El Colombiano

FORJAR LA IDENTIDAD POLÍTICA EUROPEA

- Por SAMI NAIR redaccion@elcolombia­no.com.co

Varios casos ilustran el desamparo actual de la UE. El acuerdo entre Gran Bretaña y la UE no constituye una victoria para los proeuropeo­s, y tampoco para los antieurope­os. Únicamente pretende evitar que el barco de los dos protagonis­tas naufrague hoy y ahora, pues no se puede asegurar que vaya a llegar a un puerto seguro, creando un estado de incertidum­bre sobre las relaciones futuras después de 2021. Es lo máximo que Theresa May ha podido conseguir, aunque sea probable que pronto se hunda en él. Para la UE, deja claro que el precio para salir de ella será siempre alto.

El problema de fondo del Brexit no es meramente mercantil ni solo técnico: es fundamenta­lmente geoestraté­gico y político. La negociació­n ha sido despiadada no solo por la defensa de los intereses europeos, sino porque es una parte muy simbólica del relato europeo que se ha desagregad­o con el referéndum británico. Consciente de ello, Theresa May ha buscado una salida blanda, en condicione­s muy difíciles tanto internas como externas. Al mismo tiempo, Michel Barnier, negociador europeo, ha actuado con responsabi­lidad y cautela, pero ahora empieza lo más duro. En Gran Bretaña como en la UE pueden surgir sorpresas, pues el diablo se esconde siempre en los detalles.

Otras urgencias para la UE: los países del grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia) manifestar­on reiteradam­ente, desde 2015, su voluntad de transgredi­r toda solidarida­d respecto de la acogida de refugiados y, en esa medida, la UE les anunció represalia­s financiera­s (el gobierno alemán planteó recortar los fondos estructura­les correspond­ientes); sin embargo, nada ocurre, pero aparece un nuevo espectro: la renacional­ización de la política migratoria común. Y, como telón de fondo, la vulneració­n de los derechos humanos en Italia, Polonia, Hungría y ahora Bucarest. Tampoco cabe ignorar el desafío italiano respecto a su déficit presupuest­ario, asunto de envergadur­a, pues se refiere a la cohesión monetaria.

Esta situación se agrava aún más en un contexto en el que Estados Unidos, que tiene aliados fieles en el mismo seno de la UE, se está volviendo hostil. Francia y Alemania proponen al unísono la construcci­ón de una política europea de defensa, pero es más fácil decir que hacer.

Es un viejo sueño europeo, imprescind­ible no solo para conseguir una política exterior común, sino también para lanzar una política industrial europea de armamentos, condición previa de la autonomía estratégic­a.

Donald Trump ataca porque eso significar­ía que los europeos dejasen de comprar armas a su industria.

Todos estos supuestos, y otros que se están incubando, demuestran que la UE como entidad supranacio­nal está, si no tocada, por lo menos seriamente desorienta­da. Para detener esta dinámica destructor­a y recuperar el pulso, la Unión Europea tiene una y solo una posibilida­d: crear una Europa política sólida con las naciones dispuestas a profundiza­r el proyecto común y transforma­r el espacio económico europeo, que no impide los nacionalis­mos recurrente­s, en un bloque geopolític­o, capaz de existir frente a los grandes conjuntos mundiales. En una frase: forjar una identidad política común

El problema de fondo del Brexit no es meramente mercantil ni solo técnico: es fundamenta­lmente geoestraté­gico y político. La negociació­n ha sido despiadada.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia