INNOVACIÓN DIFERENCIADA
Es lógico y a partir de cierto momento natural que al interior de las organizaciones empresariales se debata sobre qué tipos de innovación desarrollar, cuándo prototi- par, cómo testear en el mercado sin perder reputación, o en qué momento escalar, etc., pero, sin lugar a dudas, una de las discusiones más importantes y complejas se da en torno a si se aborda la ruta de desarrollar un portafolio de innovaciones incrementales o radicales. La verdad, la mayoría de las empresas, por no decir el 100 % toma el camino de la innovación incremental que es más sencilla, el riesgo es menor, el time to
market está más cercano y, de manera general, las inversiones no son tan costosas, contrario a lo que ocurre con la innovación radical.
Hace algún tiempo la palabra disrupción ha cobrado popularidad. Es común escucharla en conferencias, en discusiones estratégicas de las empresas y, en términos generales, es un concepto bastante usado por consultores, y se asocia con las innovaciones radicales. Pero a decir verdad la disrupción en innovación la logran muy pocos productos y servicios de los cientos de miles que se pueden desarrollar anualmente en el mundo.
Veamos algunos casos. La disrupción, por regla, implica el cambio de un paradigma en nuestro comportamiento o en la vida cotidiana. En la radicalidad inventamos cosas que no existían, y que rompen con lo tradicional. Un ejemplo claro se presenta en la evolución de la industria musical. Hasta hace un poco más de un par de décadas todos aceptábamos como incuestionable el reinado, primero del disco en acetato y luego del formato en cd. Pero la llegada del ipod revolucionó no solo la industria, y generó una gran disrupción en la manera en que escuchábamos y, más importante, cómo comprábamos la música: ya no era necesario comprar el cd, sino que podíamos escuchar canciones por 1 dólar. Y cuando pensábamos que el ipod tendría larga vida, la irrupción de los celulares y de algunas aplicaciones como Spotify, cambiaron el paradigma y sacudieron de nuevo a la industria: podemos escuchar casi toda la música del planeta por una suscripción de 15 dólares al mes. La semana pasada Cris Beswic, en el marco de Innovation Land, acuñó un término intermedio que me llamó bastante la atención y que de manera sencilla nos saca de la polaridad entre incrementalidad y radicalidad: “innovación diferenciada”. Concepto que busca adaptar productos y servicios con la lógica de resolver pro- blemas concretos de los consumidores pero pensando que en la medida que se consolidan innovaciones de este tipo se llegue, en algún momento, a escenarios de disrupción. Incluso, si logramos “innovaciones diferenciadas” adaptaremos la cultura organizacional para madurar la forma como vemos y asumimos el riesgo al momento de innovar.
Quise traer a colación el término planteado por Beswic por considerar que Colombia es un país donde las empresas enfocan sus esfuerzos en incrementalidad pero con grandes capacidades de lograr “innovaciones diferenciadas” si nos arriesgamos un poco más. Si esto sucede en algún momento podremos avanzar para que en un futuro, ojalá no muy lejano, podamos empezar a hablar de empresas disruptivas en nuestro mercado que, a fin de cuentas, es lo que todos los innovadores soñamos con alcanzar algún día
La disrupción, por regla, implica el cambio de un paradigma en nuestro comportamiento o en la vida cotidiana.