Rusia pierde puja por presidencia de Interpol.
El surcoreano Kim Jong-yang fue elegido como cabeza de la Policía internacional, derrotando al candidato ruso Alexander Prokopchuk.
La coyuntura de la presidencia de Interpol concluyó en favor de occidente. El surcoreano Kim Jong-yang fue elegido como cabeza de la mayor organización policial internacional del mundo. Reemplaza en el cargo a Meng Hongwei, de origen chino, capturado durante una visita a su país a finales de septiembre y quien ahora es procesado por corrupción.
El nombramiento de Jong- yang, respaldado por Estados Unidos y la Unión Europea, devuelve la dirigencia de Interpol a un país de confianza para las potencias de este hemisferio. Además, apacigua las sospechas de quienes criticaron la eventual elección del candidato ruso, Alexander Prokopchuk, antiguo viceministro ruso y señalado de ser una ficha del Kremlin con el fin de utilizar a Interpol como plataforma de persecución de opositores a nivel internacional.
Rusia bajo sospecha
El rechazo contra el aspirante ruso hizo coincidir, incluso, a demócratas y republicanos en Estados Unidos. En una carta publicada el pasado lunes señalaban que elegir a Prokopchuk como director de la Interpol sería “como poner un zorro a cargo del gallinero”.
Varios opositores al gobierno de Vladímir Putin se sumaron desde el exilio a los cuestionamientos al candidato. “Extenderá sus tentáculos criminales a cada rincón del planeta”, señaló en Twitter el financiero y disidente ruso Bill Browder, quien fue condenado en ausencia y tiene sobre sí varias solicitudes de extradición rechazadas por Estados Unidos y Europa, al considerarlas persecución política.
Precisamente el abuso de la figura de circular roja, mediante la cual un país puede acudir a Interpol para solicitar la captura de uno de sus condenados o procesados que se encuentre en el extranjero, era la preocupación de muchos de los críticos.
A la cabeza de Interpol, Rusia tendría a su disposición la inteligencia policial de todos los países miembros para buscar a sus opositores, sin embargo, para Ricardo Abello, ex-
perto en derecho internacional, “tampoco era claro si Prokopchuk habría tenido la posibilidad de manipular la organización internacional”.
Y es que la presidencia de Interpol es un cargo con un valor simbólico más que ejecutivo. Las decisiones como tal están en cabeza del secretario general y desde 2014 en este puesto está el alemán Jürgen Stock, quien recalcó que pese a los señalamientos de Rusia de injerencia extranjera en la elección (ver recuadro), esta habría sido legítima.
El misterio de Hongwei
Meng Hongwei, anterior presidente de esta institución, salió del cargo en una aparente trampa de su propio gobierno para capturarlo. En octubre, diez días después de no saber nada de él tras una visita a China, su esposa dio la alerta de su desaparición. A los pocos días, y sin dar más
detalles, el gobierno de Xi Jinping reveló que el funcionario había sido capturado por corrupción y presentó su carta de renuncia.
Para Lina Luna, coordinadora de estudios asiáticos de la Universidad Externado, debía haber mucho interés en la captura del funcionario para que China renunciara a presidir la Policía internacional.
El hecho fue presentado por el gobierno de ese país como un logro más en la cruzada del presidente Xi Jinping contra el robo de recursos públicos. No obstante, al igual que en el caso de Rusia, esta estrategia tiene un halo de sospecha al priorizar las detenciones contra opositores.
El gran interrogante es qué motivó a China a ponerse en contra de Hongwei, decisión que desencadenó la situación actual.
“No es claro si los cargos lo involucran solo a él o también a la Policía internacional”, señala Luna. Hasta no dilucidar esto, a su juicio, la credibilidad de la organización que en teoría ejerce como policía del mundo seguirá en entredicho