LIDERAZGO POSITIVO Y PERSISTENTE
Es imperativo darles más valor al conocimiento, experiencias, aprendizajes y pensamiento transformador de líderes nacionales con visión de bienestar colectivo.
Cada vez que me envían un youtube de José Mujica, vuelve el sentido común, tan necesario en estos tiempos; no importa si ya lo vi. Don José: lleno de sabiduría, sin pedantería, ajeno a odios, compartiendo sus experiencias con optimismo, acercándonos como generoso padre a la vida con sentido. Esa imagen se me vino a la memoria con ocasión de la reedición del texto de Nicanor Restrepo Santamaría, Derecho a la esperanza,
acertadamente, por Comfama. Con un prólogo y una semblanza del autor, de reconocidos estudiosos de nuestro acontecer:
Jorge Giraldo y Alonso Salazar. Que aportan enormemente a entender la dimensión del liderazgo transformador del doctor Nicanor, como cariñosamente se le conocía y sus atributos “mujicanos”.
Los jóvenes irrumpen cada vez con más fuerza en los escenarios de las decisiones políti- cas. Con referentes ejemplarizantes en algunos casos como Don José, pero en no pocas ocasiones influenciados por líderes de la intolerancia y el de todo vale a favor o contra del llamado establecimiento. El caldo de cultivo de los populismos. Es imperativo en consecuencia, darles más valor al conocimiento, experiencias, aprendizajes y pensamiento transformador de líderes nacionales con visión de bienestar colectivo. Tenemos la oportunidad en un libro fácil de leer, ayudados de dos estudiosos de nuestras realidades políticas y sociales, de entender qué significa ello y la importancia de estos líderes para forjar con más claridad el talante político que el país requiere.
El doctor Nicanor fue persistente toda su vida en mantener abierta siempre la perspectiva de la paz concertada entre los colombianos, aún en los momentos más guerristas, como lo resalta Giraldo. Por ello, no faltaban quienes, insistentes en la confrontación sin fin, lo tildaban de comunista. Él, con esa chispa llena de inteligencia pero simple y por ello contundente, les respondía: ¡un comunista cuyo grupo económico que dirijo, aporta el 5 % de la producción económica del país! Es que se les olvidaba que su visión de la vida no era la de mantener privilegios, sino la de la inclusión económica y social.
Un aporte muy especial para la valoración de la vida con sentido del doctor Nicanor, lo hace Alonso Salazar en el libro, cuyo capítulo bajo el título de “El palabrero mayor”, hace la semblanza del mismo. Es un aporte muy especial porque no simplemente se refiere a sus profundos valores humanistas, sino que lo muestra actuando como un resistente bien firme frente al narcotráfico, promoviendo con fuerza el compromiso de los empresarios con la sociedad, la paz y la ética de los negocios, en sus periplos por el país defendiendo un acuerdo de paz con las Farc. En fin, resistiendo a las tentaciones del despilfarro y la ostentación, que tan mal habla de algunos autoproclamados líderes. Pero tan bien recalcando el talante para el relacionamiento amable y respetuoso con todos. Y un gran conversador, que creaba una confianza especial en todos quienes lo conocían. Pero sobre todo en los más humildes y en los creativos, que tanto amaba frecuentar.
Refrescante, en días aún tan confusos, releer al doctor Nicanor, para persistir en la idea de una Colombia en convivencia y en que todos quepamos, resolviendo nuestras diferencias en la sana conversación. Invitamos a su lectura, especialmente a los más jóvenes