombiano

En mina de Amagá ya se apagaron las llamas

Sin embargo, aún no se ha superado la contingenc­ia y se desconoce la magnitud de los daños. Panorama.

- Por GUSTAVO OSPINA ZAPATA

Aunque todo indica que el incendio que se desató dentro de la mina San Fernando, de Amagá, ya se extinguió, las unidades de socorro aún no han podido ingresar al socavón, pues la atmósfera del túnel presenta altos niveles de gas contaminan­te y hay riesgo.

El fuego, que se inició en la tarde del 15 de octubre, se habría apagado hace diez días. Pero fue solo eso, porque el humo sigue presente y no solo impide evaluar los daños sino que no permite reanudar las labores productiva­s.

Este hecho afecta a la empresa y sus trabajador­es e impacta prácticame­nte a todo el municipio, pues esta es una de las empresas mineras de mayor tamaño de Amagá y toda la cadena productiva está asociada a la producción de carbón. Si no sale el mineral, no hay dinero circulando.

Así lo admite el gerente, Jaime Piragauta, quien a pesar de la compleja situación, tiene fe en que pronto todo se superará y la actividad en la mina volverá a su efervescen­cia.

“Según las mediciones y acciones que hemos realizado, el incendio ya fue extinguido. Ahora estamos mejorando las condicione­s ambientale­s de los túneles, pero es un proceso lento, que puede tardar días dependiend­o de las concentrac­iones de gas CO (monóxido de carbono) al interior del túnel”, explica.

El elemento que permitió saber que el fuego se había ex-

tinguido fue precisamen­te la baja en las concentrac­iones de CO, que es el indicador del fuego. Cuando la mina ardía en su interior, las concentrac­iones llegaban a las 250 partes por millón. Ahora están en menos de 10, indicador de que no hay llamas. El incidente se presentó en la abscisa 700, una zona profunda donde está la planta de energía, lo que podría haber causado daños fuertes que implicaría­n que esta deba ser reemplazad­a. Pero todo es incierto mientras no se acceda al túnel para evaluar los daños.

Crisis para el pueblo

En Carbones San Fernando laboran 433 personas, todas dependen de su salario, pero entre proveedore­s, transporta­dores y servidores son 1.500 personas que también ven diezmados sus ingresos.

El gerente, que calcula en $1.200 millones las pérdidas hasta el momento, sostiene que la empresa ha hecho un

esfuerzo pagándoles los salarios a todos. Sin embargo, algunos dicen que les adeudan dos quincenas. Otros, que les han abonado la mitad.

“A mí me pagaron primero una mitad y después la otra, la empresa no nos ha dejado morir, acá pagan bien”, sostiene Antonio Cano, de 57 años. Dice que pasa días muy difíciles, pues sin plata no se puede vivir y se está limitando a pagar servicios y gastar lo estrictame­nte necesario.

Hernán Darío Herrera, minero que llevaba dos años en la empresa, renunció el viernes: “Me salió otro trabajo, acá me deben dos quincenas y yo tengo una deuda en un banco y no me puedo quedar quieto”, dice, con su carta de renuncia en la mano y, en su mente, la obligación de responder por su esposa y dos hijos. No tenía más remedio.

El alcalde de Amagá, Wilser Molina, preocupado por la si- tuación, hace gestiones para que esta empresa salga avante por el bien de su pueblo.

“El golpe lo siente todo el lugar, el comercio, los supermerca­dos, las cadenas de víveres, los negocios de bebidas, la economía está estancada”, expresa el mandatario, que si bien no puede aportar recursos de la Alcaldía para apoyar los mineros, pide a los gobiernos Nacional y Departamen­tal ayudas para esta población.

Tatiana Agudelo, empleada de una salsamenta­ria, ratifica los lamentos del alcalde: “Las ventas han bajado 80 %, es contadita la gente que vie-

ne a comprar”, advierte.

Carlos Acevedo, de Dhoma Bar, uno de los más concurrido­s, se ayuda organizand­o torneos de billar, con premios incluidos, para atraer clientela: “Este pueblo es minero y los mineros son amigos de venir a estos sitios con sus familias, el asunto es grave”, afirma.

El dueño de un restaurant­e dice que cuando la mina está produciend­o, salen entre 18 y 20 tractomula­s con carbón por día, “pero hoy si acaso sale una y llevando ripio”.

Hace ocho años (junio de 2010) esta mina sufrió otra tragedia que dejó 73 muertos y millonaria­s pérdidas económicas. La empresa, indica el gerente, apenas se estaba recuperand­o y se presenta esta otra contingenc­ia, “pero no vamos a salir corriendo, estamos haciendo todo por superar el problema, esperamos hacerlo en el menor tiempo posible”, asegura

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FOTOS RÓBINSON SÁENZ El humo sale del socavón de la mina, lo que imposibili­ta el ingreso de personas. Mientras tanto, los obreros no laboran y el pueblo siente el impacto negativo en su economía.
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JUNIO 16 DE 2010

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