“Los resultados recientes publicados por el DANE muestran que el desempeño de la economía, con crecimientos en los dos últimos trimestres de 2,8 y 2,7 % respectivamente, ha sido el mejor desde 2015”.
Los resultados recientes publicados por el DANE muestran que el desempeño de la economía, con crecimientos en los dos últimos trimestres de 2,8 y 2,7 % respectivamente, ha sido el mejor desde 2015.
Apoco más de un mes para que finalice 2018, es posible hacer el ejercicio de evaluar el comportamiento de las principales variables económicas al final de diciembre. Según los pronósticos del Banco de la República, en el año completo el PIB va a crecer 2,6 %. La inflación, por su parte, que ha estado en todo el año dentro del rango meta (24 %) de la política monetaria, continuaría en esa senda y estaría ligeramente por encima de 3 % al finalizar el año.
En relación con el PIB, los resultados recientes publicados por el DANE muestran que el desempeño de la economía, con crecimientos en los dos últimos trimestres de 2,8 y 2,7 % respectivamente, ha sido el mejor desde 2015. En el tercer trimestre se dio un crecimiento positivo, después de mucho tiempo, en dos sectores fundamentales como son la minería y la edificación. Con ese impulso y la recuperación en curso de la demanda interna, es muy factible obtener un crecimiento en el último trimestre que permita alcanzar el 2,6 % para 2018.
En inflación no se esperan sobresaltos en lo que resta del año. En casi todos los rubros que examina el Emisor la variación de los precios se encuentra en el rango meta o cerca de él. En efecto, la inflación anual total se encontraba en octubre en 3,33 %, un resultado positivo que debe mucho al comportamiento del precio de los alimentos, pues estos crecieron solo 2,25 %. También han ayudado los precios de los bienes transables (o suscepti- bles de ser comerciados internacionalmente), que variaron 1,42 %. Los precios de los regulados o administrados son el aspecto negativo de este panorama alentador en inflación, pues son precios que estaban creciendo a octubre a una tasa anual de 6,41 %, muy por encima de la meta.
Otra variable esencial para determinar la salud de una economía es la evolución de la tasa de cambio. No hay que olvidar que en Colombia la tasa de cambio es una variable endógena, que fluctúa de acuerdo con las leyes de la oferta y demanda, en este caso del mercado cambiario. En ese sentido, el país no ha sido ajeno al comportamiento mundial del fortalecimiento del dólar, propiciado por la política contraccionista de la FED y la desconfianza hacia los mercados emergentes. A pesar de esas condiciones el peso colombiano, si bien se ha devaluado sobre todo en esta última parte del año, lo ha hecho relativamente menos que otras monedas emergentes. Esto ha sido posible porque mejoraron nuestros ingresos externos por cuenta del aumento, precio en precio, del petróleo, que hace unos meses alcanzó a estar cerca a los 90 dólares por barril para la referencia Brent. Recientemente, las turbulencias en el mercado del petróleo redujeron el precio del crudo presionando de nuevo al alza el precio del dólar en relación con el peso e incrementando la sensación de incertidumbre. Con todo, es posible que al finalizar el año, y si nada extraordinario sucede, la tasa de cambio debería bordear los 3200 pesos por dólar.
En suma, una economía más fuerte en 2018 que en el pasado, con un crecimiento aceptable y una inflación controlada, al tiempo que la tasa de cambio cumple adecuadamente su papel de acomodar los vaivenes que afectan a nuestra economía